PP y Vox aspiran a crecer en el feudo sagreño del PSOE

Á. de la Paz
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La comarca tiene 17 alcaldes socialistas, incluidos los regidores de las tres localidades más pobladas, por solo siete del PP. Los cómodos triunfos electorales de las derechas en las elecciones generales no tienden a extrapolarse al ámbito local

PP y Vox aspiran a crecer en el feudo sagreño del PSOE - Foto: David Pérez

La doble cita municipal y autonómica del próximo mes de mayo renovará las alcaldías de las 31 localidades de la comarca de la Sagra. La situación de partida refleja la preeminencia del PSOE en este espacio fronterizo con la Comunidad de Madrid. Son 17 los alcaldes que representan las siglas del partido socialdemócrata, incluyendo los regidores de Illescas, Seseña y Yuncos, las tres localidades más pobladas de la zona. El predominio socialista en las administraciones locales sagreñas, habitual desde la restauración democrática, consolidó tras las elecciones de 2019 un retorno labrado cuatro años antes: los comicios de 2015 devolvieron a la izquierda una posición favorable laminada en la votación pretérita.

La distribución del poder local en la Sagra sitúa al PSOE en una posición de privilegio: a los tres ayuntamientos con más empadronados se unen los bastones de mando en Bargas, Olías del Rey, Casarrubios del Montes o Yuncler, entre otros. Más allá de los 17 alcaldes socialistas, hay siete regidores del PP, distribuidos en los municipios de Lominchar, Magán, Mocejón, Numancia de la Sagra, Valmojado y Villaseca de la Sagra. El resto de consistorios de la Sagra están dirigidos por tres primeros ediles de Ciudadanos (Borox, Cedillo del Condado y Yunclillos), dos de Izquierda Unida (Añover de Tajo y Esquivias) y dos regidores más adscritos a formaciones independientes de ámbito local (Chozas de Canales y Las Ventas de Retamosa)

Los socialistas han convertido la Sagra en otro bastión municipal: esta zona fronteriza es tanto una extensión del cinturón rojo del sur madrileño -hacia el norte toledano- como una prolongación del poder hegemónico que los socialistas disfrutan en la región y que tratan de mantener en un área madrileñizada. La fortaleza del PSOE en las localidades sagreñas se ha cimentado a partir de la elección de perfiles reconocidos en las respectivas sociedades locales. Las candidaturas municipales de esta formación han tendido a incluir a representantes de las diferentes entidades vecinales, culturales, deportivas, solidarias o religiosas.

Las alcaldías del PSOE en la zona mermaron en 2011, con el zapaterismo devorado en el fuego de los recortes, pero en 2015, al calor de los acuerdos con las marcas locales que recogían la indignación y emulaban el asambleísmo de Podemos, recuperaron buena parte de las plazas perdidas. Los comicios de 2019, con los gobiernos nacional y autonómico en manos socialistas, consolidaron su primacía.

Sin embargo, la pujanza de la izquierda en el ámbito municipal sagreño topa con el amplio respaldo que los partidos que se proyectan desde el centro hacia la derecha de la escala ideológica suelen obtener en la comarca del norte de la provincia en las elecciones generales. El voto dual, característico en el comportamiento electoral en la región, refuerza la distinta valoración con que el votante participa en unos comicios o en otros. En cualquier caso, los recurrentes triunfos de la derecha en este territorio desde 1996 no se han traducido en un refuerzo municipal.

El municipio más poblado que el PP gobierna en La Sagra es Numancia (5.170 habitantes). La escasa porción de localidades regidas supone un pobre resultado para un partido bien asentado en el territorio, pero que no ha terminado de despuntar en el ámbito más próximo a los ciudadanos. Además, dos ayuntamientos en los que el PP consiguió investir a su candidata tras los últimos comicios de 2019, Carranque y Esquivias, cambiaron de color mediada la legislatura (en favor del PSOE e IU, respectivamente). 

Vox, por su parte, ha encontrado en la Sagra uno de sus escenarios fetiche. El partido presenta 21 candidaturas municipales en la comarca, frente a las 16 listas de la convocatoria previa, cuando obtuvieron unos pocos ediles (12 concejales en una decena de ayuntamientos) y ningún poder para la conformación de mayorías. Desde entonces, esta formación se ha afanado en la construcción de sus filiales locales y en la denuncia de la problemática que atañe al territorio. En las últimas generales celebradas, Vox cosechó más del 30% de los votos emitidos en 18 de los 31 municipios de la comarca, incluyendo Illescas (30,8%), Seseña (31,5%) o Yuncos (33,3%). Sus resultados tendieron a ser mejores en aquellos ayuntamientos con una presencia mayor de población extranjera.

EL RITMO DE LA CALLE. El 18 de diciembre de 2022, Illescas acogió una manifestación contra la ocupación ilegal de viviendas en la comarca. «Calles seguras. No más delincuencia» fue el eslogan de una de las pancartas situadas en la cabecera de la marcha. La asociación Mi Barrio Seguro convocó una acción en la que participaron representantes municipales y autonómicos de PP y Vox y que reunió aproximadamente a un centenar de personas. Tal protesta coronó una espiral contestaria larvada en los últimos años y salpicada de concentraciones pretéritas en diferentes puntos del territorio sagreño.

Un rápido repaso a golpe de buscador y clic perfila el vínculo que se ha establecido entre la comarca y el delito. La actividad de organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico o la presencia de bandas juveniles son otras dos de las causas que modelan una imagen negativa creciente. La Sagra evoca peligro. Mientras tanto, la hemeroteca acentúa un relato amenazante.

La seguridad, por tanto, apunta a convertirse en uno de los ejes programáticos de las diferentes propuestas políticas en las próximas elecciones. La calle será uno de los escenarios en liza. El miedo, un indicador difícil de ponderar (por la carga irracional de los sentimientos de cada cual; por la falta de estadísticas desagregadas por municipios y la imposibilidad de establecer comparaciones), marca la agenda de la comarca: el dinamismo económico de la zona enfrenta una retórica de inseguridad creciente.

DEL CHALÉ AL CONCERTADO. Uno de cada cuatro habitantes de la provincia está empadronado en la Sagra. La proporción ha crecido en los últimos años: la comarca sita entre la capital regional y el área meridional de Madrid ha disparado su peso demográfico y económico dentro del ámbito toledano, destacando como un espacio con identidad propia en el centro peninsular. La Sagra es el hogar tanto de cientos de familias sin vínculo familiar previo que cruzaron la raya interregional -aprovechando los precios más asequibles de la vivienda- como de nuevos vecinos procedentes de otros países que llegaron al reclamo de miles de puestos de trabajo y un horizonte vital favorable.

Los nuevos residentes engrosaron los respectivos padrones municipales, transformando a este territorio en un espacio comparativamente joven y con buena parte de su población en edad activa. La elección de La Sagra se cimentaba en una promesa de mejor calidad de vida, en la consecución de un nuevo estatus a partir del chalé, la piscina, el deportivo alemán, el suv. Los antaño pueblos del norte de la provincia aparecían como emplazamientos propicios: había dotaciones suficientes, terreno para seguir construyendo y una realidad diferente a la del cinturón suburbano de Madrid.

Tiempo después de la explosión residencial, extendida en toda la comarca hasta que la crisis de 2008 pinchó la burbuja (posteriormente, el crecimiento acelerado se ha mantenido sólo en algunos de sus municipios), ha emergido la problemática relacionada con el deterioro de la seguridad al tiempo que se han destapado algunas dificultades para la convivencia entre unos vecindarios heterogéneos y poco arraigados, y se ha constatado la saturación de determinados servicios públicos. Más allá del empeoramiento de la calidad de estas prestaciones (una idea cuestionable), se observa una preferencia en aumento por la asistencia que brindan empresas con fines lucrativos.

Los colegios concertados religiosos de Illescas y Seseña, construidos ambos en la última década, confirman un patrón que acerca la realidad social de este territorio al de la vecina Madrid: el uso de recursos públicos pierde peso frente a la emergencia de las dotaciones privadas. El número de matrículas en estos centros crece cada curso, sin que el credo de los padres parezca el principal motivo de la elección. La proliferación de clínicas médicas y consultorios de especialistas remarcan la extensión del seguro privado sanitario. La venta de alarmas y sistemas de protección para la propiedad privada es otro negocio que encuentra un buen número de clientes en esta zona.

La preocupación por la seguridad y las nuevas pautas de consumo de ocio y bienestar sugieren la existencia de un cambio social latente cuyas implicaciones políticas se antojan aún desconocidas. Las transformaciones que se vienen observando en esta parte de la provincia -respecto al conjunto toledano- acercan el día a día de la comarca al ideario que ofrecen los dos principales partidos de la oposición. Mientras los socialistas se aferran a la reivindicación de la gestión realizada, PP y Vox encuentran en la salvaguarda de la calidad de vida el camino para conquistar en las elecciones municipales a quienes ya les votan en las generales.