Guerra abierta en el territorio de la izquierda

Georgino Fernández (SPC)
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La irrupción de Sumar en la escena política ha descosido a la izquierda más beligerante, abriendo con Podemos una brecha por la negativa de Yolanda Díaz a una candidatura conjunta para unas generales que serán el funeral electoral morado

Guerra abierta en el territorio de la izquierda - Foto: EDUARDO PARRA

Yolanda Díaz ya vuela sola. Y sin tutelas, como se encargó de subrayar en rojo en una fecha tan señalada como fue el último Domingo de Ramos, cuando se autoproclamó candidata a la Presidencia del Gobierno en nombre de Sumar, un proyecto político de amplio espectro que se apoya fundamentalmente en siglas reconocibles como Izquierda Unida y Compromís, además de otra decena larga de formaciones con mayor o menor rango en el mapa político. 

Pero su paso adelante abrió, al mismo tiempo, la caja de los truenos en la izquierda o, más precisamente, de la izquierda a la izquierda del PSOE. «Hoy empieza todo», el lema que escogió para la gran puesta de largo visibilizada en Magariños, puede, efectivamente, marcar el inicio de muchas cosas, no sólo la de su carrera para convertirse en la primera mujer alcanzar la Moncloa. 

También ha prendido la mecha a una guerra abierta por el voto que reside en ese territorio. Podemos y Sumar tienen diferencias, es innegable, pero comparten espacio y postulados y todo apunta a que se avecina una lucha con marcados tintes cainitas. 

Días atrás, se hizo viral un vídeo superpuesto entre un reciente discurso de Yolanda Díaz y otro algo más añejo de Pablo Iglesias. Las similitudes fueron absolutas. Frases y soflamas de Iglesias prácticamente las repitió la política gallega letra por letra, vampirizando su discurso de alguna manera. 

Las tensiones que caracterizaron la relación de ambas formaciones en los últimos meses sin duda se están agudizando ahora cuando se acercan las elecciones autonómicas y municipales de mayo y las generales para finales de año.

 Una cosa es quitarse de encima de un manotazo la tutela de Iglesias (curiosamente el que la señaló con su dedo para convertirla en su sucesora) y otra bien distinta es pensar que los morados (y más ahora que su núcleo duro se siente apuñalado por la espalda) van a convertirse en meros espectadores de su entierro político como vaticinan los augurios. 

A Díaz le queda por delante un duro camino. Y no solo en su afán de llegar a la Moncloa sino simplemente para sobrevivir en un mundo cruel como es el de la política.

Y la realidad es que Pablo Iglesias, creador y líder en la sombra de Unidas Podemos y su gran mentor, es hoy su enemigo. Hay hechos innegables y uno es que la aparición de Sumar, el personal proyecto de la política gallega, ha fragmentado a la izquierda, insuflando más viento en las velas del PP para las próximas elecciones. Así lo reflejan las últimas encuestas... que no llevan el marchamo del CIS.

De hecho, a tenor de esos sondeos, esta nueva iniciativa irrumpiría con fuerza con 35 escaños o con entre 28 a 30 parlamentarios según las previsiones menos optimistas para el partido rosa, que parece ser su color identificativo. Al mismo tiempo, auguran que Podemos bajaría a 31 diputados para los muestreos demoscópicos más benévolos, mientras que para otros el castigo en las urnas dejaría a los morados en un arco que oscilaría entre los ocho y los tres parlamentarios.

La realidad es que Sumar obtendría una transferencia de votos de Podemos que la reconocida firma GAD3 sitúa en 500.000. Un trasvase que todavía no sería suficiente para provocar el temido sorpasso al partido que, oficialmente, lidera Ione Belarra . Los datos de otros sondeos colocan a los morados en el ocho por ciento de intención de voto mientras que Sumar estaría en torno al 7,6. Un empate técnico en la aritmética política.

Lo que nadie duda es que el impacto del partido rosa supondrá una reorganización del voto en la izquierda a la izquierda del PSOE. 

Desde la barrera, la mayoría de los socialistas (al menos eso parece) están muy interesados en que Sumar salga bien de cara a reeditar el Gobierno de coalición sin un Podemos cada vez más incómodo.

Por ahora no se está viendo un efecto negativo en la zona afín al puño y la rosa, aunque podría tenerlo, eso sí, al fragmentar su espacio a la izquierda, antes copado por Unidas Podemos y ahora por la suma con Sumar. En determinados sectores del partido liderado por Pedro Sánchez creen que ayudará a movilizar al electorado progresista, arañando votos a la abstención.

Afloran las suspicacias

Sin embargo, ya afloran otros puntos de vista. Dirigentes del PSOE de la vieja guardia alertan del peligro de impulsar alegremente a Díaz (no se olvide que muchos la denominan como la marca blanca de Pedro Sánchez) y agitan las cifras que ha aportado el CIS, detectando una posible fuga de hasta 200.000 votos. Ven necesario medir el apoyo que se le da a la vicepresidenta segunda para evitar un desgaste en su propio partido que podría salir muy caro. 

«Los votos no les pertenecen a los partidos sino a la ciudadanía», respondió muy gráficamente la propia Yolanda Díaz cuando se le preguntó si aspira a robar apoyos al PSOE. «Lo que tengo muy claro también es que los votos son de la gente, no son de nadie. Y cuando las formaciones políticas piensan que hay espacios que les son propios, se equivocan», sentenció.

La cosa, parece evidente, va de transferencias. ¿Cuantos votos cederán unos y otros a la nueva gran dama de la izquierda? Ese es, ahora mismo, un gran interrogante a despejar. ¿O puede ser que Díaz sea «un bluf» como aseguró hace unos meses el que fuese vicepresidente socialista Alfonso Guerra?

Incógnitas abiertas

Otra gran incógnita abierta es, si finalmente, Sumar y Podemos concurrirán conjuntamente a las elecciones generales a pesar de que la brecha que les separa parece agrandarse cada día que pasa. La cúpula de los morados sigue presionando a la coruñesa para ir a las urnas de la mano, con la condición de celebrar unas primarias abiertas y someter el liderazgo a las bases.

Pablo Iglesias consideró una temeridad pensar que el proyecto de Sumar puede carburar sin el partido morado. «Creo que declaraciones diciendo que, con Podemos o sin Podemos, esto tira igual, son una irresponsabilidad», dijo en ácida réplica a las palabras de Yolanda Díaz donde verbalizó que no consideraría ningún fracaso para sus expectativas electorales que los morados no se apuntaran a su proyecto.

Ione Belarra, secretaria general de Podemos, siguió la senda marcada por Iglesias y la acusó de no estar «plenamente comprometida con la unidad», al tiempo que se mostró «preocupada» por el hecho de que la vicepresidenta segunda «no considere un fracaso que no se llegue a cerrar un acuerdo de unidad» con la formación morada. «Yolanda tiene que aclarar si quiere ser la candidata de la unidad, ese balón está en su tejado», subrayó la ministra de Asuntos Sociales, quien además pidió públicamente a Díaz hacer campaña en las elecciones de mayo por su partido. 

El rosa y el morado están a la greña y no parece que vayan a crear una nueva tonalidad, ni tampoco un pantone intermedio.