Castilla-La Mancha es la reina del pistacho. En estos momentos la región representa ya el 81% de la superficie cultivada de pistacho en toda España, situándose como líder en continuo crecimiento de un cultivo que está yendo a más porque es rentable y cada vez con mayor aceptación por parte de los agricultores. Además se ha adaptado bastante bien a las condiciones de suelo y climatológicas de amplias zonas de la región.
Castilla-La Mancha es la región de España que concentra la mayor superficie de cultivo, con casi 38.000 hectáreas, de las 46.000 hectáreas nacionales. Un dato que año tras año se incrementa, tal como reflejan las estadísticas, habiendo pasado de las 6.000 hectáreas en 2015 a las casi 38.000 actuales. Destacan en cultivo las provincias de Ciudad Real y Toledo, con cerca de 12.300 y 10.700 hectáreas, respectivamente.
Se incrementa un 20% en solo un año. Según los datos del Centro de Investigación Agroambiental ‘El Chaparrillo’, uno de los centros dependientes del Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha, gestionado por la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, en 2020 se han plantado en la región 7.800 hectáreas, lo que ha supuesto un aumento de más del 20%, dos puntos superior a la media de aumento de plantación nacional, que se sitúa en un 18 por ciento de crecimiento con respecto a 2019.
Si Castilla-La Mancha es la región de Europa con mayor superficie, lo es también en mayor producción. Sin datos oficiales aún de esta campaña, se estima que en la región se recogerán alrededor de las 2.800 toneladas, frente a una previsión de 4.000 toneladas a nivel nacional.
Otro dato de relevancia acerca de este cultivo emergente, es que el 80% de las plantaciones de la región se desarrollan en secano y alrededor del 35% se mantienen en ecológico. El rendimiento medio (frutos secos al 6% de humedad y en cáscara) en secano, a partir del octavo año es de 1.000 kilogramos por hectárea al año. En regadío, a partir del sexto y hasta el décimo año, con un aporte de agua de 1.500 metros cúbicos por hectárea al año, el rendimiento medio es de unos 1.500 kilogramos por hectárea, y desde el décimo al vigésimo año, con 3.000 metros cúbicos por hectárea al año e 2.000-2.500 kilogramos por hectárea.