Enclaves templarios de la provincia de Toledo (II)

José García Cano*
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Empezamos el recorrido de esta serie por el castillo de Montalbán. Desde este enclave se podía vigilar y proteger perfectamente la orilla sur del Tajo. La fortaleza tal y como la podemos ver hoy es fruto de la reforma realizada por los templarios

Castillo de Montalbán. - Foto: Archivo Agromayor ICPE Ministerio de Cultura

Comenzamos nuestro interesante recorrido por los enclaves templarios de la provincia con el castillo de Montalbán, un enclave muy curioso y que recomendamos visitar a todos los que no lo conozcan. Un territorio cargado de historia pero también de leyendas, algunas de ellas relacionadas con la propia Orden del Temple. El castillo de Montalbán es anterior a los templarios -posiblemente de factura musulmana- y en él establecieron los caballeros una encomienda que se situaba entre San Martín de Montalbán y La Puebla de Montalbán, aproximadamente a principios del siglo XIII. Tengamos en cuenta que desde este punto se podía vigilar y proteger perfectamente la orilla sur del Tajo. La fortaleza tal y como la podemos ver hoy es fruto de la reforma realizada en aquellos momentos por los caballeros templarios, para adaptarla al nuevo uso de encomienda y casa hospitalaria. Una prueba del paso de esta orden por tierras de Montalbán, la encontramos en las respuestas que se dieron a las Relaciones de Felipe II, donde al responder sobre la antigüedad y fundación de La Puebla de Montalbán se dijo que «fue fundada por los templarios», lo cual se seguía recordando en aquel siglo XVI, porque seguramente la tradición oral así lo transmitía.

En el interior del castillo encontramos un amplísimo patio de armas, así como una parte de la muralla y de la torre del homenaje. Hablamos de una superficie aproximada de 15.000 m2 con un perímetro de murallas de más de 700 metros lineales. Es importante señalar que este castillo de Montalbán fue uno de los principales enclaves templarios de Toledo, no solo debido a su tamaño si no por el lugar estratégico en el que se encontraba. Las torres albarranas fueron realizadas en el siglo XIV, momento en el que la Orden del Temple es prácticamente aniquilada desde el movimiento anti-templario iniciado por el rey francés Felipe. A partir de la desaparición de la Orden del Temple en 1308 fue la Corona de Castilla quien recuperase su propiedad, pasando a continuación a manos de diversas familias nobles, como los Luna, los Pacheco o los Téllez Girón. Muy cerca de este castillo los templarios poseyeron otros territorios como las casas de Villalba, Cebolla o Yuncos, de los que hablaremos en estas líneas, en las próximas semanas.

Hablar de templarios en tierras de San Martín de Montalbán es hablar de otro importante centro histórico y religioso como es la iglesia de Santa María de Melque, edificio visigodo levantado entre los siglos VI y VII, que sería modificado por los propios templarios para incluirlo entre sus propiedades. Algunas fuentes nos cuentan que en esta iglesia los templarios dieron culto a una virgen negra, un elemento que podemos encontrar en multitud de enclaves templarios de media España, despertando el interés y el misterio del porqué en iglesias y conventos templarios podemos encontrar -aun hoy en algunos casos- vírgenes negras. Se ha especulado con los tipos de madera de determinadas zonas, con imágenes que han ennegrecido con el humo de las velas que durante siglos las han iluminado e incluso se ha llegado a proponer un origen profano de estas vírgenes, indicado que son herederas del culto a la madre tierra, que al ser negra nos puede recordar simbólicamente a estas tallas, para quizá cristianizar el culto a la tierra como uno de los elementos primordiales de la naturaleza, presente en ideologías y creencias pre-cristianas. Lo cierto es que en más de un lugar templario de nuestra provincia podemos encontrar estas imágenes que son herederas de las más antiguas tradiciones templarias de todo el país. Para seguir sumando historias y tradiciones al castillo de Montalbán, añadiremos que desde antiguo se decía que existía un enorme túnel subterráneo desde el propio castillo hacia la iglesia de Melque, confiriendo un mayor halo de misterio a estos dos edificios templarios.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo