Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


El arte de negociar

24/09/2021

Forma parte del juego de toda negociación: se hacen notar las diferencias antes que las concordancias para poder presionar a tu interlocutor. Ya habrá tiempo de suavizar las posiciones, que cuando se tiene encima el peso de la fecha límite se suele ser más sensible a hacer concesiones. Y me refiero a todas las partes.
Apenas ha comenzado esa negociación en el caso de los presupuestos generales del Estado, y los partidos de la coalición ya han manifestado su lejanía desde el punto de partida. Es el momento de pedir, de reivindicar, de exigir llegado el caso. Pero de ahí a pensar que no habrá forma de articular unas cuentas que puedan salir adelante en el Congreso de los Diputados va un paso.
No cabe duda de que los nacionalistas e independentistas intentarán sacar hasta los ojos al Ejecutivo, porque si además de llevarse una buena parte del pastel pueden evidenciar la debilidad del presidente del Gobierno será un trofeo a exhibir en su territorio, es decir, en su comunidad autónoma.
Pero las declaraciones de esta semana de las ministras Ione Belarra y Yolanda Díaz –ambas junto a Irene Montero como las principales representantes de Podemos en el Gobierno–, sobre esa distancia que existe con el principal partido que sustenta la coalición, el PSOE, no es más que la necesidad de señalar el punto de partida. Marcar la raya en el suelo que indica la linea de salida en la negociación.
Pero dudo mucho que se trate de una declaración de guerra. Sí, hay mucho que negociar aún, pero es más lo que tiene que perder el partido que quiere albergar lo poco que queda de aquel espíritu del 15M si rechaza los presupuestos que si los aprueba y permite que el Gobierno mantenga la estabilidad hasta el final de la legislatura. Antes tenían las calles, que no es poco, pero ahora tienen ministerios y una vicepresidencia, lo que les permite poder decidir y legislar. Tienen el salario mínimo, las pensiones, la negociación colectiva… Y ese es un poder al que no podrán renunciar. Sí, ya lo sé, Pablo Iglesias dejó una vicepresidencia y ahora va de tertuliano por ahí, pero no es lo mismo.
La verdad es que a medida que digo esto e intento justificar que no hay nadie en el Gobierno que no quiera aprobar los presupuestos y dar por concluida la legislatura de forma prematura, pienso también que los años que nos ha dado la política en el último lustro han sido de todo menos predecibles. Desde la conjura en el PSOE para derrocar a Pero Sánchez, su expulsión del ‘aparato’ para regresar después como resucitado de sus cenizas, hasta elecciones repetidas, y una exitosa moción de censura contra todo pronóstico. Así que nada, olviden todo lo que me han leído, porque de aquí a que se terminen de negociar las cuentas del Estado puede pasar cualquier cosa. Y solo tenemos una certeza: Pedro Sánchez ha salido airoso de todas ellas.