Entre el 1 de enero y el 30 de septiembre de este año la superficie forestal quemada en la provincia se ha reducido un 64% (han sido algo más de 950 hectáreas frente a más de 2.600 el año pasado) y se han contabilizado 402 siniestros si bien 312 (el 77%) ha quedado en conato por la rapidez de reacción. Por tanto, se han declarado como incendios 90 entre los que destacan tres más importantes: en La Estrella (donde se quemaron más de 300 hectáreas), en el Real de San Vicente y en la sierra de Madridejos (donde se actúo a tiempo en una zona de mucho material forestal y el daño se limitó a solo 25 hectáreas).
Son los datos que aportan el delegado de la Junta en Toledo, Javier Úbeda, y el delegado provincial de Desarrollo Sostenible, Tomás Villarrubia, durante su visita al Centro Operativo Provincial de Lucha contra Incendios Forestales.
Úbeda quiere de esta manera reconocer el desarrollo del plan Infocam que este año ha contado con 15,3 millones de inversión y un dispositivo de 422 hombres y mujeres «que ejecutan un trabajo imprescindible para la prevención, vigilancia y extinción».
Dice que han sido claves la rapidez en la atención de los fuegos para atajarlos antes del momento crítico y la solidaridad entre comunidades vecinas. El resultado es que se cuida el patrimonio natural y se minimizan los daños, también en bienes y personas. Además subraya «la colaboración del 99,9% de la población), la propia y los visitantes, que por su concienciación ha ayudado a que la campaña de verano concluya con un balance «muy positivo».
Por su parte Villarrubia hace hincapié en los meses de verano y recalca que de junio a septiembre se ha reducido un 58% la superficie quemada (apunta como factores beneficiosos el clima de un verano no extremo, una primavera lluviosa…).
Esos siniestros han sido atendido por el dispositivo aéreo (10 aparatos entre aviones y helicópteros) y terrestres (40 entre camiones cisternas, nodriza, torres de vigilancia, retenes).
También incide en lo importante que es minimizar los tiempos de reacción ya que en su inicio es mucho más posible controlar el fuego.
A partir de aquí opina que la vigilancia no se puede relajar y entre sus objetivos para mejorar todos los años menciona la necesidad de evaluar aciertos y errores, aumentar la capacidad de reacción y continuar el resto del año con otras labores de prevención y limpieza del monte.
Por último, otorga incidencia nula a la pandemia en la reducción de siniestros (en todo caso les ha dado más trabajo porque la empresa pública Geacam ha participado en la desinfección interior de residencias socio sanitarias y exterior de las calles de muchos municipios)