Piojos a raya

SPC
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Tomando medidas preventivas y aplicándolas correctamente es posible mantener a estos 'bichitos' lejos de las cabezas de los niños

Piojos a raya - Foto: Imagen de Freepik

Con el regreso a las clases y al curso académico, los piojos vuelven a convertirse en un problema muy común. Según el IX Estudio CinfaSalud: Percepción y hábitos de los padres y madres españoles ante la pediculosis, realizado en 2019 y avalado por la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac), la mitad de los niños y niñas españoles de entre tres y 12 años (50,7 por ciento) padeció estos parásitos alguna vez en los tres años anteriores.

Previsiblemente, esta dinámica se podría repetir este curso que está a punto de comenzar. Aunque, tal y como expresa el doctor Julio Maset, experto médico de Cinfa, «no tenemos por qué resignarnos a que estos parásitos invadan el cabello de nuestros hijos cada vez que vuelven a las aulas. Si tomamos algunas medidas preventivas, es posible mantenerlos a raya». El problema, señala el experto, es que «siguen existiendo muchas falsas creencias sobre la pediculosis que impiden que estas precauciones se lleven a cabo apropiadamente».

Por ejemplo, según el IX Estudio CinfaSalud, uno de cada cuatro progenitores con niños en edad escolar (24,7 por ciento) sigue creyendo que los piojos están relacionados con la falta de higiene, lo que lleva a algunos a temer que traten a sus hijos de diferente manera por padecerlos. «Este miedo al estigma y la vergüenza es uno de los principales motivos que conduce a los progenitores a no cumplir con la responsabilidad de notificar al colegio que sus hijos tienen piojos, lo cual aumenta mucho el riesgo de que los niños de su clase se contagien. Sin embargo, hay que saber que estos parásitos van al pelo limpio igual o más que al sucio», recalca el experto de Cinfa. 

Además de avisar al centro escolar, otra importante medida de prevención es insistir a los menores para que no intercambien elementos como toallas, gorros, peines, horquillas o coleteros, dado que una de las principales vías de contagio es compartir prendas y utensilios que tienen contacto directo con el cabello. 

Por otra parte, otra recomendación para evitar estos parásitos es recurrir a los repelentes de piojos, teniendo siempre presente que son productos distintos a los pediculicidas y que deben usarse únicamente para prevenir su aparición, al igual que el pediculicida es solo para cuando ya hay infestación y nunca como prevención. 

Si nuestro hijo o hija empieza a sentir picor en el cuero cabelludo -o si nos han notificado que en su entorno ha habido ya infestaciones-, se debe proceder a un examen exhaustivo del cabello peinando cada mechón con una lendrera -un peine de púas metálicas muy juntas y que se puede adquirir en una farmacia-, que permite arrastrar las liendres y/o piojos. Como explica el doctor Maset, «conviene hacerlo con el cabello húmedo, ya que los piojos se mueven más lentamente por él y facilita su uso, y manejando la lendrera con las puntas hacia arriba. También es conveniente colocar un paño o toalla blanca sobre los hombros del niño o niña para poder ver los parásitos cuando caigan», especifica. 

Posteriormente, si se confirma que existe infestación, hay que aplicar en el cabello el champú, loción o espuma pediculicida mediante un ligero masaje. Después, el cabello se debe lavar, aclarar y dejar secar al aire, nunca con secador, ya que el calor puede inactivar el efecto insecticida residual del producto. Para terminar, debe pasarse de nuevo sobre el pelo la lendrera para retirar los piojos muertos y las liendres, operación que se debe repetir cada dos días hasta que no queden parásitos. 

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