«Este año llevamos repartidos 244.000 kilos de alimentos»

F.F.
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El presidente del Banco de Alimentos de Toledo considera «inquietante» que hasta los ayuntamientos les piden ayuda porque sus servicios sociales se encuentran «desbordados»

Manuel Lanza, presidente del Banco de Alimentos de Toledo. - Foto: Yolanda Lancha

Toledo, provincia de un país desarrollado, siglo XXI ¿y sigue habiendo personas con dificultades para llevar a su mesa el pan de cada día?

El problema, desdichadamente por la pandemia, es que el número crece cada día. En enero estábamos sirviendo a unas 130 entidades que atendían a cerca de 12.000 personas y ahora son 144 entidades que atienden a 16.162 personas, con datos de hace diez días.

¿Antes de la pandemia se notaba una evolución a mejor?

Llegamos a un momento con la cosa muy estabilizada. A mediados del año pasado estábamos en torno a las 11.000 personas pero a partir del cuarto trimestre empezó a crecer y nos llamaban entidades que me causa cierta preocupación.

¿Cuáles?

Los ayuntamientos de la provincia que nos piden ayuda porque sus servicios sociales se encuentran desbordados. Cuando he llegado esta mañana entraba detrás un furgoneta del Ayuntamiento de Yepes que viene a recoger alimentos… Es inquietante, cuando menos.

¿Esperaba que fuera tan dura esta crisis?

Hasta cierto punto. Ya dije que iba a ser peor que la anterior, la crisis del ladrillo, porque esta vez no afecta a un sector de la economía sino a todos. Alguno se va recuperando pero solo en porcentajes bajos. Juan Vicente Peral, presidente de la Federación de Bancos de Alimentos y del Banco de Alimentos de Alicante, me decía que toda la zona de Levante que vive del turismo está en la ruina…

¿Quienes son los proveedores del Banco?

Nos aprovisionamos de las entregas que dan las empresas agroalimentarias, cosa que en Toledo es un problema porque son pocas y casi todas del aceite, que se resisten a las donaciones, o del vino, que no entra en nuestro plan de trabajo. Hay otras de queso, de lácteos… (no quiere dar nombres porque teme olvidarse de alguna).

¿Tienen otros suministradores alternativos?

Sobre todo empresas distribuidoras. Por ejemplo Mercadona hace un mes nos entregó más de 6.000 kilos de alimentos. También nos llegan donaciones en metálico para la compra de alimentos. Tengo que dar las gracias a la Caixa por 32.409 euros que nosotros tenemos que justificar al céntimo. La Fundación Michelín 1.000; Amazón 9.000; el Colegio de Gestores de Toledo 3.450; Soliss 1.000; y entregas de particulares de muchas pequeñas cantidades distintas, sobre todo por la cuenta accesible a través de nuestra web. Gracias a eso ahora los almacenes están en niveles relativamente aceptables.

¿Solo?

Y es casi un eufemismo.

¿Por qué?

La cátedra de alimentos de nuestra Federación ha establecido que la dieta mínima debe ser de unos ocho kilos por mes de productos equilibrados. Nosotros en enero dábamos casi 6 kilos y con la pandemia hemos tenido que bajar a poco más de 3 kilos. Gracias a estas donaciones remontamos un poco y damos alrededor de 5 kilos por persona y mes pero no todo lo equilibrado que nos gustaría: más pasta de lo ideal y menos cacao, azúcar…

¿Cómo organizan esta parte del trabajo?

Un programa de ordenador que ha creado la Federación, de acuerdo con las existencias que en cada momento tiene el Banco, crea una agenda de entregas a las entidades con un reparto proporcional de los alimentos. Eso nos hace ser absolutamente neutrales hacia las entidades; aquí no valen amistades ni simpatías.

¿El dinero que ha llegado se va a emplear de alguna manera especial?

Precisamente para hacer compras que vayan equilibrando aquello que falta. El jefe de almacén me va diciendo cada semana el tipo de alimentos que más falta hace.

¿Cuántos kilos han repartido este año?

A fecha de septiembre eran 244.000 kilos. ¿Es mucho o poco? No lo sé.

Desde fuera parece todo un logro.

Descontando sábados y domingos, que no trabajamos, casi dos semanas cerrados por la pandemia y algunas fiestas, al final, cada día que hemos estado activos se han repartido algo más de 1.200 kilos que con los medios que tenemos es una cantidad razonablemente buena.

Y todavía quedan existencias en los almacenes.

Por término medio estamos tratando cada día, entre lo que entra y lo que sale, 2.500 kilos. En general lo que entra es fácil de tratar, porque suelen ser palés completos, mientras que lo que entregamos requiere ir sacando de cada palé las cantidades necesarias para hacer a las entidades ese reparto equilibrado del que hablábamos.

¿Hay relación entre los distintos Bancos?

Se producen intercambios en la medida que se registra exceso de algunas existencias. Por ejemplo, al final de la Navidad De la Viuda nos entrega seis o siete palés de productos que han quedado sin vender y nos quedamos una parte pero el resto lo ofrecemos a otros. En nuestro caso, la última entrega que nos ha llegado han sido cinco palés de tomate y de lentejas en conserva del Banco de Navarra.

¿Cuántos años cumple el Banco de Alimentos de Toledo?

El Banco de Toledo lleva funcionando desde enero de 1997 cuando un grupo de personas supo de iniciativas similares en Madrid y Barcelona y entendieron que era una buena forma de ayudar desde el voluntariado.

¿Por qué está fórmula?

Lo que nosotros hacemos es aunar esfuerzos para que cada entidad no tenga que dedicarse a recabar la ayuda inicial. Sería un problema por ejemplo que las tiendas reciban cada día a una organización distinta que viene a realizar su colecta. Incluso las grandes firmas se verían en el compromiso de ayudar a unos y rechazar a otros.

Por lo tanto el sistema se racionaliza con los Bancos .

Nosotros ordenamos la forma de trabajar y de repartir luego al resto. En España hay un Banco en cada provincia y la fuerza de nuestra Federación es considerable, de forma que conseguimos de organizaciones supranacionales ayudas que una entidad pequeña no alcanzaría.

Las entidades que vienen al Banco a conseguir alimentos ¿qué requisitos deben cumplir?

Primero deben ser entidades benéficas debidamente registradas. Les pedimos, además, que nos den el número de personas a las que están atendiendo, con el fin de darles alimentos suficientes para todos, en una lista refrendada por trabajadores sociales. También pedimos que detallen el número de bebés de cero a tres años, el de niños hasta 14 años y el de adultos para que el reparto incluya alimentos adecuados a cada edad.

¿Cuál es el listado?

Ahora tenemos 595 lactantes, 4.357 niños y 11.215 adultos.

Por otra parte, el Banco funciona gracias a sus voluntarios.

Son personas que vienen a trabajar porque les apetece ayudar. Tenemos veinte que podemos llamar fijos (es habitual que falte alguno porque deben ir al médico, a arreglar papeles, a recoger al nieto, etc.) de los que seis están aquí todos los días, tres en oficinas y tres en los almacenes. Uno de ellos, con 82 años, viene desde Torrijos pagándose el transporte de su bolsillo. En la reciente visita se lo presenté a la reina Sofía porque siendo ya mayor, con más de sesenta años, empezó a correr maratones y entre ellos hizo el de Atenas.

¿Tienen también personal contratado?

Desde 2006 somos entidad de utilidad pública sometida a auditorias externas periódicas, eso implica llevar la contabilidad al día y tenemos una administrativa contratada. Además el Fondo Español de Ayuda al Necesitado, que también almacena sus mercancías en el Silo y compra con dinero de la UE, hace entrega de alimentos al Banco de Toledo y al ser con dinero público requiere un control absoluto. Antes de ayer estuvo la interventora de la Delegación del Gobierno para verificar que los alimentos que se repartirán desde el día 15 están aquí.

Por lo tanto descargan la responsabilidad en ustedes.

También nos dan en metálico el 5% del valor de los alimentos que repartimos (lo tendría que hacer el Estado pero no tiene capacidad) y hay que justificarlo, entre otras cosas con dos contratos: la administrativa y un jefe de almacén. Suelen ser unos 50.000 euros que nos permiten vivir en cuanto a los gastos de funcionamiento: impuestos, teléfonos, talleres de las furgonetas, sueldos...

En el caso de esos gastos ¿reciben también ayuda material de las empresas?

Sí. Las furgonetas fueron regalos de Bankia y de Liberbank; Michelín nos regala las ruedas cuando hay que cambiarlas (a todos los bancos de alimentos). Siempre hay empresas dispuestas. Luego hacemos la gran colecta de alimentos anual a finales de noviembre que nos proporcionan petos, cajas y otros elementos que suponen un gasto.

¿Este año esa gran recogida será como siempre?

Es un gran problema porque no se puede estar de forma presencial y no sé lo que va a pasar. El año pasado estuvimos en más de sesenta tiendas, ayudados por 520 personas, y recogimos en dos días más de cien mil kilos.

¿Manejan alguna idea?

Habrá que ver si las tiendas nos pueden dejar un sitio donde colocar unas cajas para que la gente vaya depositando dentro sus donaciones y que los empleados animen a los clientes. Espero que la Federación haga una campaña de publicidad fuerte y confiemos en que el ánimo navideño mueva el corazón de todo el mundo. Pero dudo mucho que lleguemos a las cifras del año pasado y hay que tener en cuenta que esos 100.000 kilos permitieron repartir con tranquilidad durante los primeros meses del año.

Acaban de recibir la visita de la Reina Sofía.

Para nosotros es un espaldarazo de la institución y un reconocimiento al trabajo que hacemos. Vino porque la Fundación Reina Sofía ayuda a los Bancos de Alimentos, por ejemplo, recolectando excesos de producción de fruta que convierte en zumo, lo envasa y nos lo reparte. Es un proceso muy caro. Ella también me anunció que han abierto una dotación de 100.000 euros para comprarnos cámaras congeladoras que nos permitirán repartir alimentos frescos.