Narraciones de jesuitas en las Guerras de Flandes (II)

Antonio de la Cruz
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Strada relata lo ocurrido la noche de Santiago de 1586 en la ciudad de Novesia, un hecho histórico de relevancia dentro del contexto de las guerras político-religiosas de Flandes

El libro del Jesuita Famiano Strada está dentro del muestrario bibliográfico del Museo del Ejército. - Foto: Museo del Ejército

Profundizamos hoy en la literatura escrita sobre los tercios, y para contextualizarla, en un libro del Jesuita Famiano Strada, que como advertíamos en un anterior artículo, está entre las elegidas de un muestrario bibliográfico que forma parte del homenaje que hace el Museo del Ejército a la literatura militar histórica. Veamos en nuestro texto de referencia jesuítica, la narración de un hecho histórico de relevancia dentro del contexto de las guerras político-religiosas de Flandes.

Strada relatará unos hechos acaecidos en la noche de Santiago de 1586 en la ciudad de Novesia, término toponímico de Neuss, y que era un territorio independiente del poder real español, pero aliado al mismo y cuyo gobierno correspondía al Arzobispo de Colonia, auténtico poder político-religioso de un territorio que heredaba este hecho de ser un antiguo principado eclesiástico del Sacro Imperio Romano Germánico, por tanto, con capacidad de declarar a un emperador, por eso la denominación de 'Príncipe Elector' que correspondía al propio Arzobispo coloniense.

El conflicto de poder en este territorio venía de las propias rivalidades internas de familias que aspiraban a que alguno de sus miembros optaran a ser elegidos como potentados de dicho poder; en este caso tenemos que se nombra como Elector de Colonia a Gebhard Truchsess (esto ocurre cuatro años antes de los hechos descritos), pero este se convierte al protestantismo casándose al año siguiente pero sin renunciar a su electorado. Rápidamente, parte del cabildo coloniense nombra a un nuevo elector, eligiendo a Ernesto de Baviera. Este pide ayuda al rey español, en la figura de Alejandro de Farnesio, que luchaba en el sitiado de Amberes.

Cuando Alejandro, en su visión estratégica de dominio territorial, acude en su ayuda con los tercios, se conforma uno de los episodios de guerra más brillantes y a la vez alucinantes que en secuencia de hechos y protagonistas es descrita por Strada con un peculiar estilo barroco y lleno de matices en su narrativa, y de una percepción psicológica detallada en los protagonistas.

Contexto: la ciudad de Novesia celebraba fiesta solemne de San Quirino, mártir cuyas reliquias guardaba la ciudad. Era día festivo de mercado, hecho que aprovecharon las fuerzas protestantes para disfrazados de mercaderes, como caballo de Troya, hacerse con el control de la ciudad y llamar a los que esperaban fuera y cerrar sus murallas. Los asaltantes tienen claro que solo tienen la opción de atrincherarse y se acopian de todo tipo de víveres. Sus opciones crecen por la situación estratégica de la que gozan. El enclave puede recibir ayuda por el Rhin, aparte del embrazamiento que hace a la misma el pequeño río Ersta. Además de las defensas naturales, cuenta con una isleta con dos torres fortificadas, y ya en el perímetro de la plaza unos gruesos muros con cinco puertas de entrada protegido todo ello de un gran foso. Las fuerzas militares rebeldes eran de unos mil seiscientos hombres, que a su vez gozaron del favor de cuatro mil habitantes, muchos de ellos también armados.

Dejamos en suspenso la narración de la llegada de Alejandro Farnesio, comandante de las tropas españolas (que llega a Novesia el 20 de julio de 1586) para una próxima entrega. De todas formas en la Biblioteca Virtual de Defensa accedemos al texto integro de esta narración histórica. Buen provecho si se animan a la lectura de las fuentes directas de la historia.