Con exquisita puntualidad salía de su ermita la pequeña y querida talla de la Virgen del Valle. El repique de campanas se fundía con los acordes del himno nacional interpretado por la Unión Musical Benquerencia, que acompañó a la procesión, a la vez que los toledanos y visitantes disfrutaban de esta icónica estampa propia de lienzo.

Muchos inmortalizaron el momento con sus teléfonos móviles, otros aprovecharon para implorar a la Virgen, y los foráneos para descubrir una de las tradiciones más peculiares de la ciudad de Toledo, mientras la imagen, adornada con un exorno floral a base de claveles blancos y color lima en forma de arco, con detalles de rosas rosas avanzaba por los parajes del entorno de su ermita. 

Desde el precioso mirador, la imponente Ciudad Imperial era testigo al otro lado del río de la fiesta vivida desde este punto. A pesar de empezar a caer la tarde sobre las colinas toledanas, el intenso calor era aún sofocante, por lo que durante el recorrido de la procesión, no pocos eran los que buscaban refrigerio y avituallamiento en los chiringuitos o entre los conocidos. 

La Virgen del Valle ha procesionado como cada 1 de mayo. - Foto: M.S.J.

Multitud de caras conocidas, como la alcaldesa de Toledo que incluso cargó a la Virgen del Valle, y fieles anónimos que quisieron acompañar y vivir en primera persona este especial momento, en el que también tuvieron cabida las promesas o agradecimientos, en forma de pies descalzos, y que deja instantes tan significativos como el paso de la comitiva por el Convento de San Pablo, donde las monjas Jerónimas saludaron a la imagen sacando pañuelos blancos.

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Entre vivas y rezos, regresaba la Virgen el camino de vuelta a su ermita, donde aguardará hasta el 1 de mayo de 2024, no sin antes haberse entonado la Salve en las puertas del templo.