Editorial

Sánchez ventila su discurso con poco programa y muchos ataques a Feijóo

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Pedro Sánchez volvía a dejar claro ayer, en su discurso de investidura, que necesita a Vox como el comer; que su permanencia en el poder pasa por la polarización de la política y de la sociedad española a registros hasta ahora desconocidos. Tal y como era de esperar, gran parte de su intervención -y de la de su socia Yolanda Díaz- estuvo más centrada en atacar al líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que en ofrecer a los españoles un programa de gobierno para la legislatura. Por momentos, parecía que el propósito del candidato era presentar una moción de censura a la oposición y no la de ganarse la confianza de la Cámara para ser investido.

Ese fue el leitmotiv del aspirante a seguir en la Moncloa, que tardó una hora y 25 minutos en referirse al asunto que le va a permitir ser reelegido: la ley de amnistía, la imposición de ERC y Junts para proporcionarle los votos necesarios que le otorguen la mayoría. Nada dijo Sánchez sobre su cambio de criterio y el de tantos dirigentes del Partido Socialista, que hasta hace apenas unos meses abominaban de esa medida de gracia a los independentistas condenados por su ataque a la democracia y a la soberanía nacional; a lo más que llegó para justificar su metamorfosis tras los resultados de las elecciones generales del 23 de julio es a decir que «las circunstancias son las que son».

En ese afán por eludir el giro de 180 grados del PSOE en esta cuestión, llegó a responsabilizar más al PP de la crispación que se apoderó de Cataluña tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 que a los propios dirigentes independentistas que se encargaron de encender las calles y promover la confrontación civil. Es más, por sus palabras se podría llegar a entender que su partido fue un mero espectador en esos tiempos convulsos y que no contribuyó -que lo hizo- a la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

En su réplica, el líder del PP acusó al candidato socialista de «corrupción política» y le echó en cara que «la historia no le amnistiará» sus pactos con separatistas. Feijóo asume que su papel de jefe de la oposición necesitará de un perfil duro y avisó a Sánchez: «No me busque cuando le falle el independentismo». Precisamente, las formaciones soberanistas se encargaron de marcar territorio y de recordarle al secretario general del PSOE de quién depende la legislatura. Primero fue Rufián, quien, tras un grosero ataque a los jueces, le recordó al candidato a la Presidencia que tienen capacidad para obligarle a que se vote en un referéndum. Junts fue un paso más allá y su portavoz, Miriam Nogueras, se encargó de ponerle al día con los compromisos que debe cumplir con los de Puigdemont para que el gobierno de Sánchez tenga recorrido.