«Humanamente estamos mejor aunque el mundo se ha roto»

M.G
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El Padre Ángel ofrece una conferencia, dentro del ciclo programado por Fedeto, para explicar su experiencia en estos meses de pandemia, abordar la situación social y ahondar en la solidaridad. Asegura que el pueblo «está unido contra el virus»

«Humanamente estamos mejor aunque el mundo se ha roto»

«Vivimos en un mundo precioso y la solidaridad está a flor de piel». Así comenzó esta mañana el padre Ángel su conferencia dentro del ciclo organizado por Fedeto en su XXIV edición de los Galardones Empresariales. En estos momentos de incertidumbre económica, la invitación a este conocido sacerdote, presidente fundador de Mensajeros de la Paz, enriquece una curiosa iniciativa para impulsar estos premios a pesar de las restricciones sanitarias de la mano de ponentes que aportan su experiencia y sus vivencias en un año complicado.

El padre Ángel, un famoso sacerdote muy ligado a los medios de comunicación, centró su intervención en la solidaridad y en las necesidades que está dejando a su paso el coronavirus. «Hoy estamos mucho mejor humanamente que hace doce meses aunque el mundo se ha roto». En este sentido, reconoció que no ha perdido el optimismo a pesar de las dificultades y de las situaciones críticas derivadas de la pandemia y recordó que  ya lo escribió hace un par de años en su libro ‘Un mundo mejor es posible: Cómo podemos ayudar a los más desfavorecidos’ porque la solidaridad aparece «cuando hay dificultades». Cuando salió publicado, al sacerdote se le tildó de «optimista», pero él mismo insiste en que  el pueblo «ha demostrado que está unido» para luchar contra el virus y es necesario continuar arrimando el hombro para rebajar los niveles de pobreza, ya que en estos momentos «hay un 18% de población en riesgo de exclusión».

El padre Ángel repasó su trayectoria con Mensajeros de la Paz en países en vías de desarrollo, las hambrunas, el déficit sanitario y las dificultades para acceder a tratamientos farmacológicos que comprometen la vida de niños y de adultos si no se administra. También aludió a la actividad de su querida parroquia de San Antón, esa iglesia abierta 24 horas para los que  más lo necesitan, y apuntó que desde hace unos meses acuden a la organización empresarios que han estado destinando ayudas en los últimos años y ahora se ven obligados a pedirla por la situación económica.

El padre Ángel habló una vez más sin adornar su oratoria. Aseguró que las administraciones se están esforzando para cubrir la demanda social, pese a que los recursos son limitados, y las organizaciones del Tercer Sector, como Mensajeros de la Paz, fundada hace más de 60 años, «llegan ahora a más personas».

Además, el Padre Ángel siente «que somos buenos y solidarios», aunque reconoció que cuando hay abundancia y la situación económica va bien cuesta más ser solidarios y ponerse en el lugar de las personas más vulnerables. En relación a los empresarios, su consejo para estas Navidades es que compartan con sus trabajadores. En este caso, el sacerdote apunta que la solidaridad no siempre va ligada a la ayuda económica, también a la generosidad con los más próximas, a la escucha, al abrazo, a preocuparse por los demás, compartir y huir de «protagonismos».

Por otro lado, quiso dejar claro que en estos meses se habla mucho de los motivos y del origen de la pandemia, «pero no se trata de un castigo divino por maltratar la naturaleza» como se escucha. En este caso, recordó la bondad de Dios e insistió en que se trata de «gajes del oficio» y ya ha ocurrido en el pasado con otras muchas enfermedades.

El padre Ángel no para a diario y su móvil suena muy a menudo, incluso durante la hora que duró su intervención en el ciclo de conferencias de Fedeto. Ni siquiera estuvo relajado durante los dos meses de confinamiento, ya que el avance de la pandemia complicó también la gestión de todos los recursos, incluidas las residencias, que lleva Mensajeros de la Paz. Si bien, el sacerdote mira ahora a las Navidades con su característica positividad y confía en que los más necesitados acudan a la parroquia de San Antón para recoger una bolsa con alimentos para compensar esa tradicional cena de Nochebuena que el virus impide celebrar por seguridad.

«También los Reyes Magos llegarán, con mascarilla». El padre Ángel está acostumbrado a pedir para los demás y ahí no calla, y no suele pedir regalos, pero este año quiere otra bufanda roja, como la que luce habitualmente y tantos comentarios desata, porque abriga y le viene «muy bien».