«El humor funciona si nos apartamos de caca, pedo, culo, pis»

M.G
-

El actor Fernando Albizu actuará el viernes y el sábado en la obra 'Goteras'. El Teatro de Rojas acoge el estreno nacional de este montaje basado en un texto de Marc de la Varga. Albizu es un hombre risueño, gracioso e histriónico que no para quieto

El actor Fernando Albizu en un palco del Teatro de Rojas - Foto: Y. Lancha

Cuando Fernando Albizu se ríe lo hace a carcajadas y aspavientos, con el cuerpo entero. Tira de humor siempre que puede y, sobre todo, cuando está nervioso para disimular y así lo hizo en la rueda de prensa de ayer y terminó convirtiéndola en un buen show. Así es él todo el rato, esté dónde esté y con quién esté, aunque a ratos deja el cachondeo para no hartarse de sí mismo. Este curtido actor no tiene nada de divismo. Ni le gusta ni lo practica. «Alguien me dijo una vez en un teatro que el verdadero camerino está en el escenario». Ahí sí se la juega, pero en aparentar no pierde un minuto. No le sirve ni le alimenta.

En el cartel de 'Goteras' tu personaje tan desaliñado, da miedo...

Siempre doy un poco de miedo (risas). No es la intención del personaje. Es un señor que está un poco perdido, le pilla el vecino dormido y no sabe qué pasa. 

El viernes es el estreno nacional de 'Goteras' en el Teatro de Rojas. ¿Qué es lo más complejo a la hora de combinar el presente y el futuro en la misma escena?

Lo más complicado es el envoltorio, ver diferentes casas con una misma escenografía y ahí es donde entran las luces y van apareciendo y desapareciendo los espacios. 

¿Qué aporta ese personaje que interpreta, treinta años mayor que su vecino, el alter ego en dos tiempos distintos.

Hago varios personajes y cada uno aporta una cosa. Todos los personajes son 30 años mayor que el vecino. El primero aporta un poco eso de poner los pies en la tierra y es menos fantasioso. Pero también hay otro vecino que aporta mucha fuerza, otro que aporta feminidad, cada uno aporta algo diferente... Es complicado de explicar, lo mejor es ver la función, está claro.

El tiempo invita a la reflexión en esta obra. ¿Cuesta hacer humor con el tiempo?

No. La base del humor es el drama. Para que las cosas funcionen hay que apartarse del humor del caca, culo, pedo pis, que está obsoleto desde hace mucho tiempo.  Lo bonito y lo que hace que la gente se ría mucho es que los espectadores saben el drama que tienes encima del escenario y mientras tú estás sufriendo se parten de risa porque las situaciones son completamente absurdas. Muchas veces la solución está delante de las narices pero el personaje es incapaz de verlo y hacerlo, ahí está la gracia.

¿Los espectadores salen tocados de una obra que habla del tiempo, de las expectativas, de la vida...?

No saldrá tocado, pero hay píldora al final que te hace reflexionar sobre qué tipo de vida quieres vivir, pero no es una obra que te toque de esa manera ni un drama murciano. Hay gente que ve la reflexión y otra que no, pero lo que sí asegura la obra es cagarse de risa.

Lo que está claro es que el director Borja Rodríguez quería una obra novedosa y que no estuviera vista.

Es una obra muy novedosa, bastante cinematográfica y hacerla en teatro es muy difícil. La primera vez que la leí me encantó, pero pensé que sería muy complicado hacer todos estos cambios. Pero al final lo hemos hecho porque el teatro tiene esa magia y una vez que entras en esa convención teatral todo fluye de alguna manera y ha sido bastante sencillo.

¿Qué pensó el director cuando te conoció antes de ofrecerte el papel?

Se asustó porque buscaba a alguien calmado. No me conocía, él sí es un tío muy tranquilo y con mucha calma y me decía que si había algún problema en los ensayos a él le gustaba hablarlo para que todo el mundo se vaya a casa con todo hablado. Y yo no tengo ningún problema, pero es cierto que cuando algo me sale mal me cabreo conmigo mismo y empiezo a vociferar yo solo y se entera todo el mundo. Él quería saber de mí, se lo pinté más negro, se asustó el doble y se fue a casa aterrorizado. 

Afortunadamente, Borja es amigo de Teté Delgado y yo también de ella y la forma de trabajar de nosotros dos es muy parecida. Teté y yo somos muy energéticos, nos pasa más o menos lo mismo y al tercer día de los ensayos el director me dijo que era igual que Teté. Soy un tío muy grande y cuando me dan los arrebatos se me escucha. Los términos medios en mi vida son complicados, siempre ha sido así, o me cae alguien muy bien o muy mal,  o me gusta mucho o nada. El término medio es algo que estoy trabajando, aunque ahora estoy más moderado, pero de joven era insoportable. 

'Goteras' dura exactamente 70 minutos, con lo que no es una obra muy larga. ¿No daba para más?

No hay que estirar más. No es muy larga. Las obras las puedes estirar todo lo que te de la gana, pero llega un momento que lo que te pide es ir a saco y a poner un lacito. No soy partidario de obras de tres y de cuatro horas porque me cansan. Además, tengo el coxis fastidiado y cuando estoy mucho tiempo sentado empiezo a estar molesto... Prefiero las obras cortas (risas).

Estarás mal del coxis, pero tienes una energía que sorprende, no paras quieto ni callado.

Un día quedamos después de comer y verás que soy una albóndiga... Tengo mucha energía de mañana, pero después de comer no. Así que me cuesta retomarla para la función.

¿Qué es lo que más te ha costado de estos personajes de 'Goteras' a nivel interpretativo?

En este caso, como el autor es catalán, lo que más me ha costado han sido los verbos. No sé si el autor escribió la función en catalán y se ha traducido o no, es algo que tengo que hablar con él, con lo que me encontraba con verbos extrañísimos y como soy tan cuadriculado había algunos con los que no podía, con los que me estallaba la cabeza. Me encontraba de pronto hablando en presente, al momento en pasado... Si lo piensas, en el fondo es una tontería, pero para los que somos así de cuadriculados como yo desquicia mucho. Aun así, en líneas generales ha sido un proceso muy fácil.

¿Te han regañado en los ensayos? Con tanta energía y humor cada dos por tres quizá te tenían que llamar un poco al orden.

No. Ya me lo digo yo mismo porque llega un momento que yo a mí mismo me agoto y me grito: ¡ya basta! Cuando me pongo nervioso me pasa mucho. Aunque no lo parezca, soy un tío muy tímido. Sé que suena a locura, pero termino yéndome al otro lado porque sé que es la manera de enganchar a la gente.

¿Compartes esa frase de Mario Benedetti tan conocida...  'Cinco minutos bastan para soñar toda una vida'?

A veces, setenta minutos.

Conseguiste tu sueño de ser actor sin ni siquiera soñarlo porque tu vida no iba por ese camino. 

Me suelo dejar un poco llevar, no sé dónde estoy, no sé dónde voy a llegar ni si voy a llegar más lejos. No es algo que me preocupe e intento disfrutar el momento y tirar para adelante. Cuándo me preguntan, por ejemplo, qué personaje me gustaría hacer, tengo claro que el que venga. Y tampoco echo en falta nada, salvo amigos y gente que no está.

Y no te falta trabajo porque se te ve mucho en televisión, teatro y cine.

No me falta, afortunadamente. Soy de los pocos que pueden vivir de esta profesión.

También te estrenaste hace tiempo detrás de las cámaras. ¿Volverás a retomar esta faceta?

Hay un montón de cosas por ahí dando vueltas. Ahora voy a hacer una película y demás... Pero soy teatrero. 

¿Si te dan a elegir te quedas con el teatro?

Son diferentes formatos y la ventaja del teatro es que el feedback es inmediato. 

Y que el actor se la juega más, ¿no?

No. En cine y televisión se puede repetir una escena, pero en teatro tampoco el público se entera si metes la gamba, salvo que haya visto treinta veces la función. Pero el feedback es inmediato y la tensión del público también cuando le haces pensar y reír. Eso no ocurre en el cine, que se monta una película y puedes quitar 40 minutos, como me ha pasado hace poco, y echas en falta cosas que has hecho y estaban bien. Al final, lo que cuenta es contar una historia y tu trabajo es igual de importante que el de todos los demás, pero en teatro está como más cerrado. Y trabajar con tu compañero es genial.

¿Qué has aprendido de tus compañeros de 'Goteras', Gonzalo Ramos y Gloria Albalate?

Siempre aprendes algo. Con Gloria  no tengo la suerte de estar en escena, pero sí me ayuda a hacer cositas detrás. 

¿Y cuándo no estás en escena estás calladito detrás?

Sí. Soy respetuoso porque sé que esto es una cosa complicada y aunque estoy tocando las narices a todo el mundo, cuando estamos trabajando tengo claro que el trabajo es sagrado.

ARCHIVADO EN: Teatro de Rojas, Teatro, Cine, Humor