Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


De cara a lo fundamental

10/01/2024

Una vez cruzado la deliciosa llanura navideña llega el tío Paco con las rebajas, o lo que es lo mismo, la realidad, las previsiones y las expectativas de cara al nuevo año. Sabemos que el 2024 será un año que comienza ya a rebufo de unas alegrías navideñas vividas con furor, alegrías que se han extendido por los cuatro puntos cardinales bajo el síndrome de la carestía pero con un nivel de gasto realmente sorprendente. Cifras récord en ocupación hotelera, en el sector de la restauración y también en turismo rural, un sector que tras la pandemia crece y crece con el reclamo de la moda de lo rural como bandera.
La gente echa la casa por la ventana, los niveles de desempleo no son los más preocupantes de nuestra historia moderna, en Castilla-La Mancha con buenas noticias, pero los salarios son muy bajos y no dan para demasiado. La gente hace encaje de bolillos pero no se priva de la fiesta y la celebración. Es algo que va en nuestro carácter y que, también, es consecuencia de un estado psicológico que tiene mucho que ver con lo vivido en años atrás, con el confinamiento y unas condiciones de vida más que limitadas por las prescripciones sanitarias. El furor navideño se ha visto reflejado, además, en unas cifras alarmantes de contagios de gripes y enfermedades respiratorias. La mascarilla, que algunos pretendían dejar olvidada en el baúl de los recuerdos del Covid, se ha convertido de nuevo en un instrumento idóneo para frenar el contagio masivo, además de en objeto de disputa política, como casi todo.
Pero una vez superadas todas estas coyunturas invernales y navideñas, con las rebajas comerciales consiguientes y tradicionales, con el tío Paco llamando a la puerta para enfilar ya la famosa cuesta, volveremos a lo fundamental en estos últimos tiempos: la política, la polarización, los pactos firmados y las facturas previsibles.  Lo estamos viendo a las primeras de cambio con el paquete anticrisis, y los de Puigdemont a la contra, como si alguien no supiera que pueden ser más de derechas que el grifo de agua fría, dejando a la colación progresista en pelota picada.  El año 2024 será el año de la consolidación, o no, de la aritmética ideada por Pedro Sánchez para mantenerse en el poder.  Los independentistas aprietan desde el primer momento, y no lo van a dejar de hacer. Lo fundamental hoy en nuestro país es una coyuntura política más que problemática, con un país más dividido que nunca y un futuro incierto. Nos gustaría pensar que Sánchez tiene un plan.  Lo cierto es que ya hace diez años que se colocó en el primer plano de la política española y todavía no sabemos de qué va.  Hace diez años que llegó a la secretaria general del PSOE, luego lo defenestraron los suyos e inició el primer capítulo de su manual de resistencia, y ahí seguimos, como máximo dirigente de uno de los partidos centrales en las últimas décadas de España y como máximo dirigente de un país en virtud de una aritmética parlamentaria revalidada tras las últimas elecciones generales. ¿Cuál es el plan para 2024? No lo sabe ni él.
Sánchez es un táctico, no ve más allá del próximo regate. No tiene un plan previsto para el final del año que comienza, mucho menos para dentro de cuatro años.  Eso es lo fundamental. Los tácticos pueden ser grandes estadistas, y la historia está llena de ejemplos, o pueden ser oportunistas endiabladamente obsesionados con el poder. Lo fundamental en el año que comienza es saber hacia donde va nuestro país, porque no tenemos demasiada información. Hay augurios, previsiones o suposiciones de diferente signo, pero nadie nos ha mostrado una hoja de ruta, es más, los que están en el gobierno lo están sobre la base de lo que habían negado durante la campaña electoral.  Sabemos que la legislatura se levanta sobre una amnistía, que ahora llega a tramite parlamentario, negada con rotundidad durante la campaña electoral por los mismos que la promueven y cuyos principales beneficiarios ya hacen de las suyas marcando líneas rojas, hoy a cuenta de un paquete de medidas para aliviar los bolsillos menos pudientes, mañana de alguna otra forma, pero que nadie piense que el tortuoso camino elegido por el presidente del Gobierno para retener el poder es sencillo ni mucho menos entendible para una amplia mayoría de españoles, generalmente los que se guían por eso que se viene en llamar sentido común.