Cuádruple puerta grande en Quismondo

Mario Gómez / QUISMONDO
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Sergio García, Daniel López, Raúl Caamaño y Esteban Gordillo salieron en hombros en el festejo celebrado con motivo de la festividad de San Roque. Deslucidísimo encierro, con mucho volumen, que dio escasas opciones al cuarteto

Los actuantes mostraron voluntad ante un vacío encierro. - Foto: M.G.G.

La localidad de Quismondo ha celebrado una novillada sin picadores con motivo de la festividad de la Virgen de la Asunción y San Roque.

El festejo, en el que participaron cuatro novilleros toledanos, estuvo detenido durante mucho tiempo a causa de que fue necesario el traslado de un subalterno, y hubo que esperar una ambulancia de traslado.

Rebrincado y con pies resultó el primer eral de la tarde en Quismondo. Sergio García brindó al respetable tras un aseado saludo de capote, que prologó una faena en la que intentó llevarlo para adelante. Se fue quedando corto el que abrió el festejo y desarrolló violencia el de Juan Rivera, ante lo que el novillero tiró de recursos mientras que duró el oponente. Mató a la segunda y a pesar de la demora en caer paseó dos orejas.

El segundo salió embistiendo recto y Daniel López no pudo más que esbozar un saludo en el que le rompió dos capotes. En el quite Raúl Caamaño perdió pie y se rozó el drama, tras lo que 'El Pastor' brindó al respetable, que jaleó que la montera cayese boca abajo. Por el derecho no tenía ni uno y se ayudó por el izquierdo logrando muletazos encajados y con gusto. La faena fue breve y quiso matar recibiendo, y a mucha distancia, a un animal que no tenía fijeza y que se vino desordenado resultando volteado el novillero. Dejó media en buen sitio y la gente le pidió el doble trofeo y el rabo, que le fue concedido.

Caamaño sorteó un cuajado castaño que se dolió en banderillas y al que el novillero de Torrijos le mostró firmeza. Embestidas cambiantes de un animal con mucho volumen y cara al que Caamaño llevó siempre bastante tapado y con el que la colocación fue clave. Garboso cierre antes de una gran estocada que le valió cortar el rabo.

El cuarto era basto de hechuras y acusó la escasez de luz haciendo feos al capote de Esteban Gordillo. Dio una voltereta y se dañó de la mano derecha, embistiendo a oleadas. Labor casi de enfermero, trazando bellos muletazos ante la infortuna de un animal sin condiciones para un torero que se si se le atisban. Mató de una gran estocada y paseó dos orejas.