Las estaciones de servicio pierden un 35% de sus ingresos

Lola Morán Fdez.
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Desde el sector perciben las restricciones a la movilidad y los cierres perimetrales en sus ventas, que han caído respecto a otros años llevando a aplicar ERTEs

Las estaciones de servicio pierden un 35% de sus ingresos - Foto: Manu Reino

Las estaciones de servicio son otra de las actividades económicas afectadas por la pandemia del coronavirus, afrontando una caída de los ingresos cercana al 35%. Así lo trasladó a La Tribuna el presidente de la Federación de Estaciones de Servicio de Castilla-La Mancha y vicepresidente de la Federación Empresarial Toledana (Fedeto), Javier de Antonio, quien confirmó que, como todos los sectores, el suyo también se ha visto afectado, «menos que otros», como la hostelería, pero también «más que otros».

Las restricciones a la movilidad y los cierres perimetrales han hecho mella en las estaciones de servicio, y si bien en los meses de verano «la situación se había restablecido un poco», con estos cierres se ha vuelto hacia atrás. Sin embargo, no ha sido en todos los casos de igual manera, si no que depende de la ubicación de la estación de servicio. En el caso de las gasolineras situadas en carreteras, «han visto muy mermada su actividad» por la implantación en muchos casos del teletrabajo;en cuanto a las urbanas, se han visto «un poco menos afectadas que el resto», pero aún así lo han hecho también en «unos números bastante importantes», como las de carreteras rurales.

Algo que, como precisó De Antonio, se notó de manera especial a partir del 15 de septiembre, coincidiendo con el cierre perimetral de la comunidad de Madrid, dada la cercanía con la provincia de Toledo, y a la que se han ido sumando más cierres perimetrales, incluido el de Castilla-La Mancha.

La caída de ingresos acumulada de este año 2020 se sitúa en una media cercana al 35% respecto a años anteriores. En estas fechas navideñas, en las que suelen ser habituales los desplazamientos, también se está comprobando este descenso respecto a otros años en las ventas de las estaciones de servicio, en especial los fines de semana, puesto que ahora solo se realizan los desplazamientos estrictamente necesarios.

Todo ello se ha traducido, como en otros muchos sectores, en la adopción de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTEs) y en algunos casos en despidos. Sobre esta cuestión, De Antonio señaló que todas las empresas están aplicando los ERTEs, pero censuró «el mal funcionamiento del sistema público de empleo» puesto que «hay gente que no está cobrando las prestaciones y no es culpa de la empresa, es del Gobierno».

El representante del sector explicó que la situación «ya era muy crítica antes» de la pandemia, por las obligaciones e inversiones a las que tiene que hacer frente, que hacen «que las cuentas de un negocio se vean seriamente comprometidas». «Si ahora le sumas esto, estamos en una situación de crisis», subrayó, incidiendo en que, pese a ello, en muchos casos este negocio es «la única forma de subsistencia de una sola familia» y por ello siguen adelante porque «no queda otra».

De Antonio subrayó que este sector «mueve mucha mano de obra» y trasladó la preocupación de los empresarios por cuestiones como la duración de la prolongación de los ERTEs,  los plazos de devolución de los créditos ICO mientras se mantenga una situación económica como la actual, y la «amenaza» de la subida del salario mínimo interprofesional, porque supone «más gasto para los empresarios y eso puede conllevar despidos».

Menos movimiento. Desde gasolineras ZOIL, confirmaron que «ha bajado bastante» la cifra de ingresos, situándose incluso en torno al 90% en la época del confinamiento domiciliario. Al reactivarse en verano se retomó la actividad habitual, si bien los cierres perimetrales han vuelto a dejarse notar en los ingresos de las gasolineras. En estas fechas las ventas son en torno a un 20% más bajas que otros años, lo que demuestra «que no está habiendo movimiento».

También se están notando cambios en los hábitos de los clientes, quienes ya no suelen llenar el depósito puesto que no van a realizar grandes desplazamientos y optan en su lugar por «echar lo mínimo». Ahora, en vez de llenar el depósito, recurren a echar «cinco o diez euros» de gasolina o diesel a sus vehículos.

Desde el sector confían en que, una vez se eliminen estos cierres perimetrales, suba de nuevo la venta de combustible, cuyo precio también ha ido oscilando en función de la pandemia. Así, «bajó bastante» en cierto momento del año, pero está de nuevo en una tendencia «al alza».

En las tiendas de las estaciones de servicio también se ha notado ahora un descenso de las ventas, si bien durante la época de confinamiento, dado el cierre de muchos establecimientos, se vendía mucho, «sobre todo alcohol».

Otro de los cambios en estos meses han sido los horarios, recortados por la falta de actividad, si bien ya se han normalizado.

También en la estación de servicio Cepsa Torrehierro I, su encargado, Francisco Vicho, confirmó que en su caso hay de igual manera una bajada de la actividad, de alrededor del 30% en cuanto a la venta de combustible respecto a otros años. Asimismo, han comprobado cómo se recorta el presupuesto a la hora de llenar el depósito, «sobre todo porque los trayectos son más cortos». Eso en el caso de los clientes particulares, ya que los profesionales no han cambiado el hábito, puesto que la gran mayoría, en especial los del sector de la alimentación, «siguen trabajando igual o más que antes».

La clientela es, ante todo, de Talavera y comarca, si bien es lo habitual en esta estación de servicio, donde han notado que llega menos clientela de fuera, sobre todo procedente de Madrid.

En cualquier caso, de momento el último trimestre de año «se está comportando mejor de lo que venía anteriormente, sobre todo respecto al segundo, cuando se cerró todo». Sin embargo, este mes «ha ido un poquito hacia abajo», quizá por esos cierres perimetrales.

En su caso, en la tienda, a diferencia de las del resto de estaciones de servicio de la zona, están subiendo las ventas de productos de primera necesidad sobre todo, algo que achacan al posible «miedo» de la gente a acudir a los supermercados.