Villacañas, en el primer plano del cine español

J.M.
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'Tierra de nuestras madres', gestada durante 12 años en la localidad, sale impulsada del Festival de Málaga. «Refleja cómo los manchegos vivimos la vida: con sorna», dice la directora

Villacañas, en el primer plano del cine español

Liz pertenece a una familia numerosa de Villacañas. La sexta de ocho hermanos. Su nombre evoca al cine hollywoodiense y encarriló como actriz su vida; más tarde, abrazó la dirección de cortometrajes. Ya con bagaje, escribió en 2011 el guión de 'Tierra de nuestras madres', germen del parto de 12 años de una película insólita. Pero que salió aplaudida en el reciente Festival de Málaga con el premio del público, el de mejor actor (Saturnino García) y el reconocimiento de las escuelas de cine al mejor largometraje. Todos en la sección paralela 'Zonazine', el conducto para las producciones más atrevidas.

Liz Lobato visitó el lunes el Museo del Prado y contempló la cabra de las pinturas negras de Goya. El animal figura en el cogollo de la historia de 'Tierra de nuestras madres'. «La cabra está en el colectivo imaginario manchego», explicaba ayer a este diario una actriz que ha trabajado en la série 'Elite' y ha dirigido cuatro cortometrajes muy premiados.

Por eso, concedió el papel protagónico a la cabra Emilia, cuya voz corresponde a la propia madre de la directora, quien falleció tras la postproducción. 'Tierra de nuestras madres' incorpora un reparto y un equipo de extras del propio Villacañas; los músicos locales Luis y Jeremías Tejera han asumido ambientar las imágenes, con los parajes manchegos permanentes.

«No podía contar la película en tono de tragedia, sino como los manchegos vivimos la vida: con sorna», detalla esta mujer que ofreció el papel de Rosario a Saturnino García, el intérprete octogenario que se ganó el favor del público con 'Justino, un asesino de la tercera edad' hace casi 30 años. «De pueblo, no; de aldea», contestó el actor leonés sobre sus orígenes. Porque ser de pueblo figuraba entre los requisitos para alimentar de matices el largometraje, de 88 minutos de duración.

«Ha sabido dar al personaje verdad y crudeza». Saturnino interpreta a una anciana que vive en Villacarrizo (Villacañas en la ficción) junto con su hijo, su borrico y su cabra. Los vecinos están consumidos por la ludopatía, y los gobernantes deciden vender el pueblo a una empresa. «Es una historia contra el sometimiento», afirma la directora, ilusionada por que el público del Festival de Málaga captara el intríngulis del guion.

Liz domina el inglés y el francés. No en vano, estudió Filosofía en la Universidad de La Sorbona de París. Fue allí donde comenzó su carrera como actriz, cuya formación completó en el estudio de Juan Carlos Corazza (Madrid), donde también ha ejercido como profesora. Ahora hace lo propio en la 'Escuela para el arte del actor' de Madrid, ciudad donde trabaja y de donde escapa para regresar a Villacañas.

El rodaje de 'Tierra de nuestras madres' se alargó con idas y venidas de Liz y Saturnino, junto con el equipo, para maquillar Villacañas como Villacarrizo. El trasiego finalizará con el estreno previsto durante el verano. Entonces, el público decidirá las siguientes etapas de esta epopeya en un pueblo manchego.