El antecedente del Calendario Zaragozano

Carmen Toribio*
-

La Biblioteca de Castilla-La Mancha cuenta con una colección de 56 ejemplares del Almanaque Real con fechas desde 1738 a 1785. Están impresos por la viuda d'Houry y por Le Breton

Los volúmenes de esta colección cuentan con una rica encuadernación. - Foto: David Pérez

Corría el mes de febrero de 1716 cuando el librero e impresor Laurent d'Houry era conducido a la prisión estatal francesa, más conocida como La Bastilla, para ser encarcelado. Se le acusaba de haber omitido en una de sus publicaciones al rey Jorge I como rey de Gran Bretaña y de haber mencionado como rey al hijo de Jacobo II Estuardo, exiliado en Saint-Germain, lo que a juicio de John Dalrymple, segundo conde de Stair y embajador de Gran Bretaña en la Corte de Francia, suponía una grave falta de respeto hacia la Corona británica. Este desaire finalmente pudo subsanarse con la corrección posterior, pero había puesto seriamente en riesgo de desaparición una de las publicaciones de mayor éxito de la época: el Almanaque Real.

Laurent d'Houry, nacido a mediados del siglo XVII, había aprendido el oficio gracias a su padre Jean d'Houry, que se había establecido en París como impresor, procedente del norte de Francia. Se tienen noticias de que un joven Laurent ya trabajaba en el negocio familiar en 1665 y de que en 1678 fue reconocido como maestro librero, pero no será hasta 1683 cuando abandone el taller de su padre para trabajar en solitario, dejando a su madre continuar con los trabajos de Jean.

  Ese mismo año, Laurent concibió una publicación en forma de almanaque o calendario que contenía algunas predicciones para el año que comenzaba. Lo que en sus inicios era un modesto folleto de unas pocas páginas acabó convirtiéndose en un ejemplar que podía llegar fácilmente a las quinientas, y que incluía las fases de la luna, el inicio y fin de las estaciones, la hora exacta de la salida y puesta de sol, el santoral, los eclipses, la lista de los reyes y reinas de Francia y de Europa, los grandes oficiales de la Corona francesa, el alto clero, los embajadores y cónsules de Francia e, incluso, los horarios de salida del correo hacia las diferentes ciudades francesas y europeas, por exponer solo algunas materias.

   En 1699 quiso Luis XIV, el Rey Sol, que le fuera presentada esta obra y quedó tan gratamente sorprendido por el contenido de la misma que a partir del año siguiente pasó a titularse Almanaque Real.

   Tras la muerte de d'Houry en 1725, su viuda Élisabeth Dubois y, posteriormente, su nieto André-François Breton, se hicieron cargo del negocio. De hecho, la impresión del Almanaque estuvo en manos de la familia d'Houry hasta 1814. La publicación acabó desapareciendo en 1919, tras la finalización de la Gran Guerra, sin que sepamos a ciencia cierta el motivo, aunque muy probablemente tuviera que ver con la complejidad que había adquirido el Estado francés tras el conflicto y la extensión en papel que ello requería.

   Este tipo de obra no fue exclusiva de Francia, ya que en los siglos XVIII y XIX se difundieron por toda Europa almanaques de los más variados temas. También llegó la moda a España y, a partir de 1840 El Calendario Zaragozano se edita anualmente para informarnos de las predicciones meteorológicas y astronómicas, el santoral y ferias y mercados que van a tener lugar en el país durante un año.

   La Biblioteca de Castilla-La Mancha tiene una amplia colección de fondo antiguo cuyo origen se remonta al siglo XVIII. No es de extrañar que encontremos un buen número de ejemplares del Almanaque entre sus fondos. La colección asciende a un total de 56 ejemplares del Almanaque Real con fechas desde 1738 a 1785. Están impresos por la viuda d'Houry y por Le Breton. Desde 1780 figura el nombre de Laurent-Charles d'Houry, nieto también de Laurent, que se encargaría de su impresión tan solo hasta 1786. En la colección no están presentes todos los años, pero de algunos de ellos hay hasta dos ejemplares. La Biblioteca aún conserva tres ejemplares más del Almanaque Imperial impresos por Laurent-Estienne Testu, esposo de Anne Charlotte d'Houry, hija de Laurent-Charles. Como se puede apreciar, una saga familiar dedicada a la edición del Almanaque.

   Mención aparte merecen las ricas encuadernaciones que protegen los volúmenes de esta colección, caracterizadas por la influencia rococó, a base de numerosos hierros dorados que semejan encajes, y por el uso del mosaico con incrustación de pieles y talcos de diversos colores y esmaltes. Los motivos empleados van desde el mundo vegetal y animal (florones y flores de lis, leones rampantes, aves…) hasta imponentes escudos reales o arzobispales. Las hojas de guarda van forradas con sedas de distintos colores y los cortes están decorados en oro.

   La colección de Almanaques reales de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, una de las más extensas de España con este título, perteneció casi con toda seguridad al infante don Luis Antonio de Borbón y Farnesio, y forma parte del Patrimonio Bibliográfico Español.

(*) Carmen Toribio es técnica de Bibliotecas de la Sala Juan Sánchez de la Biblioteca de Castilla-La Mancha