«La Justicia y las fuerzas de seguridad no dan protección»

M.G
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La presidenta de la Asociación de Mujeres 'María de Padilla' explica el trabajo psicológico y de asesoramiento que se realiza a diario y las necesidades que se detectan para luchar contra esta problemática. Pide más implicación a las administraciones

«La Justicia y las fuerzas de seguridad no dan protección» - Foto: Yolanda Lancha

Macarena sabe mucho de mujeres que sufren en sus casas, de amenazas a altas horas, de golpes sin más, de gritos  e insultos a puerta cerrada, de miedos, de desprotección, de terror, de dependencia emocional... Ha escuchado a muchas mujeres, desahogarse mirando de reojo por si acaso, intentando buscar ayuda y una salida. También conoce la desprotección a la que se enfrentan muchas veces cuando deciden denunciar la situación, los anuncios que parecen arreglarlo todo y aguantan tan bien en papel, y la dura realidad de un calvario que exige compromiso, entrega y mucha ayuda.

¿Cómo está trabajando la asociación este año con la pandemia? ¿Cómo están afrontando las víctimas de violencia de género la situación?

La pandemia nos ha pillado de improviso y ha habido que adaptarse a las circunstancias. Cuando llegó el confinamiento tuvimos claro que no podíamos dejar de atender a las mujeres que atendíamos habitualmente y a otras muchas que empezaban a  pedirnos ayuda telefónicamente, así que empezamos a establecer contacto con todas ellas por Skype, videollamadas o por teléfono. Había  dificultades porque las mujeres estaban encerradas conviviendo con los maltratadores y para ellas fue muy complicado ponerse en contacto con nosotras porque tenían que buscar cualquier momento en el que ellos salían de casa para llamar.

Los datos de los tribunales no indican un aumento de denuncias después del confinamiento aunque se decía que podía darse.

Se han incrementado las llamadas al 016, pero no las denuncias. En el confinamiento disminuyeron porque las mujeres no veían posibilidades de acercarse, a pesar de que se trataban de casos urgentes y era posible, por temor y no saber qué decir para poder salir de casa. En la asociación las llamadas aumentaron tras el confinamiento porque se había agravado la situación durante el encierro.

Según la memoria judicial de 2019, el 89% de las sentencias por violencia de género en Toledo son condenatorias. ¿Es un buen porcentaje? ¿Qué ocurre con el 11% restante?

A nuestra asociación acuden muchas mujeres que no han denunciado y algunas de las que sí lo hacen las retiran. Algunas de las sentencias de mujeres que han denunciado una violencia psicológica brutal, igual de destructiva que la otra aunque no resulte tan evidente, no han sido condenatorias. En los tribunales no hay sentencias por ejercer la violencia psicológica y ahí hay parte de ese 11% de sentencias absolutorias. Además, hemos tenido muchos casos en los que después de denunciar han retirado la denuncia porque tienen miedo y por una gran dependencia emocional hacia sus agresores.

¿Es necesario seguir trabajando con las víctimas para evitar que se retiren de los procedimientos judiciales o se nieguen a declarar? Esta dispensa es motivo de preocupación de jueces y fiscales desde hace tiempo.

Siempre se dice desde las instituciones y los medios, que hay que denunciar, pero nosotros somos muy prudentes con el tema. Es indiscutible que hay que denunciar si tu integridad física corre peligro, pero para poder hacerlo, salvo en casos inminentes, tienes que estar suficientemente preparada porque hay una serie de dependencias y un sentimiento de culpa brutal a la hora de denunciar, con lo que es necesario que tengan herramientas  para enfrentarse a este proceso y no echarse atrás. Cuando se echan atrás se da más fuerza al maltratador. Además, deben contar con la protección adecuada.

Hay muchas lagunas en la protección a las víctimas y se lleva visibilizando mucho tiempo.

No se sienten nada protegidas. Ahí están las cifras y muchas de las mujeres que han sido asesinadas tenían una orden de protección. Ni la Justicia, ni las fuerzas de seguridad están asegurando una protección real. También nos encontramos con juzgados que no ofrecen una respuesta adecuada. Hay que preparar más a las instituciones judiciales y a los agentes que intervengan en violencia de género porque nos encontramos barbaridades y burradas.

El ministro Grande-Marlaska ha anunciado que se van a introducir mejoras para proteger a las víctimas que no denuncian. ¿Cómo lo ve?

Es algo que llevamos peleando muchísimo tiempo. No sabemos cuándo lo van a hacer efectivo. Se contempla en papel, que lo aguanta todo, pero queremos que se haga realidad y que se pueda acceder a un juicio sin que haya denuncia previa porque denunciar para las mujeres es terrible. Es una posibilidad, pero de momento no se ha llevado a cabo.

También es llamativa la poca implicación familiar y la falta de denuncias por el entorno de las víctimas.

Sí, hay que trabajar en ello. En la asociación nos encontramos de todo, con mujeres que están muy protegidas en la familia y otras muy rechazadas por iniciar una denuncia contra el maltratador. Algunos familiares piensan que es mejor que se calle o no haga ruido y es fundamental también prepararlos y que sean conscientes de que es un problema real muy grave. También hay que sensibilizar y preparar a la sociedad para que llame a la policía si observa algo. No podemos permanecer callados y mirar para otro lado.

De los menores se habla poco y también son víctimas directas de la violencia y necesitan protección.

Los menores son las víctimas en la sombra, lo están viviendo en su casa, están aprendiendo actitudes y comportamientos y están desprotegidos. Muchos de estos niños son asesinados después de que sus madres hayan denunciado por venganza. En la asociación hemos asesorado a las madres para que los niños vayan al psicólogo porque tienen una vida distorsionada y destrozada.

¿Funciona el pacto de estado contra la violencia de género?

Está muy bien que hagan leyes y cuenten con expertos para redactarlas, pero después no se dotan de dinero. Y si se dotan, o no hay suficiente dinero o se emplea en otras cosas. Tenemos leyes estatales, autonómicas y locales s y el problema está ahí y las mujeres siguen desprotegidas. Tampoco  hay agilidad en los juzgados ni reinserción laboral. Cuando una mujer se encuentra sin recursos termina diciéndote que prefiere ser maltratada y que sus hijos coman.

Se habla desde hace mucho tiempo de un aumento de violencia entre menores, un asunto preocupante.

También lo trabajamos en la asociación. Solemos ir a los institutos a abordarlo. La violencia entre menores está creciendo de forma exponencial y es brutal lo que vemos. Muchas menores no son capaces de identificar la violencia verbal y los adolescentes tienen acceso a la pornografía desde los nueve años. Es necesaria una mayor implicación de todos y de las familias.

¿Qué le pide la asociación a las administraciones para 2021?

Una implicación real en el problema y que las leyes se apliquen en su justa medida. También que no se utilice la violencia de género como campaña electoral porque, en muchas ocasiones, la política se pone medallitas utilizando la lucha contra la violencia de género pero no hay una lucha efectiva. Necesitamos que se lo crean de verdad. Siento decirlo así, pero quienes trabajamos con estas mujeres lo vemos. Tienen que tomar conciencia real porque están asesinando mujeres continuamente y las que conservan la vida viven un auténtico infierno. Nos queremos vivas y libres.