Mazapán, salvación de los conventos

J. Monroy
-

El tradicional dulce toledano se ha convertido en una importante fuente de ingresos para los cenobios toledanos en este año de pandemia, en el que han pasado múltiples dificultades

Mazapán, salvación de los conventos - Foto: Yolanda Lancha

Existen en todo el mundo leyendas sobre el origen del mazapán. Entre ellas, hay algunas muy bellas, escritas en el siglo XIX, que lo sitúan en los conventos de Toledo. A pesar de ello, y de su buena fama, no ha sido hasta este año de pandemia cuando muchos cenobios toledanos se han tomando más en serio su venta y distribución, ayudándose, cómo no, de las nuevas tecnologías y las redes sociales.

Es el caso de las comendadoras de Santiago. El convento en realidad abrió su obrador artesano en 2014, pero no ha sido hasta este año cuando, movido por las necesidades económicas, ha podido despegar. Explica la madre superiora que en lo económico ha sido malo. Comenzó a torcerse en marzo, con el cierre de la guardería y el cese de ventas en la tienda del obrador. No había ingresos. Suerte que comenzó la propaganda de los dulces a través de medios y redes, una iniciativa que comenzó Javier Salazar.

Así comenzaron a realizarse los pedidos, para empezar, desde Toledo. A veces era Caritas quien hacía los repartos. También llegaron algunas donaciones.

Pero el verano volvió a ser muy duro, hasta que en septiembre volvieron los pedidos, que se incrementaron más en noviembre y han sido mucho mayores en diciembre. De hecho, aunque los tradicionales obradores de mazapán de la provincia están vendiendo menos que otros años, el convento de las comendadoras de Santiago sí ha notado un importante incremento de pedidos.

La madre superiora reconoce que, en realidad, apenas se conocían los dulces del convento, porque estaban centradas en la guardería. Ahora, después de que las redes sociales dieran a conocer sus problemas económicos, «nos han conocido, y se conoce que, en lugar de ir a otros sitios a comprar, han venido aquí, y este mes hemos vendido bastante». También han ayudado las parroquias de pueblos vecinos.

Ora et Labora. Son 21 las religiosas que en estos momentos conviven el convento de las comendadoras de Santiago, que siguen la máxima de ora et labora, se encargan de cuidar a los niños (hoy solo cinco, el resto no aparece por la guardería), las tareas de la casa y del obrador. No es poco allí el trabajo; no consiste solo en hacer los dulces, sino también en envolver o poner pegatinas con los ingredientes o empaquetar en máquinas.

Curiosamente, explica la madre superiora, no solo es el mazapán lo que llama la atención a los compradores. Tienen mucho éxito también las magdalenas, que va casi en todos los pedidos, y, como no podía ser de otra forma, la tarta de Santiago. En realidad, la Cruz de Santiago está presente en muchos de los dulces, incluidas algunas figuritas de mazapán. Evidentemente, son más visibles en las bandejas que se venden en la tienda, pero aparece también las figuritas de las cajas de los pedidos, donde van más protegidas. Las religiosas también ofrecen castañas de chocolate, yemas de huevo, polvorones y mantecados, coquitos, pasas de mantequilla, pasta de frutos secos, lacitos de hojaldre y anguilas.

Las comendadoras toledanas aprendieron el oficio de pasteleras de sus hermanas granadinas, donde siempre se han dedicado a los dulces. Siguiendo sus consejos, han podido salir adelante. Este año, se han tenido que poner de acuerdo con una empresa de transporte, para enviar a toda España, incluida las Canarias. Y han llegado todos los encargos. Eso sí, recomienda la superiora, mejor poner el teléfono en los pedidos, para evitar retrasos.

Cuando se pase la Navidad, esperan en el convento que parará la fiebre por el mazapán, pero esperan seguir vendiendo sus dulces. De momento, están tratando de buscar nuevas variedades.