Accesibilidad contra accesibilidad

F. J. R.
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La construcción de un ascensor exterior, según contempla la ordenanza de accesibilidad, se come toda la acera de la calle Martínez Simancas, bloqueando el paso y obligando a los peatones a tener que exponerse al tráfico de vehículos

Solo se puede cruzar si los coches aparcan en paralelo, si lo hacen en batería los peatones tienen que exponerse al tráfico - Foto: Yolanda Lancha

Los vecinos de la calle Martínez Simancas no salen de su asombro. Hace tiempo concluyeron las obras de construcción de un ascensor exterior anexo a un bloque de pisos; concretamente, en el número uno. Se trataba de una instalación necesaria que se contempla para los viejos edificios que carecen de ascensor, la mayoría de los construidos antes de los años sesenta, y que cuentan con propietarios o inquilinos con dificultades en la movilidad. Por ello, hace años el Ayuntamiento de Toledo aprobó una ordenanza de accesibilidad que permite construir ascensores pegados a las fachadas, colocándolos sobre suelo público para dar servicio a una comunidad de propietarios.

El barrio de Palomarejos, por el envejecimiento de su parque de viviendas, es uno de los que cuenta con más ejemplos de estos ascensores exteriores. Ya hay varios colocados, pero ninguno de una forma tan peculiar como el de Martínez Simancas.

Se trata de una calle que desemboca en la avenida de Barber, entre el cuartel de la Guardia Civil y el hospital Virgen de la salud. Es una zona muy transitada a diario y la población residente es, en su mayoría personas, de avanzada edad y movilidad reducida.

El ascensor tiene toda la justificación del mundo, lo que no la tiene es que para levantarlo se hayan comido toda la acera y cegado el paso a los peatones por ese lado de la calle sin dar una alternativa accesible de paso.

La estructura por la que sube y baja el ascensor sobrepasa el ancho de la acera, y se mete bastantes centímetros en zona de aparcamiento. Los coches, una vez se retiraron las vallas de obra y protecciones, comenzaron a aparcar allí, obligando a las personas a meterse en el paso de vehículos si quieren sortear el hueco del ascensor.

Nadie se explica por qué no se ha construido un tramo de acera rodeando el ascensor para que se mantenga la accesibilidad. En su lugar, los peatones tienen que bajar un escalón pronunciado y andar por la zona donde circulan los vehículos.

Hace cuestión de días casi sucede una tragedia. Un señor mayor procedió a esquivar la estructura y a punto estuvo de ser atropellado por un coche.

Los vecinos no entienden que la obra se haya terminado así, y confían en que el Ayuntamiento contemple el ampliar la acera. Además, en el caso de que se vaya a recuperar la accesibilidad de esa tramo de la calle, solicitan que mientras tanto se instalen unas vallas para que no aparquen allí vehículos en ese pequeño tramo y puedan andar sin peligro.