La magia de un Toledo que fue «la NASA de la época»

J. Monroy
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San Servando acoge el IICongreso Toledo Ciudad Mágica, con 14 conferencias y actividades en las que se tratará la historia, la fantasía y la ciencia de la mítica urbe

La magia de un Toledo que fue «la NASA de la época» - Foto: David Perez Redactor grafico La Tribuna

Toledo siempre ha sido cuna del conocimiento. Fue adorada por los templarios. Tiene el dato de que a la nigromancia, durante mucho tiempo, se le llamó «Ars Toletana» y cientos de personas venían a conocer los estudios. Pero lo que aquí se estudió fue más allá de lo exotérico y enigmático, Toledo fue el centro de la ciencia mundial en época de Azarquiel o de Alfonso X, lo que le llevó a ser «la NASA de la época y venían los científicos a aprender». Tuvo el Artilugio de Juanelo. Incluso los nazis la adoraron y Hitler la mencionó en algún discurso.

La 'magia' de Toledo, entendiendo como tal «lo desconocido, lo que te sorprende pero sabes que tiene respuesta» será la protagonista este fin de semana en el castillo de San Servando en el II Congreso Toledo Ciudad Mágica, que va a intentar dar esa respuesta científica a todo aquello que parece mágico. Están confirmados ya 140 asistentes, el aforo total del castillo, de los que solo un diez por ciento son de Toledo. El resto son de todos los rincones de España y rincones de Europa como Noruega. Además, hay una lista de espera de cincuenta personas.

El organizador del Congreso, el escritor y divulgador Luis Dévora, apunta que siempre se habla del patrimonio material de Toledo, pero no del inmaterial, que pocas veces se protege. Este es precisamente el objetivo del encuentro, traer a los mejores divulgadores de la historia o el mundo mágico que ha hecho de Toledo una ciudad especial para, entre todos, proteger también el patrimonio inmaterial. De forma que en el Congreso se trata, sobre todo, la historia.

Programa variado. El Congreso quiere ser diferente. Además de la conferencia de los doce ponentes durante el viernes y el sábado, los asistentes podrán dormir en el propio castillo, «y vamos a convivir los que buscan respuestas y los ponentes, que también buscamos respuestas». Después el domingo habrá una ruta al segundo museo más original del mundo, el Cromática. RNE emitirá desde allí su programa Espacio en Blanco y los investigadores de lo paranormal harán una investigación en el castillo, tachado a veces de encantado y con su propio fantasma.

Este IICongreso se inaugura esta tarde a las cuatro y cuarto, con la presencia de Javier Belmar. La primera ponencia es de Antonio Lázaro 'Toledo: Imán literario', que tratará de explicar cómo es posible que Toledo atraiga a tantos escritores, como Bécquer, Cervantes o Galdós, y aquí surjan sus mejores obras. Gonzalo Rodríguez abordará la conquista romana de Toledo y Engel de la Cruz la historia de los comuneros toledanos y sus misterios.

El propio Luis Dévora dará la ponencia 'La Calle Mística', donde se acerca a una calle de Toledo, «donde hay una anomalía estadística, que no pasa en ningún lugar del mundo, donde nacen las obras del misticismo más importantes del mundo católico, con San Juan de la Cruz y Santa Teresa, pero también está el Greco y en el mismo punto nace La Celestina, solo en unos pocos metros cuadrados». El viernes concluye con la actividad investigadora con Pedro Amorós en el castillo.

Mañana sábado, el alquimista Luis Silva explicará la simbología oculta en Toledo. Después, Daniel Gómez Aragonés abordará 'Toledo y cuatro hombres que hicieron historia desde la fe', todavía no ha explicado quiénes son.

Miguel Ángel Pertierra se acercará a la 'Medicina y esoterismo en Toledo', con casos documentados, y Pedro Amorós hablará de 'Psicofonías y dimensión fantasma'.

Por la tarde, el director regional de La Tribuna, Francisco José Rodríguez, explicará su investigación histórica en 'Toledo y los nazis. Del mito a la peregrinación', para dejar paso a Jesús Callejo y su Ciudades mágicas. Josep Guijarro también hablará de historia en 'Toledo: La misión secreta de los templarios'. Finalmente, cerrará la jornada Miguel Blanco, con una mesa redonda y a las diez RNE emitirá en directo Espacio en Blanco.

Toledo, admirada por los nazis. Es cierto, el líder nazi Himmler estuvo en Toledo. Pero no para buscar el Santo Grial, como dice la leyenda, y en todo caso sería un Grial muy distinto al de Indiana Jones, no una copa, sino «el mito griálico parsifaliano, según el cual, el Grial es una piedra de la corona de Lucifer». El director regional de La Tribuna, Francisco Rodríguez, ha estudiado la relación de los nazis con Toledo y desmitifica esta visita de Himmler, que «no vino buscando nada, vino porque Toledo era una ciudad importante para el régimen después de toda la propaganda que habían hecho».

Porque más allá de esa visita puntual lo que le llama la atención a Rodríguez, autor del libro 'Otto Skorzeny. El nazi más peligroso de la España de Franco', es la admiración de los nazis por Toledo, ciudad que convirtieron en lugar mágico. Según sus investigaciones, los nazis construyeron un mito en torno a Toledo «por pura propaganda». Lo hicieron mezclando conceptos diversos de la historia, como el hecho de que los visigodos, pueblo guerrero germano y conquistador, se asentaran en la ciudad, por una justificación mágica. A partir de ahí, el primer Reich para los nazis fue el de Carlos V, con corte muchas veces en la ciudad, fue una de sus ciudades favoritas. A eso unen que en el palacio imperial de Carlos V, el Alcázar, se dio lo que interpretan como primera victoria del fascismo sobre el comunismo en un campo de batalla. Ellos, apunta, siguieron lo que pasó en el Alcázar día a día y lo venden como una gesta y vendieron Toledo como una ciudad sacrosanta, que une a los godos, Carlos V y la superioridad del fascismo sobre el comunismo. De forma que así se inició una peregrinación anual de nazis al Alcázar Toledo, que se mantuvo después de la Guerra Mundial y tuvo su culmen en la Internacional Fascista de 1951. Aunque estas visitas parece que continúan.

La importancia de la ciudad para los nazis es tal, apuna Rodríguez en su libro, que tras invadir Polonia, Hitler se refiere a Toledo y compara la defensa del Alcázar con la de Varsovia.