Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


Juan

07/11/2023

Hace más de cuatro décadas que nos conocemos, Juan. En este corto espacio de tiempo nos unen muchas cosas que no voy a delatar en esta columna, que te dedico por la honestidad del reconocimiento. Por encima de todas ellas,  nuestro pegamento vital ha sido la vocación y la pasión por lo que antaño se llamaba periodismo. Algunas nos separan, como ocurre con los buenos amigos que se conocen y respetan. La vida pone trincheras que hay que saltar y obviar. Sobre esas cosejas en las que no estamos de acuerdo, siempre hemos debatido y discrepado. Charlas eternas que siempre finalizaban con chupitos repletos de fino sentido del humor, para apuntalar más la amistad.
Tuve la suerte de comenzar en esto del periodismo a tu lado. Disfruté de aquellas primeros pasos profesionales bajo tu tutela, y siempre me he sentido orgulloso de aquel aprendizaje. Compartimos destino en aquel inolvidable Canfali de Alcázar de San Juan, ciudad viva y palpitante como pocas en La Mancha. Cierro los ojos y te veo con tu melena rubia, machacando el teclado de aquella vieja Lexicon ochenta, y el cigarro perpetuo en la comisura de los labios.
Años de juventud, de horarios anárquicos, y de carreras por la vieja estación para que la edición semanal se montara a tiempo en el expreso de Alicante y regresara puntual a los sitios de venta de la comarca. Te recuerdo conduciendo -y un servidor de copiloto- aquella Seat Trans para hacer el reparto del Canfali por los pueblos vecinos. Periodismo artesanal del que ya no se ve ni se recuerda. Periodismo de principio a fin. La mejor escuela en este oficio.
Me dicen que has sacado la hoja roja de tu librillo de papel de fumar. Para fastidiarte, te diré que no me das tristeza ni melancolía (entre otros motivos, porque no lo iba a conseguir). Se perfectamente que tienes fuerza y ganas suficientes para seguir agarrando la cámara, sujetar el micro y llevar el trípode donde sea menester. Para planificar campañas, cubrir actos y organizar una redacción. Ánimo y espíritu para que el universo alcazareño palpite informativamente con más intensidad que nunca.
Tú has sido, eres y serás, el arquitecto de la información de Alcázar. Y también, uno de los pioneros en tal materia de la región. Quizá alguien discrepe, y estará en su derecho de hacerlo. Yo no tengo dudas sobre lo que has significado para el periodismo en Alcázar. La ciudad que sientes como propia y de la que no quisiste salir para seguir ejerciendo el periodismo local. Todos los que te conocemos sin filtros, y gozamos de tu amistad -que me consta son muchos-, lo sabemos.
Juan Carlos Romero es el primer gran periodista que conocí, y mi amigo. Hace ya cuarenta años. Nos quedan otros tantos para seguir hablando de Borges, de Tolkien o de la Simón. Para ver lo último de Scorsese, de Ridley Scott, o para continuar fabulando con las leyendas de Barrulandia.
Y para seguir escuchando, juntos, a Jethro Tull.