Los retos que están por venir

Galán
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La ciudad espera un 2024 en el que se prevén los inicios de dos grandes proyectos, el tercer carril en la TO-23 y la Zona de Bajas Emisiones. Otros menores como la eliminación definitiva del bolseo pueden culminarse en este año que acaba de iniciarse

Vista aérea de la TO-23, donde se pretende abordar el famoso tercer carril para descongestionar el tráfico. - Foto: Yolanda Lancha

Hay gente que dice que Toledo es una ciudad que no avanza, que siempre está enroscada en los mismos proyectos sin salida y en anuncios que no llegan a cumplirse. Pero si se echa una mirada al futuro a corto plazo, en lo que respecta exhaustivamente al año 2024 que acaba de comenzar, y se hace con los pies en el suelo, sin dejarse llevar por proyectos faraónicos o muy lejanos en el proceso administrativo, este nuevo curso tiene varios retos por delante. 

Uno que parecía impensable que pudiera llegar a hacerse realidad, por eso de que viene anunciándose desde hace años y nunca llega, es el que vendría a solucionar o, al menos, a mejorar los accesos al Hospital Universitario de Toledo, así como la movilidad relativa en torno al barrio más habitado de la ciudad, el Polígono. No es otro proyecto que el ansiado tercer carril de la TO-23. Muchos creerán que pasará este año y seguirá sin llegar a la ciudad, pero el caso es que siguiendo el proceso administrativo, el proyecto ya ha recibido la aprobación de su expediente, lo que deja como siguiente paso la correspondiente licitación de sus obras. Evidentemente esto no quiere decir nada, pero los actores más confiantes en este proyecto aguardan la celebración de ese concurso público para el primer trimestre del año.

De concretarse esos plazos sigue sonando difícil ver el tercer carril construido a lo largo de este año 2024, pero el inicio de sus obras se antoja más que factible.

Lo que sí verá la luz este curso, procedente también de los planes del Ministerio de Transportes para la ciudad, será el carril bici de la carretera N-401A, entre la avenida de Madrid y la rotonda del Salto del Caballo, así como el adecento de la vegetación de la misma glorieta, donde ya han empezado los trabajos.

El siguiente reto de gran calado en la sociedad toledana será la implantación de la Zona de Bajas Emisiones. Por normativa, la ciudad debe adoptarla ya desde este año, y de hecho ya se ha adjudicado el sistema que permitirá dicho proceso, sólo que se desconocen los detalles sobre los que se sustentará esta medida para proteger una parte de la ciudad de la contaminación que producen los vehículos. 

De la adjudicación realizada se deduce que la Zona de Bajas Emisiones podría reducirse únicamente al entorno del Casco Histórico, aunque en la pasada legislatura el anterior equipo de Gobierno especuló a que ésta se ampliara a todo el término municipal. Hasta el momento, tampoco se sabe nada de si su implantación llevará consigo posibles restricciones o sanciones.

Sin duda alguna, el 2024 seguirá pendiente de lo que suceda en Palomarejos, en el entorno del antiguo Hospital Virgen de la Salud. Pese a que desde Alcaldía presuman de «negociaciones avanzadas» para lograr la cesión del suelo, el minuto y resultado actual refleja poco movimiento y escasas garantías de que lo vaya a haber en las próximas fechas. Donde hay más esperanzas es a pocos metros de esta parcela, en el inmueble de la antigua Escuela de Enfermería, ya que si todo va bien, a lo largo del año podrían empezar los trabajos para convertirlo en una nueva residencia universitaria.

Lejos de las obras o de proyectos urbanísticos, Carlos Velázquez se ha comprometido a hacer de Toledo un lugar cultural mejor. De ahí que se haya presentado para albergar la capitalidad europea cultural de 2031. Aunque la ciudad cuenta con dos años para formalizar su propuesta, si realmente quiere aspirar a la misma a lo largo de este año deberán ir dándose pasos en este objetivo. Lo mismo ocurre con la Catedral de Toledo, que en 2026 acogerá el VIII Centenario del inicio de su construcción, de modo que durante estos meses se irán sucediendo las actividades que precederán a dicha efeméride.

Desde el punto de vista vecinal, Velázquez y su equipo se comprometieron a acabar con una demanda histórica, el bolseo. Aunque ya han empezado a retirar dicha técnica de recogida de residuos el formato elegido no es más que una prueba piloto. Vistas sus primeras valoraciones todo hace indicar que este año verá su aprobación definitiva en el barrio más antiguo de la ciudad.

Y hasta aquí todos los retos conocidos hasta el momento que pueden ver la luz en 2024. Más allá de esto puede ser un curso en el que se pronuncien nuevos avances en otros asuntos con relevancia para la ciudad como puede ser el trazado del AVE Madrid-Extr emadura a su paso por Toledo o nuevos proyectos financiados con fondos europeos. Lo que es seguro es que 2024 traerá movimiento.