Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


La ratomaquia

16/02/2023

Dice la nueva ley de malestar animal que matar a una rata o un ratón en casa puede estar penado con hasta año y medio de prisión y cincuenta mil euros. Todo lo que no se aplica a los violadores se zampa de matute en este texto, que ni conviene a los animales ni tampoco a los humanos. La podemicie está consiguiendo lo indecible, lo que los regímenes comunistas lograron al otro lado del Telón de Acero. Su lema era acabar con el hambre y repartir la riqueza y crearon generaciones enteras habitando la hambruna a bocados. Ahora han alcanzado lo mismo. Arguyendo la defensa de la mujer, están soltando a la calle todos los violadores y agresores sexuales a una, como en Fuenteovejunta, pero al revés. Con las ratas y los ratones pasa lo mismo. Perdemos el foco, la perspectiva, aunque está todo bien y sano mientras tocamos la flauta y seguimos bailando. Hamelin estaría en el corredor de la muerte con esta gente.
Menos mal que hicieron caso a Emiliano y sacaron los perros de caza de la ley. Ahora van como plañideras diciendo que miles de galgos perecerán ahorcados por sus dueños. Esta gente no sabe lo que es un galgo ni el bien que le proporciona a un cazador. Si alguna vez hubieran ido de montería distinta a la del Coletas, lo sabrían. Pero la ignorancia es muy atrevida y así se ha visto nuevamente en este texto que sale del Congreso. Pixi y Dixi, dónde estarán estos malditos roedores, ya pueden descansar tranquilos y no acordarse todos los días de Carmen Calvo. Ay, Carmencita, siempre otros vendrán que bueno te harán.
Así las cosas, los animales tienen ya más derechos que los críos, sobre todo si son de derechas y asquerosamente ricos. Por eso la gente se decide a tener mascotas y no chiquillos. No pagarán las pensiones, pero recogen la pelotita y mueven el rabito que es un primor. La humanización de los animales es el paso previo a la animalización de los hombres y la sociedad. Los clásicos escribían fábulas para educar a los niños. Ahora como no hay ni se los espera, a los niños, redactan leyes después de una diarrea mental sin precedentes. Sí, sí, ríanse, pero que no les toque pagar la multa.
Los griegos inventaron la Gigantomaquia y la Titanomaquia para explicar las disensiones entre sus dioses. De ahí a la Ratomaquia había un paso, pero quién iba a suponer que los malditos roedores nos estuvieran esperando con un mazo de cocina detrás de la puerta. Ahora los cepos se pondrán para los hombres, a ver cuánto tardan en caer en la trampa y palmar los cincuenta mil euros. La banda de la tarta no se paga con cualquier cosa.
La podemicie arrasa y es como Atila, por donde pisa no crece la hierba. Su Titanomaquia se ha visto convertida en Ratomaquia desde que su líder descubrió las charlas de radio, igual que Queipo de Llano. Iglesias no dice aquello de 'que le den café', pero imparte doctrina de otro modo. Martínez Ares por lo menos lo canta con gracia, talento y mala leche gaditana. Y ante eso, solo queda quitarse el sombrero y hacer la reverencia. Dice mi admirado Javier López Galiacho que vamos hacia el planeta de los simios y pienso que realmente nunca salimos de él cuando permitimos gobernantes como estos. El milagro no es que un perro lea o hable, sino que Rufián esté en el Congreso de los Diputados. A toda esta patulea es a la que Amado Líder Sánchez ha confiado la gobernación de España. Reniegan de la manada, pero sueltan violadores y quieren al pueblo adocenado. Ahora ya sabemos dónde estaban esos malditos roedores.