Ilusionante regreso

Ana María Jara López*
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Vuelve el Festival de Música el Greco a la Catedral Primada y lo hizo con la agrupación Nereydas, dirigida por Javier Ulises Illán quien ha conseguido ser profeta en su tierra. Illán demuesta una pasión desbordante por los proyectos que emprende

Vuelve el Festival de Música el Greco a la Catedral Primada y lo hace con la agrupación Nereydas, dirigida por Javier Ulises Illán quien ha conseguido ser profeta en su tierra.

Se inició una nueva etapa del Festival, apostando como siempre por la música de calidad, rescatando patrimonio y haciéndolo con todas las medidas de seguridad. El grupo Nereydas ya ha cosechado éxitos en la Catedral y conoce la sonoridad de esos muros. La propuesta del concierto del sábado permitió reivindicar la música de la Real Capilla en la segunda mitad del siglo XVIII. Las partituras de sus atriles son el resultado de una labor de investigación y edición responsable con las fuentes, fruto de la colaboración con el Instituto Complutense de Ciencias Musicales. La música de Francisco Corselli fue la protagonista de un concierto muy bien estructurado. El compositor, avalado por su vínculo con los duques de Parma, consiguió un lugar privilegiado en la corte española primero como maestro de los infantes y después como maestro de Capilla sucediendo a José de Torres en 1738. En esa época Madrid rebosaba actividad musical. Las dos esposas de Felipe V, María Luisa de Saboya primero e Isabel de Farnesio después, abrieron la puerta a las tendencias italianas propias de su tradición. Conocidos son los nombres de Carlo Broschi, conocido como Farinelli que llegó a la corte cuatro años después de Corselli. El castrato, músico de Felipe V, fue el responsable de la música de los teatros madrileños y de la corte. Y años después aparecieron las sonatas de Domenico Scarlatti, profesor de clave de Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI.

En ese contexto italianizante, Corselli conseguió dominar el arte compositivo escénico cumpliendo también con las exigencias litúrgicas de la Capilla Real ostentando el cargo de Maestro durante más de treinta años. En su música se aprecian rasgos expresivos, rozando el virtuosismo. El estudioso Francisco Barbieri escribió en su estudio de biografías: «era además tan laborioso, que por causa del incendio del antiguo Alcázar (ocurrido en 1734), acudió al remedio componiendo sin cesar cuantas eran eran precisas para el culto, obras en las que brillaba una suave modulación y un exquisito gusto moderno, aunque no tenía toda la severidad clásica de nuestra antigua música religiosa». En su tiempo fue alabado y reconocido como músico influyente pero es necesario que se creen proyectos tan motivadores como el ofrecido por Nereydas para poder disfrutar de sus obras siglos después.

Nereydas, dirigida por Javier Ulises Illán, abrió el sábado esta nueva etapa del Festival de Música El Greco.Nereydas, dirigida por Javier Ulises Illán, abrió el sábado esta nueva etapa del Festival de Música El Greco. - Foto: Noah ShayeEl inicio del concierto fue instrumental, el Concertino a 4’es único y excepcional en el catálogo de Corselli. Destacó la sutilidad en la interpretación y la delicadeza con la que se escuchaban las líneas melódicas. La acústica de la Catedral, lejos de ser un impedimento, fue integrada en la ejecución del grupo. Illán, supo adaptarse a un contexto que conoce y fue cómplice del escenario que ocupaban a los pies del órgano El emperador. El protagonismo estaba en cada melodía con una sección de bajo continuo creando un apoyo armónico sólido y creativo, siempre impecable y adecuado a las emociones de la partitura.

La aparición de María Espada fue en el ‘Salve Regina’. Su voz fue precisa y ágil en todo momento.

La pieza se desarrolló con matices y planos sonoros que inspiraban a la espiritualidad propia de la obra. El recitativo permitió disfrutar de las inflexiones de la voz que nos transportaba a la escena operística. En ese instante las influencias compositivas del drama musical en la obra de Corselli se hicieron patentes. La unión entre declamación y virtuosismo en las arias hizo comprender la dualidad del compositor. Fueron en los recitativos donde el grupo mostró la energía que le es característica. También en la siguiente obra, ‘Obertura’ de Domenico Porretti, delicada pero contundente. Violonchelista de la corte y suegro de Boccherini, todavía nos queda mucho que descubrir del músico. Seguro que pronto conoceremos más de él. Terminó el concierto la cantada al Santísimo. Los estruendos sonorosos, una explosión musical engrandecida por la intervención del oboe y la trompeta que demostraron su habilidad en melodías plagadas de giros melódicos.

La voz de María Espada fue precisa y ágil en el ‘Salve Regina’. Su complicidad con Javier Ulises Ilán fue total.La voz de María Espada fue precisa y ágil en el ‘Salve Regina’. Su complicidad con Javier Ulises Ilán fue total. - Foto: Noah ShayeEl bis ofrecido fue un aria de Haendel, quien precisamente ofreciera arias creadas por Corselli camufladas en sus óperas pastiche como presentación en Inglaterra. El concierto fue vibrante, pulcro, elegante y estuvo muy bien articulado. Illán ha demostrado siempre generosidad con quienes le rodean y una pasión desbordante por los proyectos que emprende. Dirigiendo a la Accademia Barocca Lucernensis o en su próximo estreno en Moscú, sus conciertos cuentan historias, reviven páginas olvidadas con interpretaciones de máxima calidad y nos hace partícipes a todos los que queremos escuchar. Con un inicio así, esperamos nuevas entregas del Festival que continúa y se hace grande en cada proeza que emprende.

(*) Ana María Jara López es musicóloga y profesora en el Conservatorio Profesional de Música de Toledo.

El órgano del Emprerador fue testigo del concierto de Nereydas.
El órgano del Emprerador fue testigo del concierto de Nereydas. - Foto: Noah Shaye