Corchuela: el oasis de Oropesa sin un tirón en la hostelería

J.M.
-

El Ayuntamiento intentó sin éxito adjudicar este año la concesión del quiosco de esta pedanía, que languidece con 14 empadronados

Corchuela: el oasis de oropesa sin un tirón en la hostelería

Apenas cuatro familias viven diariamente en Corchuela, una pedanía de Oropesa cuya población languidece sin un revulsivo. «En verano se está genial. Hay cuatro o cinco grados menos que en Oropesaa y más zonas verdes y árboles», dice a este diario una vecina que lleva 23 años en este rincón de la comarca de La Campana de Oropesa. El Ayuntamiento publicó en febrero una concesión administrativa de uso privativo para el quiosco, pero sin éxito. El inmueble sigue cerrado, como desde 2017.

El Ayuntamiento de Oropesa advertía en la memoria justificativa la grave despoblación de este núcleo separado del casco urbano. Solo hay 14 empadronados, e incluso hace un tiempo llegaron a habitar la localidad apenas dos familias. «No hay tienda. Todo es en Oropesa. Es una lástima con toda la gente que había en Corchuela», recuerda esta vecina, que añora las exitosas fiestas populares.

El quiosco se encuentra en una zona de paso, junto a una carretera comarcal que comunica Oropesa con el límite de Ávila, concretamente con Candeleda, un municipio del valle del Tiétar muy concurrido durante los meses de verano. «La explotación de las instalaciones tiene un gran interés para el Ayuntamiento, precisamente por la dificultad de llevarlas a cabo y de encontrar adjudicatario, debiendo realizarse por personas que, conociendo la realidad, se propongan realizar una dinamización de la zona más allá de la simple explotación de un negocio de hostelería, para conseguir potenciar la actividad de forma que se consiga la afluencia de público y de rentabilidad económica», sugería el Consistorio en el documento. Sin embargo, el procedimiento quedó desierto, tal y como figura en la página de internet municipal.

Así, el Ayuntamiento de Oropesa, localidad que se encuentra a siete kilómetros de Corchuela, aclaraba que la realidad del procedimiento se iniciaba no por la existencia de un servicio público viable económicamente, sino por unas instalaciones sin uso por las que existía una persona interesada en llevar a cabo las actuaciones necesarias para su puesta en funcionamiento, potenciación y explotación económica», resaltaba.

El objeto de la concesión se refería a un bar con una superficie de 53 metros cuadrados, unos aseos de 20 metros cuadrados y un quiosco de 16 metros cuadrados. Más la terraza. Además, el área recreativa alberga un monumento a Fray Juan de los Ángeles, con quien la mística franciscana alcanzó su máximo exponente español de todos los tiempos.

un entorno agradable. «El entorno de La Corchuela es sumamente agradable, el arroyo de Alcañizo tiene sus riberas pobladas de grandes fresnos y alcornoques y si paseamos por sus orillas podemos toparnos con los venados que corretean por la finca de El Alcornocal», describe el investigador Miguel Méndez-Cabeza en la bitácora ‘La mejor tierra de Castilla’.

El Ayuntamiento, con unos 2.600 empadronados, imponía unas obligaciones mínimas de apertura, de viernes a domingo de verano, entre las 20 y las 23 horas. Asimismo, fijaba un canon como base a la licitación de 600 euros anuales. El plazo de utilización del bien de dominio público previsto era de dos años. Por acuerdo de las partes, se podía haber prorrogado la concesión por plazo de un año, hasta un máximo de seis años.

De esta manera, el quiosco sigue vacío y Corchuela, languideciendo. A la espera de una remontada en un paraje arrimado al frecuentado Valle del Tiétar.