Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Tiempos hostiles

07/09/2023

Septiembre ha irrumpido con hostilidad en Toledo, con una terrible Dana, borrasca, gota fría o como se llame, que ha dejado en nuestra provincia tres muertos, amén de inundaciones, daños catastróficos y una sensación de vulnerabilidad entre los vecinos quienes, no obstante, han dado ejemplo de solidaridad, tranquilidad y sensatez ante un incidente que no es la primera vez que nos sacude, aunque ahora ha sido con saña.
Y en este punto es de agradecer no sólo la actuación de los empleados de los servicios públicos, sino la rápida intervención del equipo de Gobierno municipal, que, cumpliendo con su deber de gestionar, ha propiciado que la vida cotidiana se haya normalizado casi por completo en poco más de 24 horas, incluso con colaboración de la administración de Madrid. Al César lo que es del César. Espero que esa misma complicidad la encuentre el alcalde Velázquez en su encuentro con el presidente Page, quien, entre otras cuestiones, le debe a la ciudad de Toledo la ansiada residencia de ancianos en el Casco o el arreglo de la estación de autobuses. Más que nunca es necesaria la colaboración institucional. Seguro que Page se entenderá con Velázquez mejor que con su predecesora quien, por cierto, se fue sin resolver algunos daños que achacaba a Filomena, sí, aquella espantosa tormenta de nieve de enero de 2021.
Pero, queridos lectores, yo no quería volver a esta tribuna después de un mes de descanso, sin hacer un repaso, somero al menos, a lo acontecido durante un agosto salpicado de olas de calor, de siestas y de esa pereza consustancial a los cuarenta grados. Toledo no está hecha para el verano, pero mantengo la esperanza de que, en un futuro no muy lejano, nuestra ciudad disponga de servicios, de sombras y de árboles frondosos para hacer más llevadero ese clima extremo del que se quejan hasta las piedras de nuestro hermoso patrimonio.
Más allá de nuestra capital, estas pasadas semanas se han sucedido hechos trágicos y deleznables, como el protagonizado por el presunto descuartizador hijo del actor Rodolfo Sancho; otros más pueriles, la ocurrencia de Amaral de descubrirse los pechos en una actuación e, incluso, un hito deportivo, al proclamarse España campeona mundial de fútbol femenino. El protagonista, por desgracia, Rubiales, un personaje que debía haber sido cesado hace tiempo, por sus continuos tejemanejes, pero que va a caer cual Al Capone, por lo que menos esperaba. Lo del beso ha sido la culminación de las desventuras de este individuo, caído en desgracia entre quienes lo aplaudían, y que ya no encontrará la paz más que en la isla de Supervivientes. Si acaso.
En este asunto, choca que quienes propiciaron una ley que ha puesto en la calle o ha reducido penas a violadores se hayan echado a la calle, cuando algunas deberían haber dimitido hace tiempo. Y eso, mientras aumentan los asesinatos de mujeres, lo que demuestra que ese departamento de Igualdad que dirige la señora Montero no ha servido más que para alimentar chiringuitos y crear confusiones, incluso con la identidad femenina, diluida entre absurdos términos.  Menos palabras, menos lazos morados y más eficacia. Protejan a las mujeres y castiguen a los maltratadores y a otros delincuentes que merecen prisión de por vida. Así lo siento y así lo escribo. Politizar cada una de las cuestiones que atañen al sexo femenino no beneficia al colectivo. Soluciones, no dogmas.