Antonio Sáez-Bravo saludó a su hermano Lucas, un conocido periodista deportivo, con una pregunta que concentra la emoción desbordada el domingo: «¿Te ha contado papá lo de Urda?». Unas horas antes, hacia las 11:45 de la mañana, este treinteañero con parálisis cerebral entraba en la Basílica del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz de Urda. «Es el verdadero protagonista del día», dijo como recepción el párroco del municipio manchego.

Antonio padece una grave minusvalía reconocida administrativamente con una dependencia plena. Ha encajado numerosas operaciones, pero está sano. «Muy sano», apostilla su padre, Lucas. Sin embargo, una peregrinación de 12 kilómetros entre Consuegra y Urda se antojaba un propósito inalcanzable para esta familia de Ocaña. Hasta hace dos semanas. Entonces el padre recibió una llamada con un mensaje: está disponible una silla Joëlette.

«Mi hijo disfrutó mucho. Fue bonito y emocionante», resalta Lucas. Por relevos, el padre, el organizador de la peregrinación a Urda desde Dosbarrios, Tomás Mejía, y otros voluntarios condujeron a Antonio durante los 12 kilómetros. Sólo tardaron dos horas y cuarto. La participación de Antonio formaba parte de una peregrinación organizada por el Ayuntamiento de Dosbarrios con 30 senderistas. El domingo, hacia las 9 de la mañana, recibieron a Antonio y a su padre. Junto con ellos, unos 100 voluntarios dispuestos a turnarse para hacer disfrutar a Antonio.

«Mi hijo estaba tenso al principio, pero cada vez iba más contento y suelto. Es un reto conseguido», valora al respecto Lucas, quien aprecia el afán de colaboración de los compañeros de caminata. Los guías del tramo final fueron Lucas, Tomás y otros dos senderistas de Noblejas.

La silla Joëlette permite el desplazamiento por todo tipo de terrenos con una única rueda. Al menos, dos acompañantes deben guiar la marcha, totalmente ligera a tenor del tiempo empleado para unir los 12 kilómetros entre Urda y Consuegra.

federación de montaña. Se trata de la primera salida en la provincia con una silla Joëlette con la colaboración de la Federación de Montaña de Castilla-La Mancha. La delegación de Albacete cedió esta herramienta, pero el vocal de senderos de la provincia, Óscar Lancha, detalla también el proyecto entre la federación y la Rotary Club de Toledo para la adquisición pública de una, cuyo coste ronda los 4.500 euros. La primera quedará en depósito de la Fundación Realidad Toledo, y el uso quedará abierto a cualquier peticionario.

De momento, el próximo 7 de octubre, la Federación de Montaña de Castilla-La Mancha organizará en la ciudad de Toledo un curso sobre el manejo y uso de la silla Joëlette para iniciar una cadena de voluntarios que puedan guiar esta herramienta singular. La formación incluirá también el aprendizaje sobre la utilización de una barra para  ciegos.

«Ha subido a gente al Teide», comenta Óscar sobre las posibilidades de esta silla especial que abre un repertorio de experiencias mágicas como la de Antonio Sáez-Bravo, un fanático de los 40 Principales que ha protagonizado la primera de muchas marchas en la provincia con una silla especial.