Carlo: penúltima bala

Diego Izco (SPC)
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El resultado del clásico condiciona buena parte del futuro de Ancelotti como entrenador del Madrid

El italiano aplaude a su equipo durante el encuentro contra el Valladolid - Foto: Rodrigo Jiménez (EFE)

A sus 63 años todavía lucha por demostrar su valía. Cada vez lo hace con más pausa y más flema. «He llegado a esa edad en la que la opinión de los demás me importa una p… mierda», argumentó Clint Eastwood cuando hace poco más de una década la crítica se cebó con 'J. Edgar'. Tal vez Carlo Ancelotti (Reggiolo, 10 de junio de 1959) ya superó esa barrera, pero es entrenador de fútbol de élite y eso supone que la puerta de salida está siempre entreabierta.  

Siente que ahora alguien la está empujando. La maquinaria mediática del Real Madrid, una de las más poderosas del planeta, lleva unas semanas barruntando la salida del italiano. Informaciones cruzadas España-Brasil sobre el interés de la selección sudamericana en contratar al italiano, rumores incontrolables sobre la figura de Mourinho (a quien un buen porcentaje del madridismo tiene en un altar para sorpresa de los otros 19 equipos de Primera), titulares constantes en torno a posibles 'tapados' como Raúl, Arbeloa, Xabi Alonso, el eterno Klopp, el deseado Pochettino… 

Si en el resto de España «cuando el río suena, agua lleva», en la capital se generan arrolladores tsunamis de varios metros de altura. La opinión más lógica es que la única tabla de salvación que le queda a Ancelotti es la Liga de Campeones. La otra, quizás más arriesgada pero presumiblemente certera, es que hoy puede quedar sentenciado si vuelve a perder con el Barça.  

Un movimiento

Esas 'sentencias' suenan extrañas para un técnico que el pasado curso elevó a los cielos un doblete Liga-Champions. Sin embargo, si algo ha escamado últimamente a blancos y azulgranas es la sensación de inferioridad entre ambos: en las plantas nobles del Bernabéu no llevan precisamente bien que el Barça se haya llevado los tres últimos clásicos y que lo hayan hecho prácticamente con un solo movimiento táctico: Araújo contra Vinícius.  

Las voces más críticas contra Carlo Ancelotti siempre han atacado su inmovilismo. Más recientemente, se han concretado en algo que en Madrid se conoce como 'Viniciusistema': varios partidos de este curso en los que el equipo ha dependido exclusivamente de lo que pudiera hacer el genio brasileño. La riqueza técnica del bloque es gigantesca, la táctica algo menos. Y es ahí donde Xavi ha superado al transalpino en la Supercopa, LaLiga y la Copa. 

La derrota más sangrante fue precisamente el encuentro de ida del desenlace de esta noche: el Barcelona, asfixiado por las bajas, se plantó con un planteamiento conservador en el Santiago Bernabéu y fue capaz de sacar un 0-1 ante un Real Madrid dominador, sí, pero que solo tiró dos veces entre los tres palos. Con 'Vini' silenciado, el ataque merengue apenas genera ruido. Y la falta de alternativas ha 'mosqueado' a la afición y a la dirección deportiva del club. 

Los méritos

Todo ello a pesar de que el combinado de Chamartín en este curso -a estas alturas- es solo cuatro puntos peor que el del año pasado: está vivo y es favorito en cuartos de la Champions, ha alcanzado las semifinales coperas (el año pasado cayó en cuartos ante el Athletic) y el mayor hándicap es haberse encontrado un Barcelona intratable en LaLiga. Y también a pesar de que Ancelotti ha sido el técnico que ha descorchado la botella de Vinícius, ha asentado a Militao como uno de los mejores centrales del planeta, ha encontrado la forma de convertir a Benzema en un gran goleador o ha mimado esa dupla Kroos-Modric hasta sacarle petróleo. Sabe que la espada cuelga sobre su cabeza, aunque lo considere injusto, pero actúa con determinación. Los mensajes en las horas previas son positivos, pero una derrota lo cambiaría todo.

«Yo no voy a hablar de mi futuro hasta dentro de dos o tres meses», señaló en su penúltima comparecencia, nada más terminar el compromiso del 6-0 sobre el Valladolid. Es el conflicto (tal vez social) entre el entrenador elegante, pausado y astuto y el técnico 'de moda', más teatral, 'tribunero' y mediático. Y en este 'neofútbol', la vieja escuela rara vez triunfa. Tal vez esta noche…