En menos de cinco meses, la Nocturna de Toledo abarrotará de nuevo las calles del Casco Histórico de la ciudad con corredores y espectadores. Con permiso de la San Silvestre, esta prueba se ha convertido en el centro de todos los focos del atletismo provincial, regional y hasta nacional. Y no precisamente porque se corra por la noche.

Por eso, su organizador, Rubén Lozano, tiene un primer objetivo entre ceja y ceja: superar la barrera de los 4.000 corredores. Para él, es el momento de romper todos los récords y afianzar definitivamente la prueba, si es que ya no lo está. Asimismo, la Asociación de Vecinos La Mezquita, a la que representa, ha presentado una serie de novedades que podrían convertirse en realidad.

La más destacada se refiere al cambio de ubicación de la salida. Se quiere que sea en la avenida de Castilla-La Mancha, junto a la piscina cubierta del Salto del Caballo y la Estación de Autobues. La idea es aprovechar la pasarela para colocar el arco de meta, además de potenciar la megafonía. Sobre todo, supone un inicio de carrera mucho más espectacular que los ensayados en años anteriores, aunque la decisión final depende de los permisos municipales.

Las inscripciones tienen un coste inicial de 12 euros, aunque se da la posibilidad a los corredores que se apunten hasta el 11 de junio de no optar a camiseta, por un precio de 7 euros. Del 12 al 19 de junio, el coste se mantendrá en los 12 euros, mientras que aumentará a partir del 20 de septiembre hasta el cierre, el 19 de octubre, a 15 euros.

La organización ya tiene a punto el diseño del a camiseta de esta décimo sexta edición. Siempre se rinde un homenaje desde la Nocturna, y este año, será a los cinco maratonianos toledanos que lograron la victoria por equipos, con el Club Atletismo San Pablo, en el Maratón de Nueva York de 1988: Juan Carlos Montero, Juanfran Romera, José Luis Díaz Toledo, Francisco Pastor y José Ruano. Como reconoce el propio Rubén Lozano, «quisieron ser los padrinos sin ningún problema».

De nuevo, la Nocturna de Toledo abrazará las acciones solidarias. Y es que, además de mantener la tradicional donación a la Fundación Niemann Pick, la prueba reservará una parte de la recaudación de las inscripciones para dotar de un rocódromo al colegio Alfonso VI de la ciudad. El año pasado, el beneficiario fue el colegio Santa Teresa, mientras que el anterior le tocó al colegio Fábrica de Armas.