A Eduardo Fernández, vecino de Robledo del Mazo, se le quiebra la voz cuando recuerda la vuelta de la caravana de coches de los vecinos de Robledo del Mazo. Al paso por Buenasbodas, recibieron el aplauso unánime de la población: "Era una emoción...", acierta a decir este aficionado a la naturaleza que ha vuelto ya a la Microrreserva de la Garganta de Las Lanchas. Ayer recorrió pormenorizadamente la superficie: "Está todo perfecto".

Eduardo, como sus vecinos, fue desalojado hace justo una semana hacia Belvís de la Jara, donde recibieron una atención extraordinaria de la localidad jareña, de Cruz Roja y de los voluntarios. La "odisea" que espera no se repita concluyó 24 horas después con el regreso a Robledo del Mazo. Las llamas se habían quedado a 500 metros del núcleo urbano; y a unos 150 de la pedanía de Las Hunfrías. "Se podía haber quemado todo el pueblo", mastica.

Este vecino que guía a numerosas familias sabía ya de primera mano que la Microrreserva de la Garganta de Las Lanchas se había salvado, pero ayer subió al paraje para comprobar el estado después de esperar, por prudencia, unos días. Vio corzos despistados. Y ciervas. Pero ni rastro de aves, excepto cornejas. Estaban intactos también los loros, una especie rara y singular. Se trata de un arbolillo de hoja perenne, emparentado con prunos, rosales y especies similares. Esta especie tiene una antigüedad de más de 50 millones de años,

Uno de los ejemplares de la Garganta de las Lanchas, ayer.

"La Garganta de las Lanchas es un pequeño valle boscoso recorrido por un arroyo que vierte sus aguas al río Gévalo, protegido por su valiosa variedad de especies amenazadas de flora y fauna,así como por su interés paisajístico, en el que destaca la presencia de varios saltos de agua", describe la Junta de Comunidades sobre el paraje. Declarada Microrreserva en mayo de 2003, con una superficie aproximada de 435 hectáreas e incluida en la Red Natura 2000, forma parte del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y de la Zona de Especial Protección para las Aves 'Montes de Toledo'. También forma parte del área crítica del águila imperial y de la cigüeña negra. Los servicios de emergencias informaron de que el incendio había afectado a unas 25 hectáreas.

Las chorreras que han popularizado la garganta estaban intactas. "No sé de dónde viene el agua", bromea porque sigue circulando, como siempre, por el arroyo. Eduardo estuvo más de dos horas por la zona y reconoce que el ambiente es "triste" por toda la superficie quemada de los alrededores: más de 500 hectáreas ardieron, principalmente pinar. Pero sabe que se recuperará en su mayor parte.