La Policía Local de El Casar de Escalona ha difundido unas fotografías inquietantes de un turismo entre blanco y gris totalmente destripado. La vegetación del fondo se antoja frondosa. Se trata de la urbanización 'Vega de la China', junto a la ribera del río Alberche. Los agentes avisaron al dueño, vecino de la provincia, de la penosa aparición del automóvil. Casi desguazado. Y no es casualidad.

El dueño del coche robado recogió los restos del turismo a finales del mes de mayo. Mientras, la Policía Local pedía la colaboración a los vecinos para aportar pistas sobre el vehículo.

La decena de voluntarios de Protección Civil de El Casar de Escalona frecuentan las inmediaciones de la ribera del Alberche. Allí, aparecen turismos calcinados y desguazados; y allí, se encadenan incendios intencionados que dañan la naturaleza del río que recorre parte de la provincia antes de morir, embalsado, en Cazalegas.

La urbanización Cerro Alberche entraña parte de estos siniestros porque el acceso a la orilla del río es fácil. El equipo de Protección Civil llega el primero y avisa a los bomberos del Consorcio Provincial sobre la pertinencia de desplazarse hasta la orilla del Alberche. Resulta innecesario, en ocasiones, y son los propios voluntarios los que extinguen las llamas con su equipamiento.

«Llevamos una racha tranquila», comenta a este diario personal de la agrupación de voluntarios; no obstante, la Policía Local informó hace apenas dos semanas de la aparición del coche desguazado. El destripamiento se debe probablemente al interés por sacar provecho económico de las piezas.

Sin un recuento oficial, los voluntarios calculan que aparecen al año entre 10 y 15 coches incendiados en la ribera del río, a su paso por El Casar de Escalona.

El actual párroco de El Casar de Escalona, Juan Antonio Silva, ejerce desde hace siete años en el municipio sin sufrir ningún ataque, pero su antecesor vio también como ardía su turismo en la ribera del río Alberche.

Además del incendio de turismos robados, Protección Civil colabora con los agentes forestales en la cobertura de los abundantes incendios. El pasado 14 de mayo, fue fatídico. Cuatro siniestros casi simultáneos trajeron de cabeza a los especialistas. Hubo tres focos diferentes, separados entre sí por unos dos kilómetros, en apenas 15 minutos. Era de madrugada. Uno amenazaba unas viviendas y otro, una bodega. El tercero ocurrió en el arroyo de Marigarcía.

Y un cuarto se incorporó de inmediato al listado de siniestros en la dehesa del camino de Santa Olalla. Allí estuvieron también bomberos de la Diputación Provincial, forestales y agentes medioambientales, junto con la Policía Local y la Guardia Civil.