Rafael del Cerro y el jueves que brilla más que el sol

Jaime Galán
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El historiador toledano ha sido el encargado de divulgar el pregón del Corpus Christi 2023. Ha realizado una radiografía histórica de esta celebración y de lo que supone para los toledanos «el jueves que brilla más que el sol»

Ya queda menos. Una frase que fue escuchada en el Teatro de Rojas en varias ocasiones al citarla los dos vocales del pregón del Día Grande de Toledo y que, probablemente, también piense una gran parte de la ciudadanía toledana. Porque es así, ya queda menos para el Corpus Christi 2023.

Tan sólo unos pocos afortunados han podido saciar sus ganas de que llegue la cita con un asiento en el teatro local. Sobre su escenario estuvo el historiador toledano Rafael del Cerro, el que fue el encargado de realizar una radiografía exhaustiva del Corpus Christi a lo largo de su historia.

Durante su discurso, Del Cerro hizo hincapié en una fiesta que presenta dos componentes que pueden sonar a contradicción, pero que son irremediablemente correctos para definirla, como son las palabras «universal» y «toledana». Porque nadie puede negar el arraigo que presenta en la ciudad y en sus vecinos como tampoco puede hacerlo con la proyección que ha desarrollado con el paso de los años. Prueba de ello fueron las imágenes con las que el pregonero acompañó su discurso, cuando el Corpus Christi fue televisado por primera vez en la historia en una televisión francesa en el año 1928.

Rafael del Cerro flanqueado por la alcaldesa en funciones, Milagros Tolón, y el presidente de la Junta Pro Corpus, Juan Carlos Fernández Layos.Rafael del Cerro flanqueado por la alcaldesa en funciones, Milagros Tolón, y el presidente de la Junta Pro Corpus, Juan Carlos Fernández Layos.Una fiesta que, para poder explicarla, comenzó a analizarla por sus preparativos. Rafael del Cerro destacó ante todos ellos «el paño de 1.600 metros que protege los cielos de la carrera procesional». Un aspecto que comparó con el «afán marinero», por eso de que «asegura la travesía  hasta el Día Grande y también suele sufrir las tempestades de la tormenta». Mención para los elementos ornamentales que fue acompañada de una puntualización para la pérdida de población del Casco. Rafael del Cerro señaló la «tristeza» que le genera que se vean balcones vacíos o menos elementos decorativos porque haya menos residentes en el barrio.

El historiador continuó con la víspera, «ese momento en el que los niños acuden corriendo a ver los gigantones y la Tarasca al oír los cohetes». Del Cerro rememoró cómo precisamente este elemento significativo del Corpus toledano se jubiló en el año 1963 y se renovó en 1982. 

Ya inmersos en la procesión, Del Cerro ponderó la oportunidad de vivir el paso de la Custodia «por los estrechos callejones del Casco Histórico antes que en los codiciados balcones de la Delegación del Gobierno».

Foto de familia con el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, la alcaldesa, Milagros Tolón, y los galardonados con las Tarascas de Honor.
Foto de familia con el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, la alcaldesa, Milagros Tolón, y los galardonados con las Tarascas de Honor.
El acto que precedía al «jueves que brilla más que el sol», como lo definió el pregonero, también otorgó las correspondientes Tarascas de Honor. Vicente López la recibió a título póstumo como idealizador y decorador del callejón de San Pedro y le siguieron la Cofradía Internacional de Investigadores, la fotógrafa Renata Takkenberg y la Universidad de Castilla-La Mancha.