«Hay manifestaciones que se nos escapan pero son alucinantes»

Lola Morán Fdez.
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Aldo Linares es miembro del Grupo Hepta y ha alcanzado una gran popularidad por sus investigaciones en el programa Cuarto Milenio por su don de contactar con seres que viven en una realidad que no es la nuestra

«Hay manifestaciones que se nos escapan pero son alucinantes» - Foto: Olga López

¿Cómo descubrió que tenía este don?

Ocurrió desde muy pequeño, a los seis o siete años, no fue un proceso lógico sino más bien intuitivo y de experiencias que no sabía cómo digerir o expresar. Fue un proceso que hasta día de hoy sigue, muy gradual, muy de experiencias, muy de pensamiento, muy de intuición, pero sobre todo de vida. Para mi todo esto es una demostración de que la vida se manifiesta de muchas formas y que lo que soy biológicamente y mentalmente tiene mucho que ver en cómo interpreto la realidad, pero sobre todo en cómo se muestra otra realidad que parece que está ahí, que muchas veces soy el primero que soy consciente de que parece una locura pero que está ahí, hay otro tipo de formas de expresión, de manifestaciones de la propia vida que se nos escapan pero que son alucinantes.

¿Qué es lo que percibe y cómo trabaja ante estas situaciones?

Por decirlo de algún modo, son entidades, seres, son como consciencias, y en esas percepciones lo que hay es una adaptación de lo que soy yo, mi cerebro, mis órganos, mis sentidos físicos, a un rango de captación mayor en el que les noto, les veo, les escucho. Es como si fuese una antena, como que de repente en un momento determinado mi propia atención, mi propia consciencia entran en un plano distinto y percibo más. No interfiero en mi mismo, tampoco me despersonalizo, no me convierto en alguien así que de repente pierde consciencia de sí mismo, en absoluto, soy muy consciente de quién soy, de lo que estoy haciendo pero simplemente es como si fuese un canal de transmisión, nada más. 

Dice que les escucha, ¿qué le suelen trasladar?

El contacto por así decirlo es visual y auditivo, y lo que te suelen trasladar muchas veces tiene que ver con situaciones de lo más cotidiano, que tienen que ver con el plano personal, familiar, con situaciones no resueltas, problemas de una familia, una casa, o situaciones personales que tienen que ver con lo más privado de la propia persona, el no haber hecho o dicho las cosas como debería haberlo hecho. Muchas veces es simplemente por el hecho de estar y de querer dar un mensaje que les puede servir a ellos tanto como a quienes lo reciben. Todo esto no es nada apocalíptico ni nada extraño, sino algo muy natural, como si fuese un proceso de vida que se transmite y se comunica a través de la propia vida, es decir, donde esa otra realidad, de una forma u otra, parece ser que se vale de mi porque yo estoy en este plano, entonces es como un teléfono que ellos cogen para poder transmitir algo.

Pero es muy curioso, porque lejos de todo ese oscurantismo que a veces parece que se ve en todo esto, en ellos es mucho más natural, más sencillo. Muchas veces es más humano en el sentido de querer comunicarse, de querer decir algo, no es el hecho de querer asustarte, es simplemente el hecho de sentirse escuchados, considerados. Es tan natural y tan 'normal' que tiendes a empatizar o a humanizar al espíritu. No dejan de ser personas como nosotros, que han tenido alegrías, dudas, miedos, penas... Entonces, en ellos está un poco esa búsqueda de dignidad, de comunicación y también de cierto reconocimiento de su propia realidad. Es muy curioso cuando se entabla ese tipo de comunicación porque una vez que dan el mensaje, la situación cambia, se normaliza, se tranquiliza todo, es como si de buena forma dejan de dar un poco 'la brasa' (risas) porque ya han conseguido lo que querían.

Este don le viene de familia

Sí, es una cosa que a mi madre y a mi abuela les ocurría también, y yo no supe nada hasta cuando ya se partieron. Siempre digo que el mío es un estado psicobiológico y creo que tiene que ver con algún tipo de condicionante orgánico. Es algo que se vale de mi psique, de mis sentidos físicos, de mis ojos, de mi oído para poder traducir eso, pero que se vale de eso porque son mis herramientas para comunicarme con el exterior, con la vida. Creo que a mi madre y a mi abuela les pasaba lo mismo, no me dijeron nada porque supongo que no querían interferir en mi propia manera de aprender y comprender las cosas. 

¿Esto no se puede aprender?

Siempre se dice que se pueden aprender cosas y que se pueden potenciar, y sí, pero si uno no tiene la semilla, de nada sirve. Todos tenemos la semilla, lo que pasa que no en todas las personas se desarrolla ni se tiene que desarrollar. Hay gente que dice que quiere desarrollarlo y les pregunto que para qué, porque esa es la cuestión, mucha gente se piensa que esto es muy bonito y muy agradable pero cuando eres pequeño o adolescente no lo es porque no sabes cómo traducir la realidad. No es tan sencillo pero para mi es bastante estimulante, aunque sé que parece una locura y hay mucha gente que dirá que esto es una cosa de charlatanes, que los hay pero no es todo así, pero a día de hoy para mi esto es interesante porque es una herramienta más para mi para conocer la realidad que se nos escapa por completo. 

Su participación en Cuarto Milenio le ha dado mucha más popularidad, ¿se ponen en contacto con usted para pedirle su ayuda ante posibles casos paranormales?

Sí, soy parte del Grupo Hepta, llevamos 33 -34 años de existencia y es verdad que con el programa la gente te conoce más y agradezco mucho la actitud de la gente conmigo, porque son muy respetuosos,  muy amables y no son invasivos, porque además una de las cosas que intento desde el principio es que la gente se dé cuenta y sepa que soy una personal normal que vive una circunstancia como ésta, pero que no soy un oráculo, no soy infalible ni tengo respuestas para todo.

Piden ayuda muchas veces, que con el Grupo Hepta lo hacemos en la medida que podemos, a  veces se puede y otras no, y con Cuarto Milenio también. Muchos de los casos que se ven siempre intentamos echar una mano, lo que pasa es que eso no sale en pantalla porque es parte de la intimidad del caso y de las personas que nos han llamado. Muchas veces hay que tener mucho cuidado para ver cómo se hacen las cosas también porque a veces el remedio es peor que la enfermedad. 

Desde su experiencia, ¿qué respuesta daría a qué hay más allá de la muerte?

Yo creo que hay vida, más vida. Siempre digo que no creo que haya vida después de la vida, sé que hay, pero no puedo convencer a nadie, también siempre digo eso. Es algo que siento de manera muy profunda y probablemente esté centrado en las experiencias que he tenido pero también desde muy pequeño en cómo he ido observando todas esas experiencias y  mi propia vida, e incluso el hecho de la partida de seres muy queridos como mi madre y mi abuela, y siento que hay más vida, que es un paso aún mayor de lo que nosotros llamamos espíritu, alma, consciencia, pero que está ahí. Es algo muy potente y que se nos escapa a lo que conocemos y tenemos esquematizado como lo que es la vida y la muerte, no nos han enseñado lo que es la muerte, ni siquiera nos han enseñado a entender lo que es la muerte. Entonces, entre eso y que muchas veces ni siquiera a veces sabemos cómo entender nuestra propia vida, tenemos ahí un camino largo para avanzar, pero siento que es vida lo que hay.