La tragedia de los Andes «es la historia de la vida»

O. Furones
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Roberto Canessa es uno de los supervivientes del accidente aéreo en la cordillera. «Yo podía salvarlos y recorrí 70 kilómetros. No pienses en el fracaso y empieza a dar los pasos»

El correo de contacto para las charlas de Roberto Canessa es infoguiad@worldmusicba.com. - Foto: David Pérez

El reloj marca las 14:18 horas local. Con total normalidad, el avión despega desde el aeropuerto de la ciudad argentina de Mendoza, rumbo, Santiago de Chile. El problema, las  condiciones meteorológicas que hicieron retrasar un día el despegue. La ruta de vuelo estaba decidida. Atravesarían los Andes a través del paso Planchón. Es viernes 13 de octubre de 1972, y los  miembros del equipo de Rugby Old Christians, estaban a punto de descubrir el mayor suceso que cambiaría sus vidas, los que tuvieran más suerte. Otros, desaparecieron en la gélida montaña.   

Es la historia de Roberto Canessa, miembro del equipo de rugby que logró sobrevivir a la tragedia de los Andes. Por aquel entonces, era un joven de 19 años, estudiante de medicina. Ahora, con más de 70, relata a La Tribuna un episodio que le cambió la vida. Lo hizo antes de la ponencia que Canessa ofreció en 'Puy du Fou' en el marco del evento anual de 'Compass Group'.

Pelo canoso, vitalidad infinita, pasan los años, pero sigue intacta esa sonrisa que le caracteriza desde el primer momento que nos ve. Quizás de aquel que vio morir a sus compañeros, amigos,  luchó contra temperaturas mínimas, y sobrevivió más de 70 días en una gélida montaña... sonrisa que sirve de cura a una fatalidad hace más de 50 años en los Andes.

Entrevista en 'Puy du Fou' a Roberto Canessa, superviviente del accidente aéreo en Los Andes en octubre de 1972.Entrevista en 'Puy du Fou' a Roberto Canessa, superviviente del accidente aéreo en Los Andes en octubre de 1972. - Foto: David PérezToledo ha sido el sitio elegido por Canessa para narrar en España, su milagro.  Este médico cardiólogo infantil y orador motivacional, ante miles de personas, en las gradas de uno de los teatros de Puy du Fou, estremece el corazón de los presentes.

Previamente, nos regala un par de minutos a solas, para desgranar ese «espíritu de la montaña, de la unión entre la gente, de como trabajar en equipo, el respeto de los unos a los otros...». Vivencias que marcan una vida, «lecciones de la montaña, utilizadas en el día a día, por ejemplo, con los niños con cardiopatías».

Muchos de sus compañeros, amigos, se quedaron en la montaña. Solo 16 supervivientes. La ruta dirección norte, hacia Santiago de Chile, estaba mal calculada. El avión aún no había atravesado los Andes, como pensaban los pilotos, sino que estaba todavía en la cordillera. A un lado, la montaña, al otro, más picos nevados. Primero es el ala derecha, posteriormente,  la izquierda, la que choca contra la montaña. Y a partir de ahí, el impacto final.

Un suceso, una crónica, que moldea una personalidad, «y con los años aprendes que es la historia de la vida. Vas agarrando la mano de tus padres, que ya no están, de tus abuelos... del legado que tienes que dejar a los que vengan, de tratar de dejar un mundo mejor», destaca Roberto Canessa.

«De ahora en adelante mi vida va a ser diferente. Me he dado cuenta de qué es lo importante y qué es lo accesorio. Es un deber mío con la sociedad contarle como trepar la cordillera que uno tiene, de la que nadie se escapa», una definición de vida, de este uruguayo, apodado 'Músculo', gracias a sus compañeros de equipo.

En una de las salas colindantes al gran teatro de Puy du Fou, nos sigue relatando el  accidente. Asumiendo el rol de médico y prestando cuidados, ayudaba a los pasajeros. Nace ahí, el héroe. «Cuando hay un amigo muerto, o con las piernas rotas, y te dice 'que bien te debes sentir tú que puedes ayudar a los demás. Yo soy un parásito y dependo de tipos como tú que tengan el coraje de salir caminando'. Ahí pasé de víctima, a héroe. Yo podía salvar a todos. Me dicen que al oeste está Chile, son 70 kilómetros, y que si puedo caminar los 70 kilómetros, vamos a estar todos salvados. 70 kilómetros son 100.000 pasos. Y de ahí aprendí, eso es la vida. Si vos tienes que ir para allá no pienses en el fracaso. Empieza a dar los pasos. Y después si no llegas, será culpa de Dios. Pero aprende a caminar en la dirección correcta».

Una lección, una lucha contra la montaña para salvar a sus compañeros. «Yo luché para salir de la cordillera, para volver a mi vida. ¿Por que piensas que luché tanto?. Para volver de nuevo a donde estaba. Para poder honrar la memoria de todos los que no estaban y que el equipo volviera a salir campeón». Canessa siguió disfrutando de su amado deporte, y llegó a jugar en la Selección Nacional de Rugby.

La conocida  Tragedia de los Andes siempre se ha caracterizado por la dureza de la supervivencia. Circunstancia que los llevó al canibalismo. Pero más de 50 años después, como cada 23 de diciembre, en la fiesta de los supervivientes, se reúnen para honrar la memoria de los compañeros que quedaron en la gélida montaña. «En la primera cita éramos 30, con las novias. Ahora, somos más de 300, porque van nuestros nietos, y las familias de los que no volvieron, que es lo más lindo para nosotros. Esas familias que tanto nos apoyaron han tenido una vida dolorosa, pero feliz. Por eso yo digo que esta es una gran historia de amor y felicidad, y de rugby, como debe ser (entre risas)».

«Volví con mis hijos a la montaña. Y mi hija me dijo, 'papá, este lugar no me gusta', porque es muy triste, pero tiene tanta fuerza. Y yo, veía que mis amigos me hablaban y me decían: 'Roberto no tienes vergüenza, mira la panza que tienes'. Yo les decía que volvía para saludarles. Como que sentía que estábamos en una fiesta con todos los que ya no estaban», subraya Canessa.

Sin tiempo para poder disfrutar más de su testimonio, Roberto antes de despedirnos nos pregunta: «¿Sabes quién es rico y quién es pobre en la vida? Rico es el que puede ayudar a otros, y pobre el que necesita ayuda. Así que si quieres ser rico ve ayudar a otro que está peor que tú. Ve a ayudar, olvídate de todas las vanidades, de todas las cosas... tenemos que ser mucho más generosos. Hay que ayudar y sentirse bien con uno mismo». Un mensaje en clave, encriptado, pero directo. Como Roberto Canessa, en aquella helada montaña, no dudó en ayudar a los demás. En empezar un camino, 70 kilómetros, que lo iban a convertir en un héroe. «La vida se basa en ayudarnos unos a los otros, ¡no lo olvidés!».