El porqué de que todos seamos mozárabes

Mario G. Gutiérrez
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El abogado y ex alcalde de Toledo, Juan Ignacio de Mesa, protagonizó una conferencia sobre la población cristiana, de origen hispanovisigodo, que vivía en el territorio de Al-Ándalus

La Hermandad de Caballeros y Damas Mozárabes de Toledo organizó la conferencia. - Foto: L.T.

Corrían los primeros años del siglo VIII y los árabes campaban por la Península conquistando territorios y arrebatándoselos a las estructuras de poder visigodas.

Un grupo de musulmanes norteafricanos dirigidos por el general bereber Tariq ibn-Ziyad comenzaron el avance por la Península Ibérica estableciendo a su paso Al-Ándalus.

Es en ese momento cuando los cristianos que se encontraban en la Península tuvieron la opción de convertirse al Islam, pasando a denominarse muladíes o continuar practicando la religión cristiana bajo la denominación mozárabe.

Durante el periodo de dominio musulmán del territorio peninsular, los mozárabes mantuvieron la posibilidad de continuar manteniendo su culto, «por su puesto pagando los correspondientes tributos y obligaciones».

Así lo explica el abogado y ex-alcalde de Toledo Juan Ignacio de Mesa, quien en la tarde de ayer pronunció una conferencia en la iglesia Mozárabe de Santa Eulalia.

De Mesa se refirió a la comunidad mozárabe de Toledo y de su evolución, una tradición y costumbre arraigada especialmente en la ciudad y de la que quedan vestigios en forma de iglesias y capillas, como la de la Catedral de Toledo, y que dan fe de la importancia del periodo de esplendor que vivió esta arabización del cristianismo durante los siglos del VIII al XI.

Precisamente es en el siglo XI, con la llegada de Alfonso VI en el 1089 a Toledo, cuando los árabes dejan de estar en la ciudad, surgiendo la dificultad de cuál sería el futuro de la comunidad mozárabe.

En aquel momento, Alfonso VI, a instancias del Papa Gregorio VII, introdujo en Castilla la liturgia Romana, aboliéndose el rito Hispano-Visigodo, pero permitiendo a los mozárabes el derecho de que se les respetara y mantuviera en las seis parroquias que habían conservado bajo el dominio musulmán y que eran de muy antigua fundación: Santas Justa y Rufina, San Marcos, San Lucas, Santa Eulalia, San Sebastián y San Torcuato, así como en algunos otros templos y monasterios. Para el sostenimiento de las parroquias y conservación del rito les asignaron como feligreses, a título personal, todos aquellos mozárabes y sus descendientes «in perpetuum».

De ahí que la conferencia de Juan Ignacio de Mesa, titulada 'Todos somos mozárabes', pretendiera poner en valor, como el propio conferenciante explicaba a La Tribuna, «la importancia del respeto y la convivencia con la que los toledanos de la época vivieron», así como también poner en valor el rito y las tradiciones.

De Mesa también quiso destacar la labor de la Hermandad de Caballeros y Damas Mozárabes, y sus fines de defensa, conservación, realce y transmisión de las tradiciones de la Comunidad Mozárabe en todos sus aspectos, especialmente históricos, litúrgicos, culturales y sociales, y cuyo Hermano Mayor, Antonio Muñoz Perea, destacó el toledanismo del conferenciante así, como su trascendencia más allá de la ciudad. 

Una convocatoria, en la citada iglesia mozárabe de Santa Eulalia, en la que casi medio centenar de personas quisieron conocer más y adentrarse en las tradiciones mozárabes así como la vida de estos cristianos en territorio de Al-Ándalus en la ciudad.