Además de hacer gracietas en 'Zapeando', Quique Peinado escribe artículos serios que contribuyen a entender mejor la realidad política y social. Es uno de esos periodistas a los que merece la pena seguir. Tras la celebración de los comicios municipales y regionales publicó en 'Infolibre' una columna comentando que, en estos momentos, votar es un estado de ánimo donde, para algunos,  lo emocional parece tener «más peso» que el trabajo y gestión realizados por el candidato o el partido de turno sometido a escrutinio en las urnas.
En la imposición de ese visceral sentimiento, las derechas han demostrado ser muy hábiles. Simplificar el interés colectivo a antagónicas disyuntivas como 'la libertad o yo', 'comunismo o Ayuso' o 'que te vote Txapote' es una estrategia que, a la vista de los últimos resultados electorales, les ha funcionado bien. Por eso ahora, ante el trascendental 23-J se repite el esquema con la dicotomía 'Sánchez o España', intentando que los votos lleguen a las urnas directamente desde el corazón de los votantes, sin pasar por la cabeza.
Desde mi personal punto de vista, ello, además de injusto y maniqueo, pervierte el sentido de esta convocatoria electoral, porque por mucha inquina 'antisanchista' que se haya inoculado entre los españoles, en el haber del gobierno de coalición destacan casi doscientas normas legislativas que han contribuido a mejorar el día a día de una gran mayoría de ciudadanos: subidas notables del SMI y de las pensiones, reforma laboral, escudo social durante la pandemia, leyes de eutanasia y memoria democrática, equiparación de los permisos de paternidad y maternidad, rebaja del IVA a los productos de higiene femenina, Ingreso Mínimo Vital, impuestos a las grandes fortunas y beneficios bancarios, reducciones de precios o gratuidad en transportes públicos, derecho a cobrar paro por las empleadas del hogar,…
No sé si quienes nos consideramos progresistas somos conscientes de cuánto puede perderse en España si Partido Popular y Vox consiguen mayoría suficiente para gobernarnos, pero sí tengo claro que ellos saben muy bien qué avances tumbar y arrebatarnos. Por eso debemos ponernos las pilas, ser diligentes en la defensa de cuanto creemos y demostrar que nuestra indolencia o pasotismo no pueden ser, otra vez, aliadas suyas en su pretendida carrera hacia La Moncloa.