Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


La estatua del rey

18/10/2023

Uno de los problemas más graves que tenemos en el campo de la educación en España es la terrible ignorancia de nuestra Historia. Lo percibo cada día impartiendo clase en la Universidad, y me reafirmo, con gran tristeza, a través de pequeñas anécdotas que, en sí mismas, no tendrían mayor importancia, pero que sumadas nos hablan de un panorama desolador.
Me encontraba yo hace unos días en Madrid, en la Puerta del Sol, aguardando a un amigo. Como siempre es bueno tener un punto de referencia, habíamos quedado junto a la estatua ecuestre de Carlos III. Mientras esperaba, se acercó junto a mí un grupo de chavales, de unos 17-18 años, y que por lo que entendí, debían hacer un trabajo de clase sobre estatuas de la capital, indicando a quién pertenecían. Al llegar, vieron, como resumen de la larga inscripción que explicaba quién había sido Carlos III, un breve texto: 'Madrid al rey ilustrado'; este fue el nombre que asignaron a la escultura. Tras hablar de otras cosas, y antes de marcharse, uno de ellos preguntó que quién era ese rey ilustrado. Entre los chicos hubo silencio hasta que alguien respondió: «No sé, un tal Alfonso, ¿No?». Aunque estoy acostumbrado a escuchar de todo en el aula, la anécdota me dejó pensativo y preocupado.
En varias ocasiones he denunciado en esta columna los bajos niveles con que accede a la Universidad un alumnado que, supuestamente, ha pasado una prueba exigente y que trae una larga experiencia de estudio y aprendizaje. La dolorosa verdad es que el sistema educativo español está haciendo agua. El cambio continuo de leyes, la implementación de unas pedagogías que, demostrando muchas veces su fracaso, siguen imponiéndose por motivos puramente ideológicos, las altas ratios en las aulas, una cultura que desprecia el esfuerzo, el abandono de los hábitos de lectura, la asfixiante burocracia que hace perder tiempo y ánimos a los docentes, son algunas de las causas de este grave problema que no se soluciona maquillando los datos. Es un auténtico fraude el que se está cometiendo con el alumnado, quedando los más débiles social y económicamente expuestos a un futuro de explotación laboral, al carecer de la mínima cualificación, aunque se les haya ido pasando de curso. Lo más grave es esto, que leyes calificadas de progresistas están dejando tirados a quienes no tienen posibilidad de suplir las carencias de la escuela.
Hace tiempo que los docentes reclamamos un gran pacto educativo, que asegure una educación de calidad por encima de los vaivenes de las alternancias políticas. Es clamar en el desierto. Y, sin embargo, nos jugamos demasiado. Generaciones ignorantes son carne de cañón para la manipulación. Necesitamos recuperar una formación integral, que no olvide, junto a la formación científica y tecnológica, el conocimiento humanístico, la historia, la literatura, la filosofía, el arte. Nuestras raíces.
Porque las humanidades nos hacen más humanos, más críticos, más libres.