Cuatro años de cárcel a un celador que abusó de una paciente

L.G.E.
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Ocurrió en julio de 2020 en el Hospital de Guadalajara. La víctima tenía 18 años y cuenta que la psiquiatra le planteó la posibilidad de no denunciar y que «ellos no harían nada»

La víctima cuenta que no apartaron al celador de inmediato y que se lo volvió a encontrar en un ascensor. - Foto: Javier Pozo

La Audiencia Provincial de Guadalajara ha condenado a cuatro años de cárcel a un celador que abusó de una joven en el Hospital Universitario de Guadalajara el 23 de julio de 2020, en plena pandemia de Covid. La víctima, que tenía entonces 18 años, estaba ingresada por un trastorno de conducta alimentaria.

Según figura en la sentencia, el  acusado primero tocó el culo a la víctima en el pasillo, bajando su mano desde el hombro, algo a lo que ella no le dio mayor importancia. Después, ese 23 de julio entró en su habitación y la besó. Salió y regresó de nuevo diciéndole: «Me la vas a chupar y me voy a correr en tu boca». 

Los hechos probados recogen que «se bajó los pantalones y la ropa interior que portaba, se cogió el miembro viril y lo introdujo en la boca» de la víctima, «donde eyaculó, quedando ella bloqueada en estado de shock». Después le dijo que no contara nada de lo sucedido, pues le hundiría la vida. 

Según unas declaraciones a las que ha tenido acceso La Tribuna, la víctima contó lo sucedido a una auxiliar, que la creyó desde el primer momento y fue un gran apoyo para ella. Sin embargo, no sintió ese respaldo por parte de la psiquiatra con la que habló. «Su reacción fue decirme si era cosa mía, si denuncio o por el contrario no digo nada y en ese caso ellos tampoco lo harían, se quedaría entre las personas que lo sabían, el personal de la planta y yo. Ellos no harían nada». Añade que no se sintió «arropada» porque pidió que mirasen las cámaras del pasillo para tener pruebas de que el acusado entró en su habitación, pero le dijeron que eran cámaras de vigilancia, pero no de grabación. «No me sentí apoyada, la verdad», confiesa.

«La auxiliar a la que yo se lo conté, la primera persona que se lo conté, sí me apoyó muchísimo y otra enfermera, a la que también se lo conté, me apoyaron muchísimo y me dijeron que eso había que denunciarlo sí o sí», expone. Asimismo cuenta que el celador no fue apartado ipso facto y que ella se lo volvió a encontrar en un ascensor en el que también había más gente. 

El Ministerio Fiscal y la acusación particular pidieron de ocho años a ocho años y medio, aunque al final la sentencia le ha condenado a cuatro, más cinco de libertad vigilada. Deberá indemnizar a la víctima con 6.000 euros por daños morales y 4.170 por lesiones y secuelas, con la responsabilidad civil subsidiaria del Sescam. 

La defensa negaba los correlativos de la acusación pidiendo la libre absolución. «En el mismo sentido calificó» la letrada de la Junta, que asistió al Sescam en el proceso por su responsabilidad civil subsidiaria.