Ni el plan A, ni el B

Mario Gómez / LAS VENTAS
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Ni los toros anunciados de El Parralejo (excepto uno), ni los remiendos de José Vázquez dan opciones en una fría tarde en lo taurino y lo climatológico. El aire fue de nuevo un invitado inapropiado

Téllez pechó con el lote de menos opciones y el aire jugó en su contra. - Foto: Plaza 1

Remendaban dos toros de Jose Vázquez los anunciados, y exhibidos en El Batán, de El Parralejo. La única defensa eran precisamente sus pitones, porque fueron desiguales de presentación, pero con el mismo nulo comportamiento. El plan A, los cuatro que saltaron de El Parralejo tampoco fueron mucho mejor. Excepto el gran cuarto.

'Levitico' era guapo, y además su capa ensabanada capirote lo hacía vistoso. Recibió una ovación de salida y tras el recibo medido de capote, lo hizo bien en el caballo y Téllez brindó a los facultativos y se puso a torear. Por el derecho comenzó haciendo las cosas bien el toro, y por el izquierdo dijo que nones, poniéndole incluso los pitones en la barbilla en la salida de un pase de pecho. Se afanó en el izquierdo buscando reflejos del pasado año, pero el de El Parralejo, no era el de Arauz. Volvió al derecho y los tornillazos de Levítico se convirtieron en enganchones y Madrid se dividió. La estocada fue a la segunda y se fue baja.

'Marismeño' era un galán, ovacionado de salida, y que derribó dos veces al caballo. El aire hacía de las suyas mientras el animal embestía con carbón. Dos buenas varas de Carlos Prieto antes de un armónico quite de Fonseca. Resolutivo se mostró Navazo pareando al sesgo, antes de que Téllez cogiera la muleta en un trasteo al que el animal llegó parado y no tomó vuelo. Todo a la contra, y el frío que hizo que la gente pidiera abreviar. No sirvió ni para justificarse. San Isidro se había terminado pronto y ayuno para el moracho.

El hastío en el que estaba sumida la corrida no mejoró en los primeros lances del cuarto. Dos buenos pares de Javier Ambel parecieron un oasis en un capítulo en el que Perera no encontraba los terrenos para huir del frío viento y 'Camillero' se desplazaba con alegría. Hastío hasta ahí, cuando pareció que con exquisita fijeza y contundente entrega el animal contorneó embestidas alegres colocando la cara y rebosándose en la muleta. Qué gran toro, que merecía lidiarse sin el miserable aire que impedía toques precisos. 'Camillero' iba donde Perera le exigía, y la protestada colocación, era más acertada de lo que algunos suponían. Toro importante. Las bernardinas finales olían a voltereta; que libró de milagro. Luego besó la espada consciente de que descerrajaba una oreja y quién sabe si algo más, pero pinchó arriba, y demasiadas veces, y se llevó la oreja, otra más en su carrera.

Antes había sorteado un remiendo de José Vázquez, en segundo lugar, que era un muñequito con dos lanzas por delante. Perera le anduvo con el capote, pero nunca logró sujetarlo. Probablemente dos de los pares de la feria los dejó el gran Curro Javier y, tras la devolución de trastos, Perera brindó a Madrid. Comenzó por bajo, llevándolo mucho con la voz y al amparo del 5, dónde menos aire hacía, y a pesar de ello, comenzó a reponer el animal. El viento hizo que ondeasen las banderas y la muleta, y Perera optó por cambiar de pañosa. Ni con esas. El mando del extremeño quedó volado por el aire, y lo más destacable llegó al natural cuando le extrajo dos tandas de uno en uno, en una faena que, para no tener nada de contenido, le sonó el primer aviso toreando. El segundo llegó en el rosario de descabellos.

El toro de la confirmación de alternativa de Isaac Fonseca, perteneció al hierro de José Vázquez. Grandón y ofensivo por delante, resultó un manso de libro, suelto en los primeros tercios y picado al relance. Muy aquerenciado, el de Vázquez pareció dejarse en el inicio genuflexo del mexicano, que gozó del apoyo de multitud de compatriotas que le brindaron calor. Nada de lo que pareció, Fonseca planteó una faena en los medios que entre el aire y la condición del animal, quedó en poco más de dos notables tandas. El toro desarrolló peligro, y avisó con dos coladas, y estoico aguantó Fonseca los parones. Entre vivas, repartidos para España y México, le sonó el primer aviso toreando y enterró el acero a la segunda, con el descabello escuchó el segundo aviso y todo quedó en silencio para una firme actitud en la confirmación.

El que cerró plaza salió con brío y llegó a la muleta por definir. Destacó con los palos Juan Carlos Rey, y entre tanto parsimonioso y emocionado Fonseca brindó al público. En esas se echó de rodillas y se lo sacó por la espalda. Le desarmó en el envite, pero a la segunda salió la jugada. Cambiado por la espalda de rodillas, otro de pie, y Madrid en ebullición. Aprovechó la alegría de 'Hostelero' para darle distancia y montar un taco. Pronto y en la mano. Tandas de tres y el de pecho, ofreciéndosela muy alante y vaciando donde podía. La endebleza del toro era la traba en los naturales atalonados y los derechazos de riñones encajados. Trabajo ímprobo en los medios y baldío en el tercio. Entre vivas a México y España, de nuevo, Fonseca, de nuevo, se la estaba jugando. Faena seria y con ceñidísimo final qué también tuvo un aviso toreando. Volvió a terminar entre el uy y el olé, queriendo amarrar un trofeo, antes de dejar una estocada que precedió a una petición insuficiente. Fonseca se marchó dejando una buena imagen, a pesar de quedarle mucho camino por recorrer, y lo hizo en furgoneta, a pesar de haber llegado en autobús de la EMT, como spot para promocionar la feria.

ARCHIVADO EN: Toros, Tauromaquia