La escultura del Águila, el kilómetro cero del reconocimiento

EFE
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La estatua erigida en el Miradero reúne a amigos y aficionados en el penúltimo homenaje popular a Federico Martín Bahamontes. «No ha habido otro como él», asegura Faustino Suárez, compañero del toledano

Aficionados al ciclismo y amigos de Federico Martín Bahamontes, fallecido este martes a los 95 años, alaban y valoran su trayectoria deportiva, que lo situó como uno de los referentes mundiales de este deporte, así como su valor humano.

A lo largo de la mañana, los toledanos se han ido acercando hasta la escultura que levantó la ciudad de Toledo a Federico Martín Bahamontes en 2018, ubicada en la calle Real del Arrabal, para homenajear al que consideran como uno de sus paisanos más ilustres.

En la base de la estatua, el Ayuntamiento de Toledo ha montado una gran reproducción de un maillot con puntos rojos, como el que corona al rey de la montaña en el Tour de Francia, en el que figura el nombre Fede.

Vista de la estatua a Federico Martín Bahamontes en el mirador de Toledo en el día de su fallecimiento.Vista de la estatua a Federico Martín Bahamontes en el mirador de Toledo en el día de su fallecimiento. - Foto: EFE (Ismael Herrero)

Bahamontes ganó en seis ocasiones el premio de la montaña del Tour de Francia, lo que le ha valido que la organización de la prueba lo haya calificado como «el mejor escalador del mundo», según recuerda su amigo y compañero durante 50 años Faustino Suárez, quien recalca que a sido «porque no ha habido otro como él».

Suárez hace hincapié en que Bahamontes es una figura «mundialmente conocida», no sólo porque fue el primer español en ganar un Tour de Francia en 1959, sino sobre todo por su faceta de escalador, con numerosas victorias en etapas de montaña no solo en la carrera francesa sino también en la Vuelta a España y en el Giro de Italia.

Personalmente, confiesa que está muy apenado porque estuvo trabajando con Federico durante cincuenta años, primero en un taller de bicicletas, después en la tienda que regentó el exciclista en la plaza de la Magdalena y también como secretario del Club Peña Bahamontes, que organizaba la Vuelta Ciclista a Toledo, una prueba internacional en la que han corrido muchos ciclistas profesioales, entre ellos Miguel Induráin, que ganó dos etapas.

Muchos de ellos lo están llamando cuando han conocido la muerte de Federico, entre ellos parte de los ciclistas que integraron el equipo La Casera-Bahamontes «que se acuerdan mucho de él», apunta Suárez.

Después de tantos años compartiendo trabajo y aficiones «era uno más» de la familia de Bahamontes, asegura Suárez, que destaca también el valor como persona del exciclista fallecido, al igual que han hecho algunos de los toledanos que se han acercado hasta la estatua que recuerda su figura.

Hasta allí se han acercado también varios ciclistas para rendirle homenaje, entre ellos un hombre al que Bahamontes entrenó hace años, así como David y Jorge, dos jóvenes triatletas del Club de Triatlon Triwild, de la localidad toledana de Fuensalida, que han recorrido en bicicleta los 30 kilómetros que separan su localidad de Toledo, para visitar la estatua de su ídolo.

También se están depositando coronas de flores y alguna vela en el monumento, frente al que también pasan grupos de turistas que se hacen fotos ante la estatua, y a los que los guías turísticos explican a veces quién era el exciclista toledano y su historia.

Además, se ha colocado una bandera de Toledo sobre la espalda del Bahamontes que aparece en la escultura, obra de Javier Molina Gil, que representa al ciclista en un momento de máximo esfuerzo durante una escalada sobre una bicicleta que reproduce a la que le permitió ganar el Tour en 1959.