Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


El 9 de mayo

06/05/2021

Lo confieso: estoy deseando que acabe el estado de alarma y poder viajar, si quiero, allende nuestras fronteras regionales. No puedo más. Necesito salir de este estado de incertidumbre e incoherencia que se nos ha impuesto sin apenas datos científicos, sin reconocer que, a veces, una arbitrariedad caprichosa nos ha alejado, en función de nuestro lugar de residencia, de esa igualdad de los españoles que proclama la Constitución en su artículo 14.
Cuando escribo estas líneas, Sánchez mantiene que no prorrogará el estado de alarma. Y hasta le aplaudo. Eso sí, discrepo de su artimaña de que sea el Tribunal Supremo el que tenga la última palabra sobre posibles restricciones impuestas en las autonomías. Vaya, el Alto Tribunal que, con su eterna parsimonia tarda años en pronunciarse sobre, por ejemplo, la condena en los ERES de Andalucía, ahora debe posicionarse en cinco días sobre las ocurrencias autonómicas. No, señores y señoras, aquí es el Ejecutivo el que debe tomar decisiones, que para eso vivimos en un Estado de Derecho con división de poderes. Si no, votamos a jueces en vez de a políticos. Y aquí paz y después gloria.
En lo que concierne a nuestra tierra, ahí tienen a Page, que está empeñado en mantener el toque de queda a las once de la noche, a todo esto yo pensaba que era a las doce, a expensas de lo que digan los magistrados. Tremendo. Seamos claros: en estos meses los ‘virreyes autonómicos’ han acaparado un poder que nunca hubieran imaginado, lo que les ha llevado a creerse caudillos, a fijar restricciones que no deben, incluso a sabiendas de que los tribunales después las van a tumbar, caso del toque de queda a las ocho de la tarde en Castilla y León o del cierre de la hostelería en el País Vasco.
Sería de desear que antes de que acabe este largo estado de alarma, en el que nos hemos visto privados de derechos fundamentales y libertades para salvaguardar la salud pública, el gobierno central y las Comunidades Autónomas establecieran unos criterios unificados que indiquen cuando la tasa de incidencia del virus impone perimetrar un territorio en cualquier lugar del país o qué medidas de seguridad se deben mantener en este camino hacia la normalidad que, esta vez sí, no debe tener marcha atrás en plena carrera de vacunación.
En aras de nuestra salud mental, es momento de recuperar nuestras ilusiones, recobrar proyectos de vida e impulsar aquellos sectores económicos que han sufrido con tanto rigor una crisis que ha conmovido los cimientos de la sociedad. En el caso de Castilla-La Macha, confío, aunque no con mucha fe, que el presidente Page entre en razón y se dé cuenta de que debe recomponerse de un año en el que ha acumulado errores en su gestión, con decisiones caprichosas y discursos incoherentes que no benefician ni a su partido ni a los ciudadanos de su tierra, que llevamos aguantando sus desatinos demasiado tiempo ya. Niños, adultos y mayores, necesitamos vivir con dignidad. Si usted se va a Roma a ver al Papa, yo me conformo con ir a Madrid a comerme tranquilamente un bocadillo de calamares. Fíjese con qué poquito nos conformamos algunos. Que Dios le bendiga, presidente.