Un viaje a la vanguardias a través de 'Libros con Arte'

Redacción
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CORPO inaugura mañana una exposición con la Colección de Alicia García Medina, donada a la Junta. El recorrido reúne a 137 ilustradores que, con sus diseños de cubiertas, contribuyeron a renovar el panorama de la cultura española.

La coleccionista Alicia García Medina durante el montaje de la exposición. - Foto: CORPO

La Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha presenta la exposición Libros con Arte. Las vanguardias artísticas en las cubiertas españolas 1910-1938, un recorrido que muestra la magnífica colección que la bibliotecaria Alicia García Medina ha donado generosamente a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y que ha sido depositada en el centro de arte para ser custodiada, conservada y difundida. En la sala 12 de la sede de Toledo de CORPO, dedicada a los 'Retratos imaginarios' del artista franco-belga Pierre-Louis Flouquet, se despliegan, en el comienzo de esta aventura, seis vitrinas que permiten contemplar las llamativas cubiertas de 126 libros de un total de 543.

El jueves 19 de octubre, a las 19 h, se inaugura el primer trecho de una muestra cuyo objetivo es dar a conocer una colección que reúne a 137 ilustradores y que se irá renovando a lo largo de los meses, ya que unos ejemplares serán sustituidos por otros con el fin de acabar exhibiendo al completo un conjunto que demuestra que, en el terreno de la edición, España no estuvo al margen de los movimientos internacionales de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX; que artistas y editores se confabularon en la búsqueda de bellos, originales y rompedores diseños para incitar a la lectura.

Diálogo, complicidad, afinidad, son palabras que definen muy bien el sentido de esta exposición, la primera coral que se organiza en un museo donde los movimientos de vanguardia son los grandes protagonistas y que dedica atención, no sólo a la pintura y la fotografía, sino también al diseño y las artes aplicadas. El tiempo histórico, con sus aires de transformación y ruptura con lo anterior, une a muchos de los artistas presentes en CORPO con los creadores de las cubiertas de la Colección García Medina. Sin ir más lejos, los originales y alucinados rostros de Flouquet fueron realizados en las mismas fechas en las que se publicaron los libros que ahora se exhiben.

Cubierta de Francisco Rivero Gil para La ciudad automática de Julio Camba.Cubierta de Francisco Rivero Gil para La ciudad automática de Julio Camba.El presidente de la Junta, Emiliano García-Page, se refiere, en su texto para el catálogo que acompaña a la exposición, a los «esforzados editores de aquel tiempo de transición a la modernidad y, en paralelo, de tantos artistas, muchos por desgracia olvidados, que contribuyeron a que el libro, la cultura y el pensamiento crítico estuvieran al alcance de más personas».

Josep Renau, Ramón Puyol, Francisco Bores, Manuel Benet, Rafael de Penagos, Santiago Pelegrín, Luis Bagaría, Salvador Bartolozzi, Francisco Rivero Gil, Alfonso Ponce de León, Francisco Mateos y Carlos Maside, entre muchos otros, conforman el plantel de diseñadores españoles de la colección, sin olvidar al escultor toledano Alberto Sánchez, del que se muestran dos significativas cubiertas para obras de Alicio Garcitoral en su espacio propio en la que fuera la sacristía de la antigua iglesia del Convento de Santa Fe. Junto a ellos, destacados diseñadores de otras nacionalidades como John Heartfield, Mauricio Amster, Mariano Rawicz y László Moholy-Nagy, este último presente en el elenco de artistas de CORPO.

Hay cubiertas de autoría desconocida; un detalle a tener en cuenta, y no puede dejar de mencionarse la escasa presencia de las mujeres dentro de una colección tan variada. Son pocas, apenas cuatro: Manuela Ballester, María Gallastegui, Ángeles Torner Cervera y Maggy Monier, cuatro nombres que han dejado su huella en el panorama español de la ilustración de cubiertas. La primera de ellas, pareja de Josep Renau, firmaba como Manolita y ganó un concurso, convocado en 1930 por la editorial Cenit, para ilustrar la cubierta de Babbit, obra del escritor nortemericano Harry Sinclair Lewis, Premio Nobel de Literatura en 1930. La segunda (utilizó el nombre de María hasta después de la Guerra Civil y posteriormente se decantó por Pilar o María Pilar), provenía de una familia de grabadores cuya tradición continuó. Ángeles Torner Cervera destacó principalmente como ilustradora de revistas femeninas y Maggy Monier, pintora e ilustradora francesa, realizó obras de estilo Art Decó y expuso en el Salón de los Independientes en 1927.

Cubierta de Manolita (Manuela Ballester) para Babbitt de Sinclair Lewis.Cubierta de Manolita (Manuela Ballester) para Babbitt de Sinclair Lewis.

El ORIGEN FAMILIAR DE LA COLECCIÓN GARCÍA MEDINA. Son muchas las historias contenidas en esta aventura que es Libros con Arte, empezando por la propia génesis de la colección. Cuenta Alicia García Medina que fue su madre la que le contagió el amor por los libros, un amor que, a su vez, arrancaba de la dedicación con la que el padre de esta, su abuelo, conformó una nutrida e interesante biblioteca que, aunque, tras el estallido de la Guerra Civil, trasladó de Madrid a la residencia de unos familiares en Cuenca para protegerla, desapareció sin que nunca se hayan conocido los pormenores.

«Mi madre mantenía viva la memoria de esa biblioteca y hablaba con nostalgia de ella. Recordaba muchas de las obras que la componían y mantenía una huella, especialmente imborrable, de los libros de Vicente Blasco Ibáñez de la editorial Prometeo, creada por el propio autor», relata esta mujer que ha convertido la colección en una fuente de inspiración permanente, en un sentido de vida. Licenciada en Psicología, doctora en Arte Contemporáneo y jefa del Servicio de Audiovisuales de la Biblioteca Nacional de España entre 2007 y abril de 2023, García Medina se propuso reconstruir la biblioteca familiar, recuperando los preciados libros perdidos y añadiendo nuevos ejemplares.

Cubierta de Alberto Sánchez para La revolución capicúa de Alicio Garcitoral. Cubierta de Alberto Sánchez para La revolución capicúa de Alicio Garcitoral. Las primeras piezas con las que se hizo fueron las tan apreciadas novelas de Blasco Ibáñez de la editorial Prometeo, de las que le sorprendieron los «fuertes contrastes de color, evocadores de la luminosidad de las tierras mediterráneas», del artista Povo. Con el tiempo el conjunto se fue enriqueciendo con adquisiciones que resaltan «la apuesta arriesgada, casi titánica» de unos editores que, en el primer tercio del siglo XX, se pusieron a la altura de la cultura de otros países europeos, partiendo de «una España con unas estructuras anquilosadas, con una fuerte resistencia al cambio y un analfabetismo endémico».

Todo ello lo explica García Medina en su escrito para el catálogo ya citado, con diseño de Rodrigo Sánchez. Un bello objeto de deseo que puede considerarse una especie de exposición portátil, pues dentro de una colorista caja se incluyen, además del volumen con los textos, reproducciones de todas las portadas realizadas en su día para editoriales como Zeus, Ulises, Prometeo, Jasón, Dédalo, Fénix, Renacimiento, Mundo Latino, Estrella, Hoy, España, Historia Nueva...

Mantener vivo el legado de todos estos sellos y recuperar la obra de tantos artistas que contribuyeron a renovar el panorama de la cultura española, se convirtió en un poderoso estímulo para ir fortaleciendo una colección que, en palabras de Rafael Sierra, director artístico de la Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha, «conforma un corpus único y es un material muy valioso que pocos museos poseen», ya que reúne a un gran número de artistas e ilustradores gracias a los cuales se puede ahondar en «la conexión de España con las vanguardias del resto de Europa, conexión a veces olvidada por el peso de las circunstancias de las décadas de dictadura».

 

UNA HISTORIA CON SEIS CAPÍTULOS. Cada una de las seis vitrinas, de los bloques temáticos en los que se divide el trayecto expositivo, cuenta un relato diferente. A través de los libros expuestos, de las imágenes elegidas para sus cubiertas, el espectador ve desfilar ante sus ojos acontecimientos históricos, avances sociales, cambios de costumbres, tendencias, innovaciones en el campo de la ciencia, de la cultura, de la tecnología.

El primero de los apartados tiene que ver con el 'Cambio de siglo y el cambio de valores', con los vientos de transformación que afectan a asuntos tan importantes como los derechos de las mujeres. Los pasos hacia un tiempo nuevo se ponen de manifiesto también en el terreno artístico, que se transforma con la irrupción de nuevas técnicas, circunstancia que se destaca, libro a libro, en el trecho expositivo: 'La realidad en un clic: fotografía y fotomontaje'.

'Revolución y revoluciones' es el título de otro de los capítulos de la gran historia que es Libros con arte. Aquí las obras seleccionadas reflejan, desde un simple vistazo a sus cubiertas, la lucha de clases, la I Guerra Mundial, la Revolución de Octubre, el surgimiento del fascismo y del nazismo. Los libros expuestos son ventanas abiertas al devenir de Alemania, de Italia, de la España del advenimiento de la II República...

El camino que propone la muestra conduce a territorios como el de la arquitectura, que, a principios del siglo XX avanzó a pasos de gigante, impulsada por las vanguardias, por los hallazgos de escuelas como La Bauhaus. En el apartado 'La arquitectura mira al cielo' se ve reflejado el nuevo lenguaje racionalista; se visualiza la manera en que las ciudades se transformaron ganando espacio hacia lo alto. Las líneas verticales, los rascacielos, inundan atractivas portadas de corte vanguardista.

En las mismas destacan, asimismo, los cambios experimentados en la 'Tipografía y Composición gráfica', toda una revolución en el campo del diseño en su momento, otro capítulo muy significativo de un recorrido que también se detiene ante la evolución de 'Las formas de lo humano', ante la distinta manera en que los artistas empezaron a interpretar, de manera original, rupturista, con lenguajes vanguardistas, el cuerpo y el rostro. En este último aspecto el diálogo entre los libros de la colección García Medina y las obras de CORPO se intensifica, mucho más ante la proximidad de los retratos imaginarios, de las caras distorsionadas, de Pierre-Louis Flouquet en la sala donde ahora se despliega el paseo entre libros.

Los distintos tramos de la exposición siguen el orden temático fijado por Alicia García Medina. Un orden ya desarrollado en su tesis doctoral, Las cubiertas de los libros de las editoriales españolas 1923-1936. Modelo de renovación del lenguaje plástico, y que estructuró una exposición sobre cubiertas de vanguardia que, bajo el título La seducción del libro, comisarió para la Biblioteca Nacional en 2019. 'La aventura del paisaje y la naturaleza' y 'La exaltación de la velocidad', tan propia de comienzos del siglo XX y tan representada en el arte, son otros de los apartados en los que se divide la colección, como se refleja en el catálogo de 'Libros con Arte, en el que también colaboran Juan Miguel Sánchez Vigil y Juan Manuel Bonet.

El primero, catedrático de Ciencias de la Documentación de la Universidad Complutense, resalta la singularidad del conjunto de libros que ahora empieza a exhibirse en CORPO. Un conjunto que, siguiendo sus palabras, «seduce por la pluralidad de detalles: geometrías, arquitecturas, cenefas, líneas rectas, curvas o quebradas, tipografías, abstracciones, retratos, cuerpos, paisajes, etc., con alusiones políticas, sociales y culturales».

El segundo, que a lo largo del tiempo ha estado al frente de instituciones como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Instituto Valenciano de Arte Moderno y el Instituto Cervantes, traza un exhaustivo mapa de la colección donada a la Junta de Castilla-La Mancha, un mapa lleno de senderos, de peripecias biográficas en las que se detiene el crítico, comisario y autor de obras como Diccionario de las Vanguardias en España.

Bonet destaca el eclecticismo de ilustradores como Manuel Benet; la relación de Salvador Bartolozzi con la obra de Ramón Gómez de la Serna; el «estilo lineal, sintético, y mordaz, de transición entre el simbolismo y la vanguardia» de Luis Bagaría; las cubiertas «auténticamente prodigiosas» del polaco Mauricio Amster para colecciones populares como 'Vida nueva' de la editorial Fénix, así como los geniales trabajos de fotomontaje de su compatriota Mariano Rawicz.

Entre los más populares ilustradores de la época que abarca la colección García Medina, se encuentra Rafael de Penagos, conocido por sus características mujeres (el crítico hace referencia a sus cubiertas para obras de Julio Camba, entre ellas Londres, Alemania y La rana viajera). Entre los más conocidos, el grafista valenciano Josep Renau, quien como director general de Bellas Artes fue el responsable en 1937 del pabellón de la II República en la Exposición Internacional de París, donde se expuso el Guernica y la escultura de Alberto Sánchez, El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella, entre otras significativas obras.

alberto sánchez. Alberto es, sin duda, otro de los grandes protagonistas de la colección, con sus dos «sensacionales cubiertas para Alicio Garcitoral», en las que Juan Manuel Bonet destaca el «acento social y épico» y el acercamiento al futurismo y al constructivismo. Y no pueden faltar en su estudio amplias alusiones a Santiago Pelegrín, «que se movió entre el cubismo y el realismo mágico»; a Ramón Puyol, «uno de los grafistas más renovadores y personales», y, por supuesto, a Povo, con el que empezó toda la historia de la colección, del que se destaca su icónica cubierta para La barraca de Blasco Ibáñez.

Cada artista, cada ilustrador, cuenta una historia que a su vez conduce a otras. La ruta coral que ofrece Libros con arte está llena de hallazgos, de sorpresas. En conjunto, la exposición es un viaje apasionante a las primeras y transformadoras décadas del siglo XX, y una demostración del papel que tuvieron los libros en la difusión de los movimientos de vanguardia, así como de la altura alcanzada por los ilustradores y editores españoles de la época. Como indica Alicia García Medina, las cubiertas que ha ido atesorando a lo largo del tiempo son «de tal calidad que pueden ser consideradas auténticas obras de arte».