Javier Pérez, el motero humanitario que viaja hoy a Ucrania

J.Moreno
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El sexagenario nacido en Chueca regresa a la guerra para llevar a las aldeas 180 kilos de medicamentos y útiles sanitarios

Javier Pérez, el motero humanitario que viaja hoy a ucrania

Javier ha madrugado hoy. A las seis de la mañana, habrá enfilado las calles de Toledo rumbo a Ucrania. Cargará en las alforjas de su moto con 180 kilos de medicamentos y útiles médicos para reparar el desabastecimiento en los alrededores de Kiev. El motero nacido en el municipio de Chueca se conoce bien el camino porque viajó allí en abril de 2022 con un propósito similar.

«Todo lo que deje en la frontera va a ser para el mercado negro», desconfía Javier, quien intentará internarse en Ucrania desde Polonia, como ocurrió hace un año.  Así se asegura de que el cargamento recogido acabe en manos necesitadas. «Según voy avanzando, voy improvisando», señala este motero sexagenario que ha pateado sin compañía medio mundo en los últimos 40 años.

No obstante, la intención de este empresario textil sin ocupación actual pasa por recorrer los alrededores de Kiev, aquellas poblaciones pequeñas como su Chueca natal que precisen de medicinas para subsistir en medio de la guerra con Rusia.

El Ayuntamiento de Sonseca y del Chueca han colaborado en la recogida de donaciones en una campaña que ha alcanzando también a la ciudad de Toledo. Calmantes y antiinflamatorios figuran en el breve listado de sugerencias de Javier para las aportaciones en esas aldeas ucranianas. Precisamente, la posibilidad de incursionar con su moto en los lugares más remotos afianza su elección por un vehículo que lo apasiona y lo ha acompañado en sus 62 años de vida.

La contribución humanitaria de Javier en Ucrania sigue una tendencia que comenzó hace una década. Ya viajó a El Salvador o a Guatemala con donaciones para la población local. «La verdad es que nunca he dejado de viajar, entre un 'paseo' y otro siempre se cuelan muchos kilómetros más de por medio. Es algo que está en mis venas y deseo seguir haciendo si puedo durante toda mi vida», reflexionaba hace un tiempo en su página de internet en su compilación de aventuras.

Entre 2005 y 2015, recorrió 20 países y 174.437 kilómetros. «He tenido muchas alegrías, muchos obstáculos, lágrimas, risas, desesperación, agotamiento, emociones muy intensas, rabia, tristeza, frío, hambre, calor. Vi cosas muy bellas e increíbles, pero también situaciones muy duras. Naturaleza en todo su esplendor, gente feliz, gente enferma, gente muy humilde, gente alegre con casi nada, gente genial y otras no tanto. Hice muchos amigos por el camino; unos se fueron otros siguen aquí y todos ellos forman parte de mi vida», medita.

Javier prevé llegar a la frontera de Ucrania hacia el viernes por la tarde. Hará noche en Polonia y entonces empezará la parte más crítica de este viaje hacia la crudeza. El año pasado, permaneció 22 días allí. Su intención es entregar el material que guarda en las alforjas, regresar a Polonia y comprar más con dinero procedente de donaciones para hacer una segunda entrega.

«Soy de los que hago las cosas, pero no hago publicidad», indica Javier, que por ejemplo montó una empresa textil altruista en Perú. Por su dilatada experiencia por el mundo, este vecino de Toledo que vive a caballo también en Asturias concluye: «Somos capaces de lo mejor, pero también somos muy salvajes. Pero siempre hay más gente de buen corazón».