El huerto educativo del Colegio talaverano Bartolomé Nicolau sigue sumando reconocimientos a su buen hacer y a su forma de entenderlo como un proyecto más dentro del programa educativo de su comunidad. En los últimos días, ha conseguido el primer puesto en el concurso ‘Enséñanos tu huerto’ que premia el proyecto educativo más ecológico, promovido por la revista Mi Jardín, donde el centro de Infantil y Primaria ha destacado por sus valores ecológicos así como la originalidad del diseño y los proyectos de reciclado aplicados en su cultivo.

No se trata de una casualidad. El huerto del Nicolau, con numerosos galardones desde su nacimiento, es un proyecto ya arraigado en toda la comunidad educativa del colegio, no solo en los alumnos que lo utilizan para su aprendizaje diario como un importante recurso educativo, sino también para profesores y padres, en el marco del Club ‘Familias en la Naturaleza’ y del AMPA ‘Rumbo al Futuro’. El Huerto del Nicolau se ha abierto igualmente a la ciudad colaborando en variadas campañas y donando sus frutas y verduras a los comedores de Cáritas o la asociación Aurelio de León durante los meses de verano para familias desfavorecidas.

El CEIP Bartolomé Nicolau es una Ecoescuela que viene desarrollando proyectos a favor del medio ambiente desde el año 2012. Desde entonces, el respeto, el cuidado y el trabajo por el medio ambiente está dando muchas alegrías a su comunidad educativa.

El huerto del Bartolomé Nicolau, el más ecológico de EspañaEn el curso escolar 2019-2020 -interrumpido en marzo por el Covid-19-, la temática del huerto se dirigió a la recuperación de semillas tradicionales y locales. Como objetivo, la recuperación y difusión de las mismas, la creación de un banco de semillas, la integración de especies locales en nuestro huerto, la donación de semillas y plantel a hortelanos de la localidad y comarca, el inicio de una red de intercambio con otros colegios de Madrid, grabación de un cortometraje y promover la Agricultura familiar, entre otros.

Pero el huerto va mucho más allá, estableciéndose como un espacio dinamizador, terapéutico, de intercambio y favorecedor de la educación en valores. Los pequeños, además, conocen el origen de los alimentos, ayudan en su plantación y crecimiento y aprenden a valorar la alimentación saludable.

Desde el colegio, valoran el reconocimiento del «trabajo, constancia y esfuerzo». Tenemos que estar muy orgullosos de ello, continuar y seguir con esta ilusión, en favor de nuestros hijos y por un planeta mejor y más sostenible».