Nuevo robo de crucifijos en el cementerio de Azucaica

J. Monroy
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Segundo disgusto durante la pandemia para los vecinos del barrio tras el segundo entierro. Como en el primero, descubrieron una profanación, parece que dirigida a la obtención de crucifijos para venderlos como chatarra

Nuevo robo de crucifijos en el cementerio de Azucaica

Son cruces de latón, sin apenas valor en chatarra. Pero su obtención es el móvil que ya barajó la Policía a mediados de abril, cuando los vecinos detectaron en un entierro que alguien había entrado en el cementerio municipal de Azucaica y, además de hacer destrozos, se había llevado 22 crucifijos. No se había producido otro entierro desde entonces. Y al volver a entrar, las familias acaban de detectar una nueva intrusión para llevarse más crucifijos.

Esta mañana de miércoles, explica el sacerdote José Antonio Jiménez ‘Quillo’, responsable de la iglesia de la Virgen de la Candelaria’, se ha desarrollado el entierro de Rosi, vecina del barrio de 62 años. Tras el responso por parte del párroco, los muchos vecinos que acudieron al adiós se percataron de que dos de las cruces de granito estaban destrozadas a golpes con alguna herramienta contundente. A partir de ahí, vieron que volvían a faltar los crucifijos de latón, y suerte que algunas familias todavía no habían repuesto las sustraídas.

Según parece indicar todo, apunta Jiménez mientras espera para presentar la denuncia en Policía Nacional, los intrusos entraron al camposanto saltándose la verja trasera. Para ello, pusieron una estructura de granito, una especie de escalera, con la que se auparon, rompieron las tejas superiores y se colaron. Es el mismo modus operandi que hace cuatro meses.

Antes de presentar la denuncia, el sacerdote se lo ha comunicado a las familias afectadas y se ha puesto en contacto con la concejal responsable, Marta Medina, y la alcaldesa, Milagros Tolón, a las que ha pedido que, de alguna forma, se refuerce el muro por arriba para impedir nuevas entradas.

El sacerdote no duda en calificar lo ocurrido como nuevas profanaciones de tumbas, “la profanación de un lugar religioso para fines exclusivamente mercantilistas”. Así se lo ha comunicado al arzobispo, Francisco Cerro, conocedor de que no es la primera, ni la segunda, vez que ocurre en cementerios de la archidiócesis.

Por su parte, el presidente vecinal, Víctor Fernández Jara, recuerda que esta es la segunda vez que ocurre, en tres meses y medio, “un acto que no podemos dejar pasar, que no tiene otro nombre que acto miserable”. También ha solicitado al Ayuntamiento alguna solución para subir al muro o poner algo de iluminación en este cementerio municipal.