Rafael Torres

FIRMA SINDICADA

Rafael Torres

Periodista y escritor


La piel del oso

01/06/2023

Diríase, a tenor de lo que se escucha desde que el presidente del Gobierno anunció la fecha de las generales, que importa mucho más el trastorno que a algunos puede causar la cita con las urnas en un día de verano, el descuadre de las vacaciones, que la indudable transcendencia de los resultados de esa cita. O dicho de otro modo: que la desafección a la política (ni la bronca ni el cuñadismo son política), o el egoísmo puro y duro, se sobreponen a la responsabilidad cívica de contribuir, siquiera mediante el levísimo esfuerzo de acercarse al colegio electoral, a la preservación de la democracia, que no es solo votar, pero que lo es bastante.

La contrariedad por la fecha se dispara, infundiendo pavor por lo que se ve, ante la posibilidad, bien que remota, de que le toque a uno contribuir a lo antedicho un poco más, siendo designado para pasarse el día recibiendo los votos de sus semejantes en una mesa electoral, de modo que para serenar los ánimos abundan en los medios y en las redes los ardides para el escaqueo. De otra parte, el voto por correo, que hace perfectamente compatible votar con andar de bureo por ahí, ora en una playa atestada, ora por algún país cada vez más parecido a cualquier otro, debe parecer a esos algunos un trabajo engorroso y agotador.

Pero quien seguro que el 23 de julio estará más pendiente de los comicios que de otra cosa es Alberto Núñez Feijóo, más que nada para, no bien culmine el recuento de los votos, subirse al estrado ese que ponen en Génova y saborear desde él, entre los vítores de la masa congregada al pie, las primeras mieles del triunfo. Y es que el hombre, según se desprende de sus declaraciones y discursos tras las municipales y autonómicas, parece estar absolutamente convencido de su victoria y va enseñando por ahí la foto de la piel de ese oso.

Va enseñando Feijóo la foto para vender la piel del oso que no ha cazado, y que, pese al abrumador sonsonete del cambio de ciclo, puede que no cace. En el fondo, debe saberlo, o temerlo, que por eso ya ha dado a los suyos la consigna de que no pacten con Vox hasta el 24 de julio, suponiendo que con esa dilación le birla a la izquierda uno de los argumentos, y no el menos importante por cierto, que esgrimirá en sus campañas. La piel del oso, de momento, la sigue llevando puesta el oso.