«A los profesores los ha mandado a la guerra sin armas»

M.G
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Los sindicatos piden a la Junta más información, más profesores y facilidades de conciliación. STEy ANPE critican la falta de medios personales y materiales en algunos centros y los cambios de protocolo sin una explicación «buena, clara y sencilla»

El curso escolar comenzó el pasado 9 de septiembre. - Foto: Yolanda Lancha

El inicio del curso escolar no está siendo fácil en Toledo debido a la covid-19, a la incertidumbre que general la pandemia en general y los cambios de planes de la administración para ir adaptándose y mantener la educación presencial.

La última vuelta de tuerca acaba de llegar con el nuevo protocolo sanitario que apunta que no se aislarán las clases al completo cuando se produzca un contagio, únicamente al positivo, sea alumno o docente, salvo que se produzca un rebrote en el aula. En este caso,  Pedro Ortega, portavoz de STE-CLM en Toledo, subraya «la tensión» que está acumulando el profesorado y los equipos directivos en los centros escolares de Primaria y Secundaria ante los cambios normativos, las medidas sanitarias y la situación que provoca una pandemia de estas características a pesar de que llevan preparando los centros todo el verano.

Desde el sindicato piden a la Junta «más información» y, sobre todo, concreción porque buena parte del profesorado aún no conoce el nuevo protocolo y esta situación produce «mucha incertidumbre». Ortega alaba el esfuerzo de la plantilla docente, pero cree que la administración «ha hecho su trabajo a medias porque todavía algunos centros no cuentan con el personal de refuerzo prometido ni con los medios tecnológicos que se anuncian, ordenadores y tablets, por si la educación presencial cede el testigo la virtual si continúa avanzando la epidemia.

«Se nos ha mandado a la guerra sin armas y al final se nos ha puesto a los pies de los caballos», lamenta Julio César Casarrubios, presidente provincial de ANPE en Toledo. Asegura que se trata del cuarto cambio en el protocolo y entiende que las modificaciones crean «mucha incertidumbre» en los centros educativos porque, entre otras cosas, los docentes no son expertos en salud, pero están asumiendo «el papel de enfermeros» sin que les corresponda cuando lo lógico, en su opinión,  sería contar con personal de enfermería en colegios e institutos como ocurre en Canarias o Andalucía.

Casarrubios alerta del aumento de positivos  en el profesorado de Educación Infantil, puesto que no es obligatorio que el alumnado lleve mascarilla, aunque en muchos centros trabajan para que los niños de 4 y de 5 años la lleven el mayor tiempo posible en las aulas. «Pero los de tres años no la llevan porque son muy pequeños y encima hay 25 niños por clase, un número muy alto que facilita el contagio».

«La falta de inversión» es otra importante carencia en el ámbito educativo. Ambos sindicatos comparten la opinión porque llevan años planteando la problemática de falta de medios personales y materiales en los centros educativos de Toledo.

En este sentido, Ortega observa un déficit importante de docentes en Secundaria, motivo por el cual el Gobierno ha abierto la mano permitiendo dar clase sin el master de profesorado obligatorio, una decisión llamativa, en su opinión, «que se salta la Lomce y exigía una negociación previa, y pide más agilidad a la hora de sustituir al profesorado de baja por Covid o cualquier otro motivo. En cambio, Casarrubios apunta la preocupación de ANPE por el déficit de docentes y tiene claro que la Junta no ha contratado a esos 3.000 profesores que está publicitando porque en muchos centros «faltan docentes en Infantil y Primaria y se están recortando los refuerzos en el personal de orientación a pesar de que es muy necesario». Por eso, el sindicato exige información a la administración.

conciliación. Ambos sindicatos explican «la tensión» del profesorado con hijos respecto a las cuarentenas en el domicilio, puesto que no hay ningún tipo de facilidad para quedarse en casa si Sanidad confina por precaución un aula con más de un positivo, por ejemplo.Tanto Ortega como Casarrubios piden una buena regulación.