En Ereván, capital de Armenia, la guía contaba  orgullosa a los turistas españoles disponer, al menos, de tres anillos verdes en la ciudad. La guía explicaba que los anillos verdes protegían a la capital en invierno de los vientos  del mítico Ararat y creaban espacios protegidos en el intenso verano de las planicies turcas.  Armenia es un país pequeño, situado entre dos imperios, el ruso y el turco, en proceso de transformación e independencia de la antigua URSS. Ereván, enclave de una de las rutas de la seda, como toda ciudad del siglo XXI, está afectada por las crisis del cambio climático y los desequilibrios de un urbanismo insostenible.
Toledo es tan antigua como Ereván y en el siglo XXI tiene los mismos problemas que ella: un crecimiento desordenado, un importante desequilibrio urbano, una contaminación en crecimiento que afecta a la calidad de vida de los habitantes y a su patrimonio histórico y cultural. Vemos cómo los edificios, las murallas, las delicadas construcciones mudéjares  renegrean por  la acción pegajosa de la contaminación. Vemos cómo estructuras antiguas se derrumban en parte o en todo por la acción de tormentas y vientos imprevisibles, la desidia institucional o por el abandono de los propietarios de los inmuebles.  
Luego están los barrios con construcciones de mala calidad. La ambición de obtener beneficios rápidos  y la economía mermada de los habitantes crearon unos barrios que se han ido deteriorando a gran velocidad. Como alternativa se crearon barrios nuevos para gentes jóvenes, pero a distancias desproporcionadas. Eso ha convertido a Toledo en lo que el profesor Zarate denomina una 'ciudad archipiélago', que necesita del automóvil permanentemente para desplazarse de un lugar a otro con la contaminación y las deseconomías de escala que generan. A su vez, por su latitud, Toledo se sitúa entre los lugares que se verán más afectado por el aumento del clima. Cuarenta grados en verano que, hasta hace poco eran una excepción, se convertirán en una temperatura mantenida por meses. Una de las propuestas que se deberían desarrollar en Toledo se asemeja a la de Ereván: crear una sucesión de anillos verdes que atenúen las altas temperaturas de verano y contrarresten otros efectos indeseados del cambio climático. En fin, re-planificar la ciudad.